*Por Ángel Rico
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Me
comentan que en el Gobierno de España,
están festejando en exceso que nuestro país haya ganado, en tercera ronda, por 132 votos a favor, frente a 60 votos en contra, que fueron favorables a
Turquía, entrar en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembro no
permanente. Por ello, los discursos del Presidente
del Gobierno, y del Ministro de
Exteriores fueron, a mi juicio, carentes de realismo. Rajoy, calificó el hecho como “una noticia excelente” tal
designación que, a su juicio, revela la confianza que la comunidad
internacional tienen en España; y Margallo, de una forma impertinente
comentó que: “Turquía sabe que desde
este momento puede estar segura de contar con la colaboración leal y
constructiva de España”. Colaboración
“leal y constructiva” ¿Para qué?
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La
realidad de los hechos, y los comentarios al respecto, dejarán anonadado a
cualquier observador independiente, como un servidor, que se pregunte: --¿Qué
puede aportar para la Seguridad Mundial un país,
como España, que es incapaz de
impedir que, en su propio territorio, una parte del Estado se rebele contra el propio Estado? Un país donde, las leyes y las sentencias de los tribunales
no se cumplen, por el Estado, en una
parte del propio Estado. ¿Qué puede
aportar, de acuerdo al artículo 23 de la Carta de Naciones Unidas, y en relación a la
“paz y la seguridad internacionales” un país, como España, incapaz de hacer cumplir la Ley en
su propio territorio?
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Y
una vez, dicho esto, surge otra pregunta: --¿Qué puede hacer España, por la “paz y la seguridad
internacionales” dentro de un conjunto de países donde en 2015 estarán, los
poco democráticos, Venezuela, Chad,
Jordania, Nigeria, Angola, Malasia, y los ejemplares, Nueva Zelanda, Chile y
Lituania, junto a los países permanentes, y con derecho de veto, China,
Francia, Reino Unido, Rusia y
Estados Unidos?--. Lo que nos lleva a la respuesta: --Está bien formar
parte del Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, si las Naciones
Unidas fuesen una organización ejemplar; lo que actualmente no es así.
Sería razonable, si España tuviese
capacidad de liderazgo. Pero --¿Cómo puede liderar el mundo, quién no es capaz
de liderar las soluciones para su propia Nación?
¿Para qué tanto esfuerzo?
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Esas
preguntas, son las que se hacen los ciudadanos normales, al comprobar lo que
ocurre a su alrededor. Generalizándose la opinión de que: --el sistema político
que conocemos debe ser cambiado de forma urgente--. Es inadmisible, que la
“casta” tenga diversas varas para medir. Una para lo que les afecta a los
miembros de la “casta” y otra, más exigente, para el resto de contribuyentes.
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La
miopía arbitraria llega a tal extremo que los partidos políticos son incapaces
de admitir que: --cabe la posibilidad, de que alguno de sus dirigentes no sea
ejemplar--. De ahí que resulte tan extraordinario, escuchar opiniones, sobre
que esta o aquella actitud de un representante político es inadmisible, como ha
ocurrido con el, Consejero de Sanidad de
la Comunidad
de Madrid, el impresentable, Javier
Rodríguez, por sus palabras en relación a la auxiliar de enfermería,
contagiada por el ébola, Teresa Romero:
--“No hace falta hacer un máster para ponerse el traje”--. Y donde solo unas pocas voces valientes,
dijeron: --“Me parecen totalmente desafortunadas las palabras del Consejero”;
opinando que debería dimitir.
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Esas
personas normales, emitieron opiniones normales, que fueron criticadas por la
claque de la “casta” más impresentable del partido que apoya al Gobierno.
Acólitos que desconocen que, en la cosa pública, si no se hace un esfuerzo para
diferenciar a los buenos de los malos, la ciudadanía acabará considerando que,
todos son iguales; es decir, malos. Lo que sería una injusticia.
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Ante
esta actitud tan distante, la ciudadanía comenta el caso de: --Las bombas
atómicas que cayeron en Palomares
(Almería), el 17 de enero de 1966, cuando un bombardero y un avión nodriza
de la Fuerza Aérea
de EE.UU. colisionaron y de ellos
cayeron cuatro bombas atómicas. Tres en tierra y la cuarta en el mar, donde el
rescate se convirtió en una cuestión de Estado.
Y donde el embajador de Estados Unidos
junto con el, entonces, ministro de Información
y Turismo, Manuel Fraga, se zambulleron en la playa donde cayeron las
bombas, para demostrar que no había peligro de radioactividad--. Aquellas
fotos, de Fraga en “meyba” dieron la
vuelta al mundo.
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Hoy,
el impresentable, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, junto con el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, deberían
predicar con el ejemplo y: --personarse en el hospital de Teresa Romero, para proceder
a desinfectar los espacios que hayan sido utilizados por el equipo médico en la recuperación de la
enferma, frente al maldito ébola. Así, predicarían con el ejemplo, demostrando
que “no hace falta un master para equiparse a la hora de combatir el virus”.
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La
pregunta --¿Para qué?—tiene sentido
cuando hay que responder a la actitud que se ha de desarrollar en cada momento,
liderando o no, ora el Gobierno de
España; ora un gobierno regional; ora el puesto en el Consejo de Seguridad de la
ONU; ora la
Consejería de Sanidad, de un gobierno autónomo;
ora el liderazgo de un partido político.
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Siendo de aplicación aquello que dijo, John Steinbeck: --No hay preguntas
desagradables, excepto las que vienen envueltas en condescendencia--.
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…He dicho!
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*Es
Presidente del Instituto Hispano Luso