*Por Ángel Rico
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Hoy empezaré mi columna confesando que mi primer contacto con la alta política española se inició en 1979 en la UCD de entonces. Fui contratado como “asesor en materia de agricultura”, por Blas Camacho, (el mejor político que dió Castilla-La Mancha) cuando este era Secretario de Finanzas del partido y, Subsecretario del Ministerio de Comercio. Colaboración que se mantuvo hasta la disolución de UCD en 1983. ¡Era yo tan joven!
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Mis roces con aquella clase política fue interesante, incluso tuve la oportunidad de compartir mesa y desayuno, en 1980, con Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, quien posteriormente fue Vicepresidente del Gobierno, con Adolfo Suárez y más tarde, tras el frustrado Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, Presidente del Gobierno. Aquel inusual desayuno a dos, se produjo en una convención organizada por la Fundación Humanismo y Democracia en el Hotel Osuna de Madrid.
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Aunque en nuestra mesa desayunando solo estábamos los dos aquel día, la conversación no fue muy extensa, porque don Leopoldo no era muy hablador, pero aunque no hablamos mucho si recuerdo que me reí bastante durante aquel café con cruasán, por las ingeniosas frases de Calvo-Sotelo.
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Según mis notas de aquel tiempo, otros participantes de aquellas jornadas fueron, Rafael Calvo Ortega, Javier Ruperez, Francisco Fernández Ordoñez (el inolvidable Ministro de Exteriores con Felipe González), Gabriel Cisneros y Landelino Lavilla, Desde aquel desayuno mi interés por lo que han dicho y hecho los lideres políticos se acentuó. Y eso, de una forma inconsciente, he venido haciendo hasta hoy.
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Ni que decir tiene, que el nivel intelectual de los políticos ha ido variando desde entonces. Ahora los máximos dirigentes del partido que gobierna España son, José Luis R. Zapatero, José Blanco y Leire Pajin, frente a los de entonces, Leopoldo Calvo-Sotelo, Landelino Lavilla y Rafael Calvo Ortega, en el partido del gobierno de entonces y, Felipe González y Alfonso Guerra en el partido de la oposición. Y hoy como ministro/as destacado/as están, Bibiana Aido, Miguel Ángel Moratinos, Celestino Corbacho, Trinidad Jiménez ó Manuel Chaves. La comparación política surge por si sola y cada cual puede y debe sacar sus propias conclusiones.
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¿Se imaginan una multinacional, que aspirase a ser la novena potencia económica del planeta, dirigida por Zapatero, Blanco y Pajín? Yo tampoco.
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Volviéndose a comprobar que en España las cosas siempre pueden empeorar.
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Varios años después, la Fundación Humanismo y Democracia organizó otras Jornadas de estudio y análisis electoral, en el Parador de Almagro, donde mi organización agraria (CNJA) fue protagonista y yo, precisamente yo, fiché a varios personajes que hoy día (todavía) siguen públicamente en activo, apareciendo en fotografías oficiales y viviendo de la “mamandurria oficial”. De los que, con su permiso, hablaré en una futura ocasión.
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En 1986 se me hizo el encargo de redactar los Estatutos del Partido Demócrata Popular (PDP) de Ciudad Real, con el que presentarse a la opinión pública con una imagen independiente y de “centro”, mediante personas de base y con políticos ya demostrados. Lo que así hice, y que lideraron, cada cual en su nivel, Oscar Alzaga y Jaime Mayor Oreja, en el ámbito nacional, Luis de Grandes y Javier Ruperez en Castilla-La Mancha, junto con Blas Camacho y Tomás López Collado en la provincia de Ciudad Real, que bajo la denominación de Coalición Popular (AP, PDP, PL) concurrieron a las elecciones de junio de 1986. Donde Blas Camacho volvió al Congreso de los Diputados en la III Legislatura, junto con Juan Ángel del Rey, por la circunscripción de Ciudad Real. ¡Qué tiempos aquellos! Y ¡Qué nivel político aquel! En 1986 España se incorporó a la CEE.
