* Por Ángel Rico
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Le contaré a usted, respetado lector, que soy de la opinión que “España
está viviendo uno de los peores momentos de la Democracia”, pero esta situación
no es fruto de un castigo divino sobrevenido, como si una tormenta fuese, sino de la complicidad
de una sociedad donde la mayoría se pregunta: ¿qué va a pasar? Y casi nadie se
pregunta: ¿qué vamos a hacer? Y el 23 de julio será el día en que nos tocará a
todos “actuar para que las cosas cambien de rumbo”.
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El “Sanchismopijomunismo” es la peor enfermedad que ha afectado a la
sociedad y hay que eliminarla de nuestras vidas. Porque con el comunismo lo que
no sea obligatorio, estará prohibido. ¿Quiero decir con esto que la alternativa
es Feijóo, o Abascal? La respuesta es “No”. Ninguno de ellos me convence,
Feijóo porque me recuerda, un día sí y
otro también, con su acomplejamiento ante la izquierda, la política aplicada por “cobardoy”, y de aquellos
polvos ahora tenemos estos lodos; y del otro líder no me gusta la peligrosa
influencia de “la Birgoneta” que le hace atender más a las voces internas que a
las inquietudes de su base social.
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Por tanto a la sociedad razonable e independiente nos queda pensar en una
alternativa de centro; habiendo aprendido que “la soberbia de los soberbios
ensoberbecidos que van de derrota en derrota hasta la desaparición final, sin
admitir su directa responsabilidad” no es la solución, como fue el caso de
Ciudadanos donde nadie admitió nunca que los desastrosos resultados eran el
fruto de una mala gestión y de dejarse asesorar por unos influencers, que de
política no tenían (como se ha visto) ni puta idea, eso sí, siempre le decían a
l@s “líderes” lo que est@s querían oír, que era más agradable que la real
realidad de la “rancia política”.
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Por tanto procede crear (y se creará) un partido “Democrático de Centro Unido” que esté liderado por esos políticos que se
está comprobando que son buenos a pesar de la mediocritud de las cúpulas de sus
(todavía) actuales partidos y planificar una estrategia político-social para
darle la vuelta a la mediocre situación actual, adaptando las leyes a la
realidad de un país que se ha construido a sí mismo desde 1978. Un servidor,
que tiene algo de experiencia en esto, ya que como joven asesor “me fichó UCD
en 1980” he ido comprobando, en todos los partidos políticos, que los que
llegaban en cualquier legislatura, eran peores que los de la legislatura
anterior, y así legislatura a legislatura. Y no podemos estar condenados a que
nos dirijan los peores, ya sean como Primer ministro, Interior,
Educación, Cultura y Deporte, Derechos sociales, Igualdad, Consumo,
Seguridad Social, etc. En ningún país de Occidente, ¡en ninguno! se admitiría a
políticos con un bagaje profesional tan mediocre dirigiendo los intereses de
sus ciudadanos.
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Buscar soluciones a corto plazo, no es posible, y cuando se intentan solo
se consigue la melancolía de la derrota. Hay que pensar a medio