martes, 6 de diciembre de 2011

A Su Majestad el Rey (VI) – Cuestión de detalles

*Por Ángel Rico
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Señor
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El Día de la Constitución de este año ha servido para dejar claro la grave situación en la que se encuentra la Nación, donde bastantes de los representantes del Pueblo español (artículo 66 de la C.E) están en contra de la legislación que les permitió ostentar dicha representación. Tras los discursos grandilocuentes y falsos, está la testaruda realidad. Demasiados representantes del Estado, dedican su actividad a empobrecer al propio Estado.
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A mi juicio, Señor, hay demasiados asuntos que, por dejación y compromiso político, se han ido abandonando en manos del ¡--qué más da! Actitud que no sirvió para que mejorase la convivencia entre los españoles y, a cambio, envalentonó a los que quieren la desaparición del Estado que recogía la Constitución de 1978. Las ausencias, en el acto conmemorativo en las Cortes Generales, de los representantes de Cataluña y País Vasco, indican el lugar donde está la infección. Y, como es sabido, las infecciones en los organismos vivos no se curan nunca mirando hacia otro lugar.
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Por ello, con el debido respeto, me dirijo a Vos Señor. Al fin y al cabo ambos aspiramos legítimamente a lo mismo, a que, --en su caso--, nuestros hijos y nietos puedan algún día ostentar la Jefatura del Estado. Soy consciente, Señor, que Vuestros augustos descendientes están, para ello, mejor colocados que los míos por cuestión de detalles. Pero los detalles, son solo eso, meros detalles. Y si creemos realmente en la Constitución que hoy se conmemora, tenemos que tener presente lo recogido en el artículo 1.2 de la misma: “La soberanía nacional reside en el Pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” Y ese mismo Pueblo español, puede decidir que la forma política del Estado español sea la actual (que yo respetaré) o que pudiera cambiarse por otra más democrática y representativa (que yo también respetaré).
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En cualquiera de los casos, lo que hace falta es que España sea un Estado fuerte y unido. Y coincidiréis conmigo, Señor, que no es el caso actual. Porque las múltiples dejaciones de funciones por parte del actual Primer Ministro, en funciones, llevó a España como Estado a una innecesaria encrucijada, donde han desaparecido la “separación de poderes” y el respeto a la Ley y al ordenamiento jurídico. Me estoy refiriendo a los numerosos incumplimientos de las Leyes y sentencias de los tribunales, por los gobiernos de Cataluña y País Vasco.
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La Constitución nos recuerda (Art. 24.1) que: “Todas las personas tienen derecho a obtener tutela efectiva de los jueces y tribunales” y, es necesario recordar que en 2004 mataron a 191, de los nuestros, para conseguir un vuelco electoral. Pues bien, Señor, al día de hoy los autores intelectuales de aquella masacre se encuentran libres, sin haber pagado por aquel acto criminal, lo que produce una gran indefensión para los españoles de bien, que corremos el riesgo de que, los mismos, pudieran caer en la tentación de repetirlo.
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Cuando el Pueblo deja de confiar en los “legisladores”, el “gobierno” y los “tribunales”, acaba dejando de confiar en la “Jefatura de ese Estado”. Por ello, Señor, es imperativo que se defienda la unidad de España, se regulen las instituciones y se responda ¡no! a quien busque prerrogativas y favoritismos regionales. La experiencia de los dos últimos gobiernos, debe indicarnos que, según con quien, “--hablando no se entiende la gente”. Y que, la mentira desde el gobierno y la rendición ante el terrorismo, son imperdonables y no deberán repetirse jamás. Por ello, no deben ser beneficiados por privilegios quienes aspiren a no pagar impuestos a la Hacienda general, ni quienes dispongan de armas y explosivos en la recámara de sus reivindicaciones.
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En mi calidad, Señor, de simple ciudadano, contribuyente a la Hacienda general, haciendo uso de los Derechos recogidos en la Constitución, que a cada cual otorga un lugar, y unas responsabilidades, dentro del colectivo de –nosotros el Pueblo--, reivindico una mejor forma de gobernar y la eliminación de privilegios por formar parte de lugares de origen, de colectivos o de familias particulares.
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Si, Vos y yo Señor, queremos que nuestros herederos respectivos pudieran algún día ostentar la Jefatura del Estado, tenemos que trabajar para que España exista como Estado de Derecho. Yo desde mi pequeño círculo de influencia y, Vos Señor, desde donde constitucionalmente os corresponde, tenemos que hacer lo que sea menester para que todos volvamos a sentirnos orgullosos de ser españoles. De no hacerlo, con seguridad, nuestros herederos acabarán reprobándonos nuestras omisiones. Porque como dijo Voltaire: “El primer rey fue un soldado afortunado; quien sirve bien a su patria no necesita antepasados”.
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Sin otro particular.
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Que Dios os guarde.
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*Es miembro del Pueblo español

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