*Por Ángel Rico
La situación económica y financiera del mundo, está obligando a que muchas de las desviaciones de algunas sociedades, producidas por una sucesión de errores en el rumbo cometidos en el pasado, tendrán que ser corregidas de forma urgente y traumática, para adaptarse a la realidad económica y financiera de cada caso. Por ejemplo, los griegos han tenido que asumir que es inviable que puedan seguir alcanzando la jubilación laborar a los 52 años. Italia y Portugal subieron los impuestos y despidieron empleados públicos. En España se recortaron las pensiones y los salarios de los funcionarios, ampliándose la edad de jubilación a los 67 años y algunas comunidades autónomas, como Cataluña, han cerrado plantas de hospitales y quirófanos, aminorando las ayudas a los enfermos dependientes. Todo ello para equilibrar las cuentas públicas, porque lo que nadie discute es que: “no hay dinero”.
Es decir, la crisis económica y financiera mundial, se pretende corregir con la eliminación de gastos improductivos. Lo que está llevando a que los contribuyentes se pregunten si hay otros gastos que debieran ser eliminados, antes que los gastos sociales como sanidad y educación.
Y llegados a este punto, respetado lector, tengo que hacerle partícipe de que una gran parte de la sociedad alemana, holandesa y británica, entre otros, están dirigiendo sus miradas inquisitoriales a: “las ayudas derivadas de la Política Agrícola Común (PAC)” preguntándose si --¿es razonable dedicar anualmente la gran cantidad de fondos públicos a mantener artificialmente algunos sectores agrarios?
Y esta es una cuestión que mas temprano que tarde habrá que afrontar. No es posible mantener la creencia entre los agricultores de que las ayudas (7.500 millones de euros al año en España) que reciben algunos sectores, se mantendrán indefinidamente. Alguien, desde la cúpula del gobierno de España, tendrá que empezar a informar de la realidad que acabará llegando.
En estos días de vendimia, en el sector vitivinícola, estamos viendo el conflicto real, entre los “muchos” productores de uva y los “pocos” vendedores de vino. Los primeros reivindican un precio por toda su uva, que los segundos no están dispuestos a pagar. Es el pico del iceberg, de la realidad vitivinícola actual.
.
Y eso ¿por qué? Respuesta: --Porque cada año la producción de uva es mayor y el consumo de vino es menor. Y no se puede pretender mantener la rentabilidad de la producción mediante, las ayudas escondidas en la sucesión de subterfugios legales ocultos en la letra del Reglamento (CE) 479/2008 del Consejo por el que se establece la OCM vitivinícola. Habrá que replantearse la necesidad de dedicar fondos públicos a un sector que, año tras año, tiene un desfase mayor entre producción y consumo.
Desde que los griegos clásicos nos hablaron de Dioniso, o Baco en griego antiguo, nos enseñaron que el vino estaba en el mundo, para ser consumido por los humanos. La leyenda cuenta que Zeus tomó al infante Dioniso y lo puso bajo la tutela de las ninfas de la lluvia de Nisa, que lo criaron en su infancia y niñez. Cuando Dioniso creció, descubrió la cultura del vino y la forma de extraer su precioso jugo; y luego las propiedades de su zumo fermentado. Desde entonces existe el comercio vinícola, para satisfacer las necesidades del mercado que lo bebe.
Cuando, un servidor de ustedes, era miembro del Comité Consultivo Vitivinícola de la CEE (1986-1993) España producía 38 millones de hectolitros y consumíamos 22 millones de hectolitros, y había que reivindicar ayudas para eliminar aquellos 16 millones de hectolitros excedentarios. Introduciendo las ayudas a las destilaciones “obligatorias” y “voluntarias”, al “almacenamiento”, a la “exportación”, etc.
La realidad de hoy, 2011, es que la producción, en España, supera los 42 millones de hectolitros y el consumo está por debajo de los 16 millones. Por tanto, con el tiempo se ha pasado de los 16 millones de excedentes de entonces, a los 26 millones de excedentes de ahora. El “Observatorios Español del Mercado del Vino” en su informe del 18 de julio de 2011, reconoce que en el caso de las ventas, se puede observar, que han aumentado en la mayoría de los países analizados, con Alemania (3,6%) y Francia (3,1%) a la cabeza y con la excepción de España que cae un -7,9%.
Es imposible seguir manteniendo con fondos públicos un sector, cuyo desfase entre producción y consumo, cada vez es mayor. El sector vitivinícola está obligado a adecuar la producción al consumo. No quererlo admitir acabará forzando la lección que, de forma traumática, han aprendido los griegos: es improcedente “jubilarse a los 52 años” y “mantener un sector que produce 42 y consume solo 16 millones de hectolitros”. Los contribuyentes europeos, en general, y los españoles en particular, no admiten que mientras ellos tienen que sufrir recortes en aspectos sociales, haya que dedicar fondos públicos a un sector profundamente excedentario.
María Dolores de Cospedal, Presidenta de Castilla-La Mancha, región que produce la mitad del vino de España, tiene la indelegable responsabilidad política de planificar la forma de ir mentalizando a este sector, de que “no es posible mantener, hasta el infinito, las ayudas a una realidad que no busca adecuar la producción al consumo real”.
…He dicho!
