*Por Ángel Rico
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Es
una práctica habitual que, los políticos quieran hacer leña del árbol caído;
tratando de capitalizar, no las ideas propias (que sería lo lógico), sino los
males ajenos. Ya ocurrió con el “brote de legionela en Manzanares (Ciudad Real)” que afectó a doscientas personas y donde
“la mala sombra de algunos dirigentes del PP,
esperaba (la sombra) que los afectados fuesen, y fuesen, en aumento para
utilizarlo políticamente contra el PSOE”
(Familiar directo de uno de los afectados dixit). Donde la retahíla popular
consistía en promulgar, como si de un rosario se tratase: --van 123 casos,
cuando ayer solo había 119; …van 158 casos y ayer había 141, etc.—En lugar de
ponerse, como partido que dirige el Gobierno
de España, a disposición de las autoridades locales y regionales, para
aportar la ayuda que fuese pertinente--. ¡No, en aquel caso, no! Esperando que
“ocurriese algo trágico para zaherir con ello al partido gobernante”. Lo dicho,
una situación emética y sonrojante, donde importaba más desgastar al contrario,
que la salud de los cientos de afectados, por la bacteria “legionella pneumophila”.
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Con
el incendio del mayor “cementerio, ilegal, de neumáticos usados de Europa” (11 hectáreas de
peligrosísimos residuos derivados del caucho) en Seseña (Toledo) está ocurriendo algo similar; donde los políticos
se abuchean, --los unos a los otros y los otros a los unos--, alegando que la
“culpa (¡que la hubo!) fue de la otra parte”. Es, por tanto, obligatorio analizar
la situación para que, cada cual asuma su responsabilidad.
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Si
la acumulación, ilegal, de neumáticos empezó en el año 2002, (con sentencias
condenatorias por delitos medioambientales) todos los políticos que han tenido
responsabilidades de gobierno, en Madrid
(Valdemoro, donde se encuentra el 30
por ciento de los neumáticos) y en Castilla-La
Mancha, (Seseña), durante ese
tiempo, tienen su alícuota parte de culpa en que, el pasado jueves día 12 de
mayo, hubiese el inmenso volumen de neumáticos desparramados en un “vertedero
ilegal” y que estos fuesen pasto del fuego. Y, puestos a medir la
responsabilidad, quien menos tienen es quienes llevan, solo, once meses de gobierno, Emiliano García-Page y
Cristina Cifuentes.
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Que
María Dolores Cospedal, ahora quiera
escurrir su responsabilidad alegando que: -“el PSOE denegó una
enmienda del PP” a los presupuestos
generales de Castilla-La Mancha, en
la que se pedían 500.000 euros para dedicarlos a seguir retirando neumáticos--,
es querer tapar el sol con un dedo. Es decir, para Cospedal, el inmenso basurero de caucho usado, --que su mediocre Consejera de Agricultura, permitió que
siguiese creciendo, porque los neumáticos almacenados, en Seseña, no se reproducen por
esporulación—tenía una solución de medio millón de euros. Lo que indica que
quien desconoce la realidad de un problema, no acertará con la adecuada
solución. Porque como dijo, Albert
Einstein: --No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que
cuando los creamos— Cospedal,
demuestra que la tesis es cierta. Por cierto: --¿Se conoce al respecto la opinión
de la “Consejería Cultural de la Embajada de España en
Roma”?
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A José Bono y José María Barreda, les corresponde quedarse callados, al
respecto, porque durante los gobiernos de ambos, se permitió que empezase lo
que acabó ardiendo, con el –indiscutible—peligro para la salud de los vecinos
de la zona.
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Ahora,
salvo mejor opinión, lo que corresponde es: --aprender de lo ocurrido, y
aceptar que, “lo que es previsible que ocurra acabará ocurriendo”--. El peligro
no desaparece por el simple hecho de no querer ver el peligro. Y, en esa
primera fila, entre la “España real
y la España oficial” están los directores generales y
los viceconsejeros, de los gobiernos autonómicos. Cospedal, aprendió con la derrota (porque quien no consigue
gobernar es porque no ha ganado las elecciones) que los miembros de su gobierno
le habían mostrado, durante la
VIII legislatura, una Castilla-La
Mancha, ficticia. Había gobernado para un conjunto artificial. Y así, lo
lamentó tras el resultado electoral (mayo de 2015) en su círculo más próximo.
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El
riesgo de que los gobernantes, deleguen en subalternos, la gobernabilidad real
de un territorio, mientras ellos (los líderes) se dedican a saludar a los
abuelos, a declamar discursos escritos por otros, y a viajar de aquí para allá,
y de allá para acullá, es grande. Como en las principales empresas, corresponde
que los gobiernos que quieran conquistar el futuro, dispongan de un
“departamento de control de calidad” para analizar si: --en las diferentes
consejerías se está haciendo todo lo que es posible que sea hecho--; detectando
aquellos casos donde los, hipotéticos, segundos y terceros cargos, se limitan a
justificar por qué no hacen esto o aquello; cuando en realidad, la mentalidad
retrógrada del burócrata, es quien impide que las cosas cambien, o que los
vertederos ilegales, dejen de ser ilegales y, por tanto, albañales.
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En
política, este es el tiempo de tener claro, como dijo, Séneca: --que hay ciertas cosas que para hacerlas bien, no basta
con haberlas aprendido—Porque, cuando los que mandan pierden la vergüenza, los
que obedecen pierden el respeto. ¡Pues
eso!
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…He dicho!.
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*Es Presidente del Instituto Hispano
Luso
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