miércoles, 18 de octubre de 2023

Ellos y Nosotros

 *Por Ángel Rico Escribano

La matanza de París, considerada, por muchos, como “un acto de guerra del Islamismo” ha justificado que el Presidente Hollande, haya decretado el “estado de emergencia en Francia”, con todas las medidas extraordinarias que lleva aparejada, entre otras: –restringir la circulación de vehículos y personas; permitir registros nocturnos en domicilios; decretar arrestos domiciliarios a personas sospechosas, etc.,–

Usted, respetado lector, conoce mi postura en relación al sometimiento de todos los países a los “Derechos Humanos”. Opino que: –no hay ninguna excusa para justificar que, en algunos regímenes, la no aplicación de dichos Derechos sea un pormenor sin importancia–. Dicho lo cual, y con esa filosofía hay que afrontar lo ocurrido en París, y tras manifestar el apoyo y la solidaridad, de las personas decentes, con el pueblo hermano francés, habrá que obtener las consideraciones precisas, que pueden resumirse en que, en la actualidad, estamos “Ellos y Nosotros”. Nosotros, que defendemos los “Derechos Humanos”, y Ellos, –los fundamentalistas—, que están contra quienes consideramos que esos “Derechos” son el instrumento que permiten a los ciudadanos disponer de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. “Ellos” son los que matan, y “Nosotros” los que morimos.

La matanza de París, considerada, por muchos, como “un acto de guerra del Islamismo” ha justificado que el Presidente Hollande, haya decretado el “estado de emergencia en Francia”, con todas las medidas extraordinarias que lleva aparejada, entre otras: –restringir la circulación de vehículos y personas; permitir registros nocturnos en domicilios; decretar arrestos domiciliarios a personas sospechosas, etc.,– El artículo 5 del Tratado de la OTAN, señala que: — “Las partes convienen en que un ataque armado contra una o contra varias de ellas, acaecido en Europa o en América del Norte, se considerará como un ataque dirigido contra todas ellas y, en consecuencia, acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva, reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, asistirá a la parte o partes así atacadas, adoptando seguidamente, individualmente y de acuerdo con las otras partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer y mantener la seguridad en la región del Atlántico Norte” (Sic).

La masacre de París, ha vuelto a poner de manifiesto la hipocresía de Occidente, que se ha sentido aludida por la amenaza de ISIS –“los franceses tendrán miedo de ir al mercado”–. Surgiendo la pregunta: –¿Por qué es comprensible el miedo de los parisinos, y se admiten los actos de defensa que sean precisos, y no se comprende el miedo de los israelíes que están amenazados por “Ellos”? ¿Por qué nos duelen los muertos ocasionados por explosivos o armas de fuego en París, y pasan desapercibidos los muertos en Jerusalén por armas blancas, a manos de “Ellos”? ¿Por qué Mariano Rajoy ha dicho “Hoy todos somos Francia” y nunca dijo “Hoy todos somos Israel” o “Todos somos Nigeria”?

Esa, cómplice, equidistancia entre unas amenazas y otras, forma parte del problema de la intimidación del Islamismo, a los no islamistas y a los musulmanes que no siguen sus dictados asesinos (antes de ayer 44 muertos y 239 heridos en Beirut, a manos de los chiítas de Hizbulah). Considerar, como “nuestras” las amenazas del Islamismo en Europa y, suponer, que las amenazas del mismo Islamismo asesino, a los ciudadanos de Israel es un problema de Benjamin Netanyahu, es un gesto de confabulación, con el problema general.

Tras las críticas a las medidas de política de defensa interior en Israel, –entre otros, por ObamaBan Ki-moonMogherini y Hollande–Benjamin Netanyahu, avisó: –“Las amenazas del Islamismo a Israel muy pronto se trasladarán a Europa”— y, ¡desgraciadamente!, tenía razón.

Lo que vuelve a poner de manifiesto que: –Las cosas no dejan de ser como son, por el hecho de no quererlas ver–. El buenísmo, estúpido, de hablar que –“estos atentados quieren manchar el buen nombre de la religión musulmana”– solo indica que, quienes se envuelven en tales frases, nunca (pero ¡nunca, nunca!) leyeron el C´ran, ni la Sharía. Y, por tanto, tienen su parte de responsabilidad en que la amenaza islamista vaya “in crescendo” porque, los buenistas, se limitan a hablar y no actúan en consecuencia.

En este momento, la realidad está compuesta por “Ellos que quieren impedir que “Nosotros” seamos como somos. Y cuando, en Occidente, se nos pase el miedo general, habrá que dirigir la mirada a Siria y admitir que las decenas de miles de desplazados lo son porque la hipocresía y mezquindad de los líderes occidentales, (entre otros Hollande) han permitido la “incubación de los huevos de la serpiente”. Y ahora, la serpiente reforzada por la cobardía general, actúa como una serpiente: –cambiando de cuero, pero no su obrar rastrero–. Entre las serpientes, como entre los islamistas, no “los hay de bien”. Los de “bien” o no son serpientes o no son islamistas, porque, de la lectura del C´ran se deduce que: –el Islam es una religión de odio y violencia—que a sus seguidores les impone, recurrir al asesinato, cuando sea preciso, para conseguir que sus principios prevalezcan sobre los demás. Golpear a los ciudadanos y Gobiernos apóstatas, para hacerse con el poder, reconquistar esos países y constituir el gran califato, regido por la Sharia, sin “Derechos Humanos” donde los ciudadanos no puedan hacer uso del libre albedrío y la mujer tendrá menos derechos, literal, que una cabra.

Como escribió, Antonio Machado: –La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés— Porque los muertos en París merecen respeto, y los vivos meremos la verdad.

He dicho!

*Es presidente del Instituto Hispano Luso

Artículo publicado el 14 de noviembre de 2015, sin saber el motivo desapareció de mi blog, y ahora por recomendaciones de amigos, lo vuelvo a colgar. Sigo pensando lo mismo que pensaba entonces....


No hay comentarios:

Publicar un comentario