*Por Ángel Rico
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Señor, soy consciente que en Vuestro círculo
de asesores nunca se aceptarían las sugerencias de un republicano filosófico,
como un servidor. No obstante en mi
republicanismo (3ª acepción DRAE),
también debo confesar que hay que considerarme “Constitucionalista” y leal con los intereses generales de España; porque ese talante lo que
produjo “15 meses (quince) de Servicio
Militar en la Agrupación de UU., y SS. Número 1, de la Primera Región Aérea,
llamamiento 1/78”. No obstante lo anterior, Señor,
no debo quedarme silente ante lo que estoy viendo en relación a Vuestra agenda
oficial, porque podría decirse que soy español “A solis ortu usque ad occasum”(Desde
la salida del sol hasta el ocaso); coincidencia con el lema del Quinto Felipe.
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En su momento confesé que: --no entendí Vuestra actitud, el 23 de mayo de
2015, cuando presidisteis, en el Camp Nou, la Final de la Copa del Rey de Fútbol, entre el Barcelona y el Atletic, y
soportasteis impasible la pitada al Himno Nacional, mientras a Vuestra derecha
la máxima autoridad del Estado en Cataluña
mostraba una insultante sonrisa cómplice; entonces sugerí que lo más productivo
para la Corona habría sido abandonar (con honra) el estadio del secesionismo.
Desde aquella pitada hasta la actualidad, Cataluña
ha sido el territorio del Estado que
en más ocasiones, Señor, habéis
visitado. Sin haber conseguido, fidelidad de los infieles; al tiempo que, sin
quererlo, Vuestra actitud provocaba
sorpresa en el resto de ciudadanos españoles, fieles a la Constitución y, por tanto, a la Jefatura del Estado. Aquella
permanencia de la vergüenza, fue un precedente que alentó al mundo secesionista
y supuso un lastre anímico para los leales.
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Por lo anterior, Señor, tampoco entendí que Os mantuvieseis impasible en la pasada
Final de la Copa del Rey-2017 en el
Estadio Calderón. Los ciudadanos civiles, no entendemos por qué la Jefatura del Estado, debe asumir que –de
cuando, en vez— debe asistir a un acto público para ser silbado, mientras suena
el Himno Nacional. De admitirse como
aceptable dicha actitud, --que no ocurre en ningún otro país de Occidente-- llegará el momento en que Vos, Señor, llegareis a encontraros en la más absoluta soledad;
porque quienes Os silban, Señor, no estarán a Vuestro lado, y quienes, una y otra vez, nos hemos sentido avergonzados, por los silbidos
y otras acciones humillantes, contra la Bandera,
el Himno y la Jefatura del Estado, nos
preguntaremos: --¿Y, ahora, para qué hacemos falta?--
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Volviendo a reiterar que, doctores tiene la Iglesia, y consejeros la Casa Real; seria procedente que, la Jefatura del Estado, mantuviese una
reunión con el Presidente de la Real
Federación Española de Fútbol, (y otros presidentes de distintas
federaciones deportivas) el Presidente
del Gobierno, y el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, para convenir
que: --habría que hacer llegar, antes de la próxima competición de Copa del Rey – 2018, a los diferentes
clubes de cualquier deporte, que “no es
obligatorio participar”, que aquellos que no crean en la España Constitucional, y lo consideren oportuno, deberían
abstenerse de participar; porque en los partido de Final de Copa 2018, en caso de repetirse los silbidos, el Jefe del Estado, abandonará el estadio;
el partido se suspenderá y, ese partido se jugará, a puerta cerrada, en otra
fecha posterior.
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Señor, si aquellos que pueden resolver el asunto de los silbidos al Himno Nacional, y a la Jefatura del Estado, no hacen lo que
está en sus atribuciones para resolverlo, deberéis coincidir, Señor, que es porque forman parte del
problema.
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La sabiduría popular, Señor, nos
enseña que:--La confianza se gana, el respeto se da, la lealtad se demuestra.
La traición a alguna de las tres provoca perder todas--. Dicho lo anterior y en
la creencia, como dijo Dickens, que:
--Los caminos de la lealtad son siempre rectos—, tengo que hacer público, Señor, que no entenderé que la dinámica,
en el futuro, de la Corona con Cataluña sea tan, manifiestamente, descompensada
respecto la media de visitas oficiales, a
otros territorios nacionales. Porque no son más merecedores de Vos, Señor, quienes no quieren formar
parte de España, que aquellos
lugares, que: --no es que naciéramos de España,
es que España nació de nos--. Parafraseando
a los Manrique de Lara, en lo que
reza en su mote “no descendemos de reyes, sino los reyes de nos” (Antonio Gala, paisaje con figuras)
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En estos momentos tan complicados, Señor,
los ciudadanos civiles de la mayor parte de España, sin ser conscientes de ello, aplican para sí, la
sugerencia, que viene al caso, de Abraham
Lincoln: -- Quédate con un líder cuando esté en lo correcto, sigue con él
cuando aún siga en lo correcto, pero déjalo cuando está equivocado--. La lealtad es un rasgo característico. Los
que Os la tenemos, Señor, Os la damos sin esperar nada.
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En el deseo de ver cumplidas estas expectativas, quedo a Vuestra entera disposición.
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…He dicho!
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.*Es Presidente del Instituto
Hispano Luso
Formidable ¡¡¡¡
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