*Por Ángel Rico
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Me cuentan que el jefe de los servicios médicos de S.M. la Reina del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
del Norte, Isabel II, motivado por una gran preocupación profesional en
relación a la salud de la Reina ,
se puso en contacto con el médico personal del Jefe del Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Evo Morales, para
solicitarle al galeno boliviano, el nombre del principio activo de los
tranquilizantes que, --“tras la queja oficial de España a Bolivia por la
nacionalización de REE”-- han sido
administrados al Presidente boliviano. El médico británico solicitó, también, a
su colega boliviano que este hablase en nombre del británico (por motivos
obvios) con el médico de Cristina Fernández
de Kitchner, para la misma cuestión, --conocer los tranquilizantes que
están siendo administrados a la
Presidenta de Argentina,
tras la queja formal del gobierno de España
tras la expropiación de la YPF de
Repsol--.
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Porque tras la queja del Gobierno español ante el británico por la visita que el príncipe
Eduardo y su mujer, Sophie Rhys-Jones, van a realizar a Gibraltar el próximo mes de junio, y ante
una “queja” de tal envergadura los médicos de su Graciosa Majestad la Reina de Inglaterra, están preocupados, por
como puede afectar el impetuoso movimiento diplomático español, ante la salud
mental de la reina británica.
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Por mi desconocimiento de las cuestiones de la
diplomacia, llamé a un antiguo amigo mío que es profesor de la Escuela Diplomática ,
para que el perito me ilustrase al respecto y le pregunté: --¿Cómo hay que interpretar la visita del hijo pequeño de la reina de Inglaterra y su mujer, condes de Wessex,
a Gibraltar para celebrar el Diamond
Jubillee, osea, el 60º aniversario del reinado de su madre?
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Para que yo lo pudiese entender me respondió: --La ofensa
sería similar a la que se produciría en una cena oficial en el Palacio de Buckinghan, donde el
protocolo obligase a los asistentes a vestir de “frac” y en lugar de asistir
con la chaqueta de color negro, ---corta por delante y con terminación en pico
hacia la cintura, con solapas también en pico y con faldón posterior--- un
invitado se presentase con una camiseta de la selección argentina de futbol,
con la lectura – “Boludos de Malvinas futbol club – Falkland fuck”-- (Malvinas
jódete).
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--Tal, hipotética,
actitud sería una provocación diplomática imperdonable.-- Entonces,
pregunté: --¿Y cómo actuará la diplomacia británica en relación a la “actuación
del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación español, al convocar al embajador del Reino Unido en España, Giles
Paxman, para transmitirle el disgusto y malestar español por la visita (a Gibraltar) de los condes de Wessex”?— Respondiéndome el diplomático profesor: --el
documento de protesta será colocado en
el “Spanish
historical bunker”-- ¿Y eso qué es?—Repregunté.
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--La polvorienta estantería donde se archivan todos los
documentos oficiales relacionados con el
artículo X del Tratado de Utrecht y
que, la diplomacia española nunca consiguió que fuesen leídos y tomados en
consideración por los gobiernos y monarcas británicos—Respondió el catedrático.
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--Entonces --¿las protestas diplomáticas españolas, sobre
Gibraltar, no afectarán al gobierno
británico? —En absoluto. Una queja de Marruecos, por un posible tropiezo en
la escalera de la base aérea de la roca, de uno de los pilotos de ese país,
participante en las pasadas “maniobras conjuntas (Marruecos-Reino Unido) sobre
el peñón de Gibraltar y las aguas del estrecho” preocuparía más al Foreign Office, que la histórica retórica
hispana.
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Y es que España,
cuando actúa diplomáticamente, obliga a que los médicos de los jefes de Estado, tengan que hacer horas extras,
para calmar la ansiedad provocada en los mandatarios de los que son
responsables. Aunque, lo confieso, no me imagino a su graciosa majestad
masticando hoja de coca, ni tomando el “mate de las cinco” como bebida
relajante.
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Me resulta más fácil imaginar, a los traumatólogos de Argentina y Bolivia, tratando de colocar en su sitio el maxilar inferior, de Morales y Kitchner,
respectivamente dislocados por unas
estruendosas y exageradas carcajadas, tras recibir las “duras quejas” del Gobierno Español, por las
expropiaciones de YPF (en Argentina) y REE (en Bolivia).
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Y para demostrar al mundo que somos europeos, tres
semanas antes de la provocadora e innecesaria visita de los británicos condes --con
nombre de clínex para ricos--, la Reina Sofía irá al palacio de Windsor para celebrar con un almuerzo
junto a la reina de Gran Bretaña y su marido, el duque de Edimburgo, el mismo evento que sus hijos en Gibraltar.
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Esto si es diplomacia y lo demás son tonterías. Es de
esperar que la Reina Sofía consiga que no se prohíba en los
territorios británicos el consumo de jamón ibérico (como ya han hecho en Argentina). Llamemos al pan, ¡pan! Al
vino ¡vino! Y a la estupidez ¡Diplomacia!
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…He dicho!
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*Es Presidente del
Instituto Hispano Luso
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