*Por Ángel Rico
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La
sociedad civil ha llegado a la conclusión de que está harta de la corrupción
política; los últimos casos conocidos han actuado como un revulsivo
nauseabundo que ha llevado a la mayoría
de ciudadanos al borde del espíritu revolucionario. –Lo que sea, con tal de
acabar con tan pestilente realidad política--.
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Llegados
a este punto, unos optarán por el “socialismo
utópico”, otros por el “comunismo”
de mitad del siglo XX, otros por el “anarquismo”,
incluso otros por el “anarcosindicalismo”.
El instrumento que cada cual tenga en su mente, será solo coyuntural, y deberá
servir para evolucionar de la repugnante
política actual, a la imaginaria realidad aceptable del futuro, donde no tengan
protagonismo los “corruptos” políticos del presente, dando paso a los
“angelicales” políticos del futuro. Sin llegar a admitir que: --la corrupción
no es un mal que se adquiere, por contagio, al disponer del status de
“político”, sino que la corrupción está en la sociedad que nos rodea--,
verbigracia, me explicaré:
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--Que
los políticos, de todos los escalafones, aprovechen su cargo para enriquecerse,
es una “corrupción inadmisible”, que
debe acabarse de forma inmediata--. Como también deberán ser consideradas
“corrupciones inadmisibles” las actitudes de esos cargos políticos, --director
o directora general, consejero o consejera y ministro o ministra-- que optan
por no hacer nada, no decidir nada, para no equivocarse; con el único objetivo
de aguantar lo máximo posible unido al sillón de su cargo y los beneficios del
mismo. El daño que esa inacción política produce a la Nación y a los intereses
generales es enorme. Resultando los ciudadanos, tan perjudicados, por los
resultados de esa actuación, como por el espolio causado por las otras
corrupciones conocidas.
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También
tienen que ser consideradas “corrupciones”
las decisiones políticas que producen resultados negativos. Por ejemplo, habrá
que culpar a alguien del Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, de los resultados que provocan
que, en el sector agrario, aumente el desempleo, cuando el desempleo desciende
en todos los demás sectores. Empeñarse, en mantener un sistema de formación
agraria, que produce desempleo: --¿Es, o
no es, corrupción?--, recordándonos lo que dijo, Noel Clarasó: --Un hombre (o mujer)
político es el que pasa la mitad
de su vida haciendo leyes, y la otra mitad ayudando a sus amigos a no
cumplirlas--. A las pruebas y resultados del MAGRAMA, me remito.
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Y,
el caso del profesor universitario que, se escaquea durante unas semanas de sus
clases oficiales y regladas en la universidad, para impartir conferencias pagadas
(sin duda brillantes) en otros foros: --¿Es,
o no es, corrupción?--.
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Y
esos profesores universitarios que, obligan a sus alumnos a utilizar (y por
tanto a comprar) sus mediocres publicaciones que en nada ayudan a la formación
académica de los, indefensos, alumnos, que si no fuese por la forzada
sugerencia de los catedráticos, los docentes jamás habrían pensado en comprarlos.
Esta dinámica, se ha perfeccionado, cuando al profesor “A” obliga a sus alumnos
a leer (y por tanto comprar) el mediocre libro del profesor “B” y; el profesor “B” a leer (y por tanto comprar)
el anodino libro del profesor “A”. Esta actitud corporativa: --¿Es, o no es, corrupción?
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Se
empieza por considerar admisible, sisar la señal wifi del vecino. Y se acaba
admitiendo aceptable, poner todas las excusas imaginables, para impedir que un
cliente disponga de la factura correspondiente, tras haber pagado el coste de
cualquier servicio, ya sea la reparación de un electrodoméstico, o las
consumiciones en una cafetería, donde al pedir la factura, el dueño del
establecimiento poco menos que debe llamar por teléfono a su gestor, para algo
tan simple como facilitar la factura (no el ticket) al cliente. Esa forma de
actuar: --¿Es, o no es, corrupción?--, porque la corrupción no es obligatoria.
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Llegados
a este punto de la cuestión, habrá que concluir que: --la corrupción son los
hábitos de nuestra naturaleza--. Y, aunque Mariano
Rajoy “rechace la imagen de una España
sumida en la corrupción” la realidad es que, esa es la imagen de España que tienen los ciudadanos. Esos
ciudadanos que, a la desesperada y equivocadamente, pondrán la confianza en la
solución de la corrupción, --como si de una vacuna se tratase-- en las promesas
de los “Maduromos” que se limitan a decir aquello que, cada foro quiere escuchar; sin importarle (a la
sociedad) por desconocimiento: --que las promesas sean “anarcosindicalistas”,
“socialistas utópicas”, “comunistas” o “anarquistas”
y, por tanto, imposibles de llevar a cabo. Pero ¿Cómo puede pedírsele a una
ciudadanía acomodaticia que conozca la realidad política de esos peligrosos movimientos
revolucionarios?
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En
esta compleja partida de ajedrez, lo previsible tras los siete próximos
movimientos es que: --Mariano Rajoy,
superado por los acontecimientos externos e internos, hará coincidir las
elecciones generales, con las autonómicas y municipales--. Rajoy, no podrá soportar las críticas de su, hasta ahora, círculo
pretoriano que le culpará a él (y a Maricospe) de la situación de
descomposición del Estado, de la degradación
de la convivencia social y la desintegración del PP; de ahí, el --“todos para uno y uno para todos”-- en el que se mezclará
Rajoy, para soportar en comunidad el
múltiple castañazo electoral del Partido
Popular.
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Mientras
tanto el PP y el Gobierno de España, querrán dar la sensación de estar interesados
en buscar el consenso para aprobar una ley contra la corrupción, recordándonos
a, Tácito, cuando dijo: -- Muchas
son las leyes en un estado corrompido--. ¡Pues eso!
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano
Luso
http://www.elmundo.es/espana/2014/11/01/5453d974e2704e482f8b457c.html
ResponderEliminarhttp://politica.elpais.com/politica/2014/11/01/actualidad/1414865510_731502.html
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