Por Ángel Rico *
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El progresismo europeo está en pié de protesta contra Francia. Porque el gobierno galo ha decidido “expulsar a los gitanos rumanos no integrados del territorio francés”. El progresismo imperante ha utilizado los argumentos más diversos para atacar a Sarkozy, incluso recordando ejemplos del pasado que supusieron la eliminación total de más de seis millones de judíos. El Parlamento Europeo aprobó una resolución exigiendo a Francia que suspendiese la expulsión de “les gens qui voyagent”
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¿No les parece bonita la expresión? “les gens qui voyagent” (gente que viaja). Son tan políticamente correctos, los parlamentarios progres europeos, que no quieren denominar gitanos a los gitanos. Lo que pone de manifiesto que será difícil llegar a la solución del problema, cuando los ciudadanos se hacen trampas dialécticas a ellos mismos.
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Tales actitudes son ejemplos del grado de conformismo y mediocridad que tiene nuestra sociedad, representada por unos europarlamentarios que siempre llegan tarde y mal a los problemas que afectan a la sociedad.
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Argüir que “les gens qui voyagent”, es decir “los gitanos rumanos” tienen derecho y total libertad para situar sus campamentos sin control en Francia, alegando los principios de la Unión Europea de “libertad de movimientos para personas y capitales”, es una verdad a medias, que hay que tener en cuenta a la hora de tratar seriamente esta cuestión.
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Verbigracia, me explico: Como ciudadano español que soy para poder residir en Portugal durante más de tres (3) meses tuve que inscribirme en el Registro portugués de Ciudadanos de la Unión Europea, de acuerdo a la Ley 37/2006, de 9 de agosto, de Portugal. Y mi mujer, que es portuguesa, para poder residir en España por un periodo superior a tres (3) meses tuvo que hacerlo de acuerdo a lo establecido en el “Real Decreto 240/2007, de 16 de febrero, sobre entrada, libre circulación y residencia en España de ciudadanos de los Estados miembros de la Unión Europea y de otros Estados parte en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo”, concretamente en lo establecido en los artículos 3.3 y 7.1. En ambos casos como documentación adjunta hubo que aportar pasaporte en vigor y censo en el padrón municipal de residencia y, en España además, cumplimentar el modelo 790 y pagar una tasa de 10 euros, de reconocimientos, autorizaciones y concursos, para obtener el Número de Identidad de Extranjero (NIE) correspondiente.
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En los ejemplos reales anteriores, si no hubiésemos dispuesto de pasaporte en vigor y de un certificado de residencia, no habríamos tenido derecho a residir legalmente en Portugal ó en España durante más de tres (3) meses. Y surge la pregunta ¿por qué nosotros no habríamos tenido derecho a residir y “les gens qui voyagent” (los gitanos) sí?
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Porque de eso se trata en la Unión Europea, que la legislación y las obligaciones sean iguales para todos. Si yo me encontrase en Francia, en uno de los campamentos de los gitanos expulsados, sin la documentación indicada, también sería objeto de expulsión. Este soporte legal está recogido por el Tratado de Lisboa y por la reglamentación que regula el espacio Schengen, para aquellos países que lo han suscrito, entre los que se encuentra España.
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Si los gitanos expulsados de Francia, viniesen a España para residir durante más de tres (3) meses. Las autoridades españolas tendrían la obligación de aplicar lo dispuesto en el Real Decreto 240/2007. No aplicar la legislación vigente con los gitanos, para no dar una sensación de “discriminación acomplejada” sería de facto, discriminarme a mi por verme obligado a cumplir unas normas que no se exigen a “les gens qui voyagent”.
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En el caso francés, los implicados deben tener la total convicción de que si hay una Justicia independiente y libre en occidente, es la francesa. Por ello su tranquilidad de estar amparados por la Ley debe ser mayor, que si los encargados de aplicarla fuesen aquellos políticos progres, que por quedar bien ante la sociedad conformista y mediocre, que prefiere vivir con la cabeza debajo del ala, no les importa incumplir las leyes que ellos mismos aprobaron. La cuestión no es gitanos sí o gitanos no. Sino si estamos dispuesto a admitir que haya personas a quienes se les exijan unos papeles que, por progresismo desfasado y “discriminación positiva absurda”, no se les exige a los “sin papeles”.
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Y como prueba de lo que digo es el silencio diplomático que sobre esta cuestión han mantenido los gobiernos de Bulgaria y Rumania, que por falta de papeles tampoco están en condiciones de afirmar que son naturales de allí.
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… He dicho!
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* Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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El progresismo europeo está en pié de protesta contra Francia. Porque el gobierno galo ha decidido “expulsar a los gitanos rumanos no integrados del territorio francés”. El progresismo imperante ha utilizado los argumentos más diversos para atacar a Sarkozy, incluso recordando ejemplos del pasado que supusieron la eliminación total de más de seis millones de judíos. El Parlamento Europeo aprobó una resolución exigiendo a Francia que suspendiese la expulsión de “les gens qui voyagent”
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¿No les parece bonita la expresión? “les gens qui voyagent” (gente que viaja). Son tan políticamente correctos, los parlamentarios progres europeos, que no quieren denominar gitanos a los gitanos. Lo que pone de manifiesto que será difícil llegar a la solución del problema, cuando los ciudadanos se hacen trampas dialécticas a ellos mismos.
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Tales actitudes son ejemplos del grado de conformismo y mediocridad que tiene nuestra sociedad, representada por unos europarlamentarios que siempre llegan tarde y mal a los problemas que afectan a la sociedad.
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Argüir que “les gens qui voyagent”, es decir “los gitanos rumanos” tienen derecho y total libertad para situar sus campamentos sin control en Francia, alegando los principios de la Unión Europea de “libertad de movimientos para personas y capitales”, es una verdad a medias, que hay que tener en cuenta a la hora de tratar seriamente esta cuestión.
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Verbigracia, me explico: Como ciudadano español que soy para poder residir en Portugal durante más de tres (3) meses tuve que inscribirme en el Registro portugués de Ciudadanos de la Unión Europea, de acuerdo a la Ley 37/2006, de 9 de agosto, de Portugal. Y mi mujer, que es portuguesa, para poder residir en España por un periodo superior a tres (3) meses tuvo que hacerlo de acuerdo a lo establecido en el “Real Decreto 240/2007, de 16 de febrero, sobre entrada, libre circulación y residencia en España de ciudadanos de los Estados miembros de la Unión Europea y de otros Estados parte en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo”, concretamente en lo establecido en los artículos 3.3 y 7.1. En ambos casos como documentación adjunta hubo que aportar pasaporte en vigor y censo en el padrón municipal de residencia y, en España además, cumplimentar el modelo 790 y pagar una tasa de 10 euros, de reconocimientos, autorizaciones y concursos, para obtener el Número de Identidad de Extranjero (NIE) correspondiente.
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En los ejemplos reales anteriores, si no hubiésemos dispuesto de pasaporte en vigor y de un certificado de residencia, no habríamos tenido derecho a residir legalmente en Portugal ó en España durante más de tres (3) meses. Y surge la pregunta ¿por qué nosotros no habríamos tenido derecho a residir y “les gens qui voyagent” (los gitanos) sí?
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Porque de eso se trata en la Unión Europea, que la legislación y las obligaciones sean iguales para todos. Si yo me encontrase en Francia, en uno de los campamentos de los gitanos expulsados, sin la documentación indicada, también sería objeto de expulsión. Este soporte legal está recogido por el Tratado de Lisboa y por la reglamentación que regula el espacio Schengen, para aquellos países que lo han suscrito, entre los que se encuentra España.
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Si los gitanos expulsados de Francia, viniesen a España para residir durante más de tres (3) meses. Las autoridades españolas tendrían la obligación de aplicar lo dispuesto en el Real Decreto 240/2007. No aplicar la legislación vigente con los gitanos, para no dar una sensación de “discriminación acomplejada” sería de facto, discriminarme a mi por verme obligado a cumplir unas normas que no se exigen a “les gens qui voyagent”.
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En el caso francés, los implicados deben tener la total convicción de que si hay una Justicia independiente y libre en occidente, es la francesa. Por ello su tranquilidad de estar amparados por la Ley debe ser mayor, que si los encargados de aplicarla fuesen aquellos políticos progres, que por quedar bien ante la sociedad conformista y mediocre, que prefiere vivir con la cabeza debajo del ala, no les importa incumplir las leyes que ellos mismos aprobaron. La cuestión no es gitanos sí o gitanos no. Sino si estamos dispuesto a admitir que haya personas a quienes se les exijan unos papeles que, por progresismo desfasado y “discriminación positiva absurda”, no se les exige a los “sin papeles”.
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Y como prueba de lo que digo es el silencio diplomático que sobre esta cuestión han mantenido los gobiernos de Bulgaria y Rumania, que por falta de papeles tampoco están en condiciones de afirmar que son naturales de allí.
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… He dicho!
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* Es Presidente del Instituto Hispano Luso
Usualmente creo que los españoles son bastante xenofóbicos, pero viendo como argumentas la cuestión creo que me has hecho cambiar mucho de opinión, o al menos, a recordar como generalizar es siempre equivocarse... Claro, también en países como el mío que ciertas minorías (En nuestro caso bandas criminales, mafias por decirlo así) apelan a sus derechos humanos como salvoconductos para algunas conductas ciertamente reprochables.
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