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Soy de la opinión que las cosas que se hicieron entonces, ahora no podrían hacerse con los políticos de este momento. Los objetivos claramente políticos de entonces, que buscaban lo mejor para España, fueron sustituidos por actuaciones encaminadas a conservar las posiciones personales, con el objetivo principal de mantenerse en el puesto que se ocupa, aunque ese puesto sea en la oposición. ¡Se debe estar cómodo en la oposición!, cuando tantos luchan por mantenerse ahí.
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De esa realidad debemos ser, por una parte, conscientes y, por otra parte, cómplices. Porque si seguimos permitiendo con nuestros votos o con nuestra abstención, que dirijan la economía de ahora y, el futuro de nuestros hijos, ese clan de políticos incompetentes, preocupados –principalmente—en mantenerse en el puesto a costa de lo que fuere. Aprobando leyes que perjudican la igualdad y la solidaridad nacional, no tendremos ninguna razón para mirar a los ojos de nuestros hijos, sin un sentimiento de vergüenza. Todos los ciudadanos somos responsables de nuestros actos en democracia, por acción u omisión.
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Por ello, no viene mal hacer de vez en cuando un poco de Historia de la Democracia en España. Y admitir que políticos como Zapatero (el peor político de la Democracia) están dispuestos a malvender el capital político conseguido en las legislaturas anteriores, por mantenerse en la nube de la estupidez, la mediocridad y la incompetencia que nos ha llevado a la bancarrota económica, social y de valores. Cuando la Historia no les gusta la cambian, por el método simple de arrancar las páginas del libro de la Historia.
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Ahora es un buen momento para meditar, cuando la Nación, no es ya la Nación. Cuando el Ejército no es el Ejército, sino una oenegé. Cuando la Fiesta Nacional, no es la Fiesta Nacional, sino un desfile de atrezzo, con funcionarios de uniforme y mal pagados. Cuando la separación de poderes, principio básico en un moderno Estado de Derecho brilla por su ausencia, al no cumplirse las sentencias del Tribunal Constitucional, como está ocurriendo en Cataluña. Este es un buen momento, para meditar si queremos seguir caminando hacia ninguna parte.
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Hoy empezaré mi columna confesando que mi primer contacto con la alta política española se inició en 1979 en la UCD de entonces. Fui contratado como “asesor en materia de agricultura”, por Blas Camacho, (el mejor político que dió Castilla-La Mancha) cuando este era Secretario de Finanzas del partido y, Subsecretario del Ministerio de Comercio. Colaboración que se mantuvo hasta la disolución de UCD en 1983. ¡Era yo tan joven!
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Mis roces con aquella clase política fue interesante, incluso tuve la oportunidad de compartir mesa y desayuno, en 1980, con Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, quien posteriormente fue Vicepresidente del Gobierno, con Adolfo Suárez y más tarde, tras el frustrado Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, Presidente del Gobierno. Aquel inusual desayuno a dos, se produjo en una convención organizada por la Fundación Humanismo y Democracia en el Hotel Osuna de Madrid.
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Aunque en nuestra mesa desayunando solo estábamos los dos aquel día, la conversación no fue muy extensa, porque don Leopoldo no era muy hablador, pero aunque no hablamos mucho si recuerdo que me reí bastante durante aquel café con cruasán, por las ingeniosas frases de Calvo-Sotelo.
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Según mis notas de aquel tiempo, otros participantes de aquellas jornadas fueron, Rafael Calvo Ortega, Javier Ruperez, Francisco Fernández Ordoñez (el inolvidable Ministro de Exteriores con Felipe González), Gabriel Cisneros y Landelino Lavilla, Desde aquel desayuno mi interés por lo que han dicho y hecho los lideres políticos se acentuó. Y eso, de una forma inconsciente, he venido haciendo hasta hoy.
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Ni que decir tiene, que el nivel intelectual de los políticos ha ido variando desde entonces. Ahora los máximos dirigentes del partido que gobierna España son, José Luis R. Zapatero, José Blanco y Leire Pajin, frente a los de entonces, Leopoldo Calvo-Sotelo, Landelino Lavilla y Rafael Calvo Ortega, en el partido del gobierno de entonces y, Felipe González y Alfonso Guerra en el partido de la oposición. Y hoy como ministro/as destacado/as están, Bibiana Aido, Miguel Ángel Moratinos, Celestino Corbacho, Trinidad Jiménez ó Manuel Chaves. La comparación política surge por si sola y cada cual puede y debe sacar sus propias conclusiones.
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¿Se imaginan una multinacional, que aspirase a ser la novena potencia económica del planeta, dirigida por Zapatero, Blanco y Pajín? Yo tampoco.
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Volviéndose a comprobar que en España las cosas siempre pueden empeorar.
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Varios años después, la Fundación Humanismo y Democracia organizó otras Jornadas de estudio y análisis electoral, en el Parador de Almagro, donde mi organización agraria (CNJA) fue protagonista y yo, precisamente yo, fiché a varios personajes que hoy día (todavía) siguen públicamente en activo, apareciendo en fotografías oficiales y viviendo de la “mamandurria oficial”. De los que, con su permiso, hablaré en una futura ocasión.
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En 1986 se me hizo el encargo de redactar los Estatutos del Partido Demócrata Popular (PDP) de Ciudad Real, con el que presentarse a la opinión pública con una imagen independiente y de “centro”, mediante personas de base y con políticos ya demostrados. Lo que así hice, y que lideraron, cada cual en su nivel, Oscar Alzaga y Jaime Mayor Oreja, en el ámbito nacional, Luis de Grandes y Javier Ruperez en Castilla-La Mancha, junto con Blas Camacho y Tomás López Collado en la provincia de Ciudad Real, que bajo la denominación de Coalición Popular (AP, PDP, PL) concurrieron a las elecciones de junio de 1986. Donde Blas Camacho volvió al Congreso de los Diputados en la III Legislatura, junto con Juan Ángel del Rey, por la circunscripción de Ciudad Real. ¡Qué tiempos aquellos! Y ¡Qué nivel político aquel! En 1986 España se incorporó a la CEE.
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Soy de la opinión que las cosas que se hicieron entonces, ahora no podrían hacerse con los políticos de este momento. Los objetivos claramente políticos de entonces, que buscaban lo mejor para España, fueron sustituidos por actuaciones encaminadas a conservar las posiciones personales, con el objetivo principal de mantenerse en el puesto que se ocupa, aunque ese puesto sea en la oposición. ¡Se debe estar cómodo en la oposición!, cuando tantos luchan por mantenerse ahí.
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De esa realidad debemos ser, por una parte, conscientes y, por otra parte, cómplices. Porque si seguimos permitiendo con nuestros votos o con nuestra abstención, que dirijan la economía de ahora y, el futuro de nuestros hijos, ese clan de políticos incompetentes, preocupados –principalmente—en mantenerse en el puesto a costa de lo que fuere. Aprobando leyes que perjudican la igualdad y la solidaridad nacional, no tendremos ninguna razón para mirar a los ojos de nuestros hijos, sin un sentimiento de vergüenza. Todos los ciudadanos somos responsables de nuestros actos en democracia, por acción u omisión.
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Por ello, no viene mal hacer de vez en cuando un poco de Historia de la Democracia en España. Y admitir que políticos como Zapatero (el peor político de la Democracia) están dispuestos a malvender el capital político conseguido en las legislaturas anteriores, por mantenerse en la nube de la estupidez, la mediocridad y la incompetencia que nos ha llevado a la bancarrota económica, social y de valores. Cuando la Historia no les gusta la cambian, por el método simple de arrancar las páginas del libro de la Historia.
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Ahora es un buen momento para meditar, cuando la Nación, no es ya la Nación. Cuando el Ejército no es el Ejército, sino una oenegé. Cuando la Fiesta Nacional, no es la Fiesta Nacional, sino un desfile de atrezzo, con funcionarios de uniforme y mal pagados. Cuando la separación de poderes, principio básico en un moderno Estado de Derecho brilla por su ausencia, al no cumplirse las sentencias del Tribunal Constitucional, como está ocurriendo en Cataluña. Este es un buen momento, para meditar si queremos seguir caminando hacia ninguna parte.
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Y cuando a José María Barreda le obligan, en horas veinticuatro, a que se desdiga de lo dicho. De la verdad que piensan la mayoría de los socialistas de pesebre y que como en el caso del porquero de Agamenón, "La verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero".
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…He dicho!
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* Es miembro de APAE
…He dicho!
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* Es miembro de APAE
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