miércoles, 1 de mayo de 2013

Nunca hay que pactar con el error

*Por Ángel Rico
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En una reunión de trabajo con varios altos (muy altos) ejecutivos de empresas de construcción y servicios, --del IBEX35--, en relación a un proyecto internacional en estudio, en un momento dado, el interlocutor de mayor rango dijo, (cito textualmente): --¿Cuándo va a asumirse en “tal” partido político que “la responsabilidad de la dirección del mismo, debe ser algo más que tener derecho a que, al llegar a la sede del partido, los funcionarios, en posición de firmes, le presenten (armas) grapadoras y bolígrafos”? – (sic)
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Esta visión independiente de la actividad política de la casta, desde la perspectiva de las empresas que crean empleo y aportan al PIB nacional, es la evidencia más palpable de que la endogámica estrategia política debe ser rediseñada. Bastantes de los asuntos que distraerán la atención del contribuyente, y tendrán ocupada a la justicia, estarán derivados de una deficiente dirección de los partidos políticos, en general y, del que más poder ha tenido en democracia, en particular.
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Coger, con mayoría absoluta, el relevo del gobierno, prometiendo a los electores que se hará lo que es necesario hacerse, y una vez que se gobierna, hacer lo contrario de lo prometido, --contrariando a propios y a extraños--, es el inicio del preludio para el retorno hacia la oposición. No ver tal realidad demuestra, claramente, la miopía de quienes están temporalmente en el gobierno, perdiendo la oportunidad de construir parte del futuro, por la incapacidad personal de actuar liderando los cambios que deben hacerse. Ocupar esos cargos es el único fin personal de estos burócratas de partido, y no el medio para hacer política. Lo importante fue llegar ahí, impidiendo que lo hicieran otros, --previsiblemente con más capacidad para liderar a ciudadanos normales, con problemas normales que debieran solucionarse  con normalidad--. Y una vez ahí, impedir que otros les sustituyan, en esos puestos. ¿Y después que? – Después, ¡nada!
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Lo que no se entiende es: --¿por qué tanto empeño en pasar a la historia como responsables de la indolencia gubernamental que frenó el desarrollo socio económico de dos generaciones? Pecando de exceso de soberbia y de falta de ambición.
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Los hechos están demostrando que hay dos tipos de ciudadanos; los que viven en el mundo real y, aquellos otros que viven en otro submundo falsificado, con integrantes que hablan otro lenguaje, tienen otros principios, otros valores, demasiados rendibúes  y muy poca sinceridad. Y en una realidad así, es imposible aplicar soluciones reales, a los problemas reales, dificultándolo todo más de lo conveniente.
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Hay demasiados culpables en esta cruda realidad; primero, los políticos (de ambos sexos) por sus acciones y omisiones, y después, los incondicionales silentes, que prefieren el mutismo ante sus dirigentes, que decirles la verdad. Un error lo comete cualquiera, pero Confucio, dijo: --“El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor”— Hay que tener claro que, los malos resultados de los gobiernos de España y de Castilla-La Mancha, no solo perjudican a quienes somos leales con la crítica hacía los dirigentes equivocados; también, perjudicarán a  aquellos prosélitos que: --no quieren ver la realidad, que miran para otro lado cuando el subconsciente se rebela, y que eliminan de sus amistades a quienes alzan la voz que, por cobardía, ellos no utilizan --.
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“Son preferibles los errores del entusiasmo que la indiferencia de la sabiduría”, nos enseñaron los mayores; de igual forma que nos instruyeron en que: --el hábito no hace al monje--, ergo, ser abogado del Estado no significa saber como crear empleo, o dicho de otra forma: --si con el reconocimiento de tan alta función, se dificulta la creación de empleo por parte de iniciativas privadas ¿para qué sirve ser abogada del Estado?--  A las pruebas de los datos oficiales de Castilla-La Mancha, me remito.
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Lo mínimo que se debería hacer, cuando los resultados políticos son tan mediocres, es cambiar de equipo. Empecinarse, en sostenella y no enmendalla, pone de manifiesto que los resultados del futuro, serán similares a las secuelas del pasado. Luego entonces ¿Por qué seguir creyendo en quienes están demostrando no ser merecedores de tal confianza? ¿Si un dirigente político no cambia el equipo que lastra el desarrollo de una sociedad, la responsabilidad no será de los componentes de ese, manifiestamente mejorable, equipo, sino de quien pudiendo solucionarlo, no lo solucionó—
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Lo peor de todo, no es tener al timón de un gobierno anodino, a alguien que se conforma con  pueriles resultados; lo grave es que esa misma persona también esté al mando del partido político mayoritario. Lo mínimo necesario es: --que sepan que, nosotros los independientes,  lo sabemos--.
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…He dicho!
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*Es, Presidente del Instituto Hispano Luso

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