*Por Ángel Rico
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Peter Caruana, ex Ministro Principal de Gibraltar, era (para mi) como ese vecino cínico, desvergonzado, fresco, grosero e insolente, que vive en nuestro edificio, chulea a la generalidad de la comunidad, no pagando su parte de los gastos comunes, ensuciando con papeles la escalera y, además, se permite dar lecciones de urbanidad, mientras mantiene mal aparcado su automóvil, impidiendo la entrada y salida del aparcamiento comunitario.
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El particular Caruana ha sido, en las últimas elecciones, desbancado del gobierno de la roca, dando paso al social-laborista, Fabián Picardo. Pero tardará bastante tiempo en que se nos olvide la imagen de un Caruana, con pinta de banderillero de plaza de tercera, insultando a quienes facilitan para Gibraltar el agua corriente, la energía eléctrica, las líneas telefónicas y los alimentos frescos.
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El cambio en los gobiernos en España y Gibraltar, deberá hacer que se retome por parte de España y Gran Bretaña, el estudio jurídico de la aplicación del artículo 10 del Tratado de Utrech, firmado el 13 de julio de 1713, donde, entre otras cuestiones: “El Rey Católico (Felipe V), por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen…//…Pero, para evitar cualesquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra” (sic) El texto está claro y no admite interpretaciones. La ciudad y nada más.
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Porque como ha dicho, y con razón, el Primer Ministro de Gran Bretaña, David Cameron, en la ultima reunión del Consejo de –la desunida—Unión Europea: “—Los tratados están para ser cumplidos. Cuando amenazó con un veto a cualquier tratado (de la UE) que no incluya "salvaguardas" para las instituciones financieras británicas (es decir para la particularísima legislación de la City de Londres)”
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Es decir, tras la cumbre tenemos –más que nunca—una Unión Europea desunida. La actitud de Gran Bretaña en relación a la UE, recuerda a esas personas a quienes no les gusta la tauromaquia, pero se empeñan en que su voto sea decisorio a la hora de regular, por ejemplo, los “tercios de varas y de banderillas”. O, como esos diputados elegidos en circunscripciones con legislación fiscal diferente a los del resto de contribuyentes, (Canarias, País Vasco y Navarra) que buscan ser imprescindibles a la hora de legislar los impuestos que, el resto tendrán que pagar.
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Es sabido que “dos errores no hacen un acierto”, por eso hay que ser conscientes de que hay que instar a los políticos para que legislen y consigan, algo similar a, los Estados Unidos de Europa, donde cuestiones como la “fiscalidad”, “legislación laboral” e incluso, “política exterior” sean similares en todos los países que, voluntariamente, quieran formar parte de la Unión Europea. Es necesario no volver a equivocares.
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A los euroescépticos que no quieren nada de lo común, hay que decirles que tienen razón en mantener sus particularidades, pero que el resto de países pueden acordar, por ejemplo, que por el territorio común esté total y absolutamente prohibido la circulación de vehículos con el volante a la derecha. De igual forma que, a los políticos de la Gibraltar, habrá que decirles que --los tratados están para ser cumplidos. Yo, por la cuota parte de judío que hay en mí sangre, estoy dispuesto a cumplir aquello otro que también se recoge en el Tratado de Utrech, a saber: “Y Su Majestad Británica, a instancia del Rey Católico consiente y conviene en que no se permita por motivo alguno que judíos ni moros habiten ni tengan domicilio en la dicha ciudad de Gibraltar”. (sic)
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Demos a Dios lo que es de Dios y, a los gibraltareños: solo la ciudad, nada del istmo, ni de la comunicación por mar, porque ambas utilizaciones están, fuera del Tratado de 1731. Y una vez que la legalidad vuelva a la aplicación y uso de los tratados, acordar de vecino a vecino, qué les damos a nuestros vecinos de Gibraltar, a cambio de, al menos, su gratitud.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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Peter Caruana, ex Ministro Principal de Gibraltar, era (para mi) como ese vecino cínico, desvergonzado, fresco, grosero e insolente, que vive en nuestro edificio, chulea a la generalidad de la comunidad, no pagando su parte de los gastos comunes, ensuciando con papeles la escalera y, además, se permite dar lecciones de urbanidad, mientras mantiene mal aparcado su automóvil, impidiendo la entrada y salida del aparcamiento comunitario.
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El particular Caruana ha sido, en las últimas elecciones, desbancado del gobierno de la roca, dando paso al social-laborista, Fabián Picardo. Pero tardará bastante tiempo en que se nos olvide la imagen de un Caruana, con pinta de banderillero de plaza de tercera, insultando a quienes facilitan para Gibraltar el agua corriente, la energía eléctrica, las líneas telefónicas y los alimentos frescos.
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El cambio en los gobiernos en España y Gibraltar, deberá hacer que se retome por parte de España y Gran Bretaña, el estudio jurídico de la aplicación del artículo 10 del Tratado de Utrech, firmado el 13 de julio de 1713, donde, entre otras cuestiones: “El Rey Católico (Felipe V), por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen…//…Pero, para evitar cualesquiera abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías, quiere el Rey Católico, y supone que así se ha de entender, que la dicha propiedad se ceda a la Gran Bretaña sin jurisdicción alguna territorial y sin comunicación alguna abierta con el país circunvecino por parte de tierra” (sic) El texto está claro y no admite interpretaciones. La ciudad y nada más.
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Porque como ha dicho, y con razón, el Primer Ministro de Gran Bretaña, David Cameron, en la ultima reunión del Consejo de –la desunida—Unión Europea: “—Los tratados están para ser cumplidos. Cuando amenazó con un veto a cualquier tratado (de la UE) que no incluya "salvaguardas" para las instituciones financieras británicas (es decir para la particularísima legislación de la City de Londres)”
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Es decir, tras la cumbre tenemos –más que nunca—una Unión Europea desunida. La actitud de Gran Bretaña en relación a la UE, recuerda a esas personas a quienes no les gusta la tauromaquia, pero se empeñan en que su voto sea decisorio a la hora de regular, por ejemplo, los “tercios de varas y de banderillas”. O, como esos diputados elegidos en circunscripciones con legislación fiscal diferente a los del resto de contribuyentes, (Canarias, País Vasco y Navarra) que buscan ser imprescindibles a la hora de legislar los impuestos que, el resto tendrán que pagar.
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Es sabido que “dos errores no hacen un acierto”, por eso hay que ser conscientes de que hay que instar a los políticos para que legislen y consigan, algo similar a, los Estados Unidos de Europa, donde cuestiones como la “fiscalidad”, “legislación laboral” e incluso, “política exterior” sean similares en todos los países que, voluntariamente, quieran formar parte de la Unión Europea. Es necesario no volver a equivocares.
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A los euroescépticos que no quieren nada de lo común, hay que decirles que tienen razón en mantener sus particularidades, pero que el resto de países pueden acordar, por ejemplo, que por el territorio común esté total y absolutamente prohibido la circulación de vehículos con el volante a la derecha. De igual forma que, a los políticos de la Gibraltar, habrá que decirles que --los tratados están para ser cumplidos. Yo, por la cuota parte de judío que hay en mí sangre, estoy dispuesto a cumplir aquello otro que también se recoge en el Tratado de Utrech, a saber: “Y Su Majestad Británica, a instancia del Rey Católico consiente y conviene en que no se permita por motivo alguno que judíos ni moros habiten ni tengan domicilio en la dicha ciudad de Gibraltar”. (sic)
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Demos a Dios lo que es de Dios y, a los gibraltareños: solo la ciudad, nada del istmo, ni de la comunicación por mar, porque ambas utilizaciones están, fuera del Tratado de 1731. Y una vez que la legalidad vuelva a la aplicación y uso de los tratados, acordar de vecino a vecino, qué les damos a nuestros vecinos de Gibraltar, a cambio de, al menos, su gratitud.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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