*Es Presidente del Grupo de Empresas Agrarias (GEA)
La situación económica y financiera del mundo, está obligando a que muchas de las desviaciones de algunas sociedades, producidas por una sucesión de errores en el rumbo cometidos en el pasado, tendrán que ser corregidas de forma urgente y traumática, para adaptarse a la realidad económica y financiera de cada caso. Por ejemplo, los griegos han tenido que asumir que es inviable que puedan seguir alcanzando la jubilación laborar a los 52 años. Italia y Portugal subieron los impuestos y despidieron empleados públicos. En España se recortaron las pensiones y los salarios de los funcionarios, ampliándose la edad de jubilación a los 67 años y algunas comunidades autónomas, como Cataluña, han cerrado plantas de hospitales y quirófanos, aminorando las ayudas a los enfermos dependientes. Todo ello para equilibrar las cuentas públicas, porque lo que nadie discute es que: “no hay dinero”.
Es decir, la crisis económica y financiera mundial, se pretende corregir con la eliminación de gastos improductivos. Lo que está llevando a que los contribuyentes se pregunten si hay otros gastos que debieran ser eliminados, antes que los gastos sociales como sanidad y educación.
Y llegados a este punto, respetado lector, tengo que hacerle partícipe de que una gran parte de la sociedad alemana, holandesa y británica, entre otros, están dirigiendo sus miradas inquisitoriales a: “las ayudas derivadas de la Política Agrícola Común (PAC)” preguntándose si --¿es razonable dedicar anualmente la gran cantidad de fondos públicos a mantener artificialmente algunos sectores agrarios?
Y esta es una cuestión que mas temprano que tarde habrá que afrontar. No es posible mantener la creencia entre los agricultores de que las ayudas (7.500 millones de euros al año en España) que reciben algunos sectores, se mantendrán indefinidamente. Alguien, desde la cúpula del gobierno de España, tendrá que empezar a informar de la realidad que acabará llegando.
En estos días de vendimia, en el sector vitivinícola, estamos viendo el conflicto real, entre los “muchos” productores de uva y los “pocos” vendedores de vino. Los primeros reivindican un precio por toda su uva, que los segundos no están dispuestos a pagar. Es el pico del iceberg, de la realidad vitivinícola actual.
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Y eso ¿por qué? Respuesta: --Porque cada año la producción de uva es mayor y el consumo de vino es menor. Y no se puede pretender mantener la rentabilidad de la producción mediante, las ayudas escondidas en la sucesión de subterfugios legales ocultos en la letra del Reglamento (CE) 479/2008 del Consejo por el que se establece la OCM vitivinícola. Habrá que replantearse la necesidad de dedicar fondos públicos a un sector que, año tras año, tiene un desfase mayor entre producción y consumo.
Desde que los griegos clásicos nos hablaron de Dioniso, o Baco en griego antiguo, nos enseñaron que el vino estaba en el mundo, para ser consumido por los humanos. La leyenda cuenta que Zeus tomó al infante Dioniso y lo puso bajo la tutela de las ninfas de la lluvia de Nisa, que lo criaron en su infancia y niñez. Cuando Dioniso creció, descubrió la cultura del vino y la forma de extraer su precioso jugo; y luego las propiedades de su zumo fermentado. Desde entonces existe el comercio vinícola, para satisfacer las necesidades del mercado que lo bebe.
Cuando, un servidor de ustedes, era miembro del Comité Consultivo Vitivinícola de la CEE (1986-1993) España producía 38 millones de hectolitros y consumíamos 22 millones de hectolitros, y había que reivindicar ayudas para eliminar aquellos 16 millones de hectolitros excedentarios. Introduciendo las ayudas a las destilaciones “obligatorias” y “voluntarias”, al “almacenamiento”, a la “exportación”, etc.
La realidad de hoy, 2011, es que la producción, en España, supera los 42 millones de hectolitros y el consumo está por debajo de los 16 millones. Por tanto, con el tiempo se ha pasado de los 16 millones de excedentes de entonces, a los 26 millones de excedentes de ahora. El “Observatorios Español del Mercado del Vino” en su informe del 18 de julio de 2011, reconoce que en el caso de las ventas, se puede observar, que han aumentado en la mayoría de los países analizados, con Alemania (3,6%) y Francia (3,1%) a la cabeza y con la excepción de España que cae un -7,9%.
Es imposible seguir manteniendo con fondos públicos un sector, cuyo desfase entre producción y consumo, cada vez es mayor. El sector vitivinícola está obligado a adecuar la producción al consumo. No quererlo admitir acabará forzando la lección que, de forma traumática, han aprendido los griegos: es improcedente “jubilarse a los 52 años” y “mantener un sector que produce 42 y consume solo 16 millones de hectolitros”. Los contribuyentes europeos, en general, y los españoles en particular, no admiten que mientras ellos tienen que sufrir recortes en aspectos sociales, haya que dedicar fondos públicos a un sector profundamente excedentario.
María Dolores de Cospedal, Presidenta de Castilla-La Mancha, región que produce la mitad del vino de España, tiene la indelegable responsabilidad política de planificar la forma de ir mentalizando a este sector, de que “no es posible mantener, hasta el infinito, las ayudas a una realidad que no busca adecuar la producción al consumo real”.
…He dicho!
*Es Presidente del Grupo de Empresas Agrarias (GEA)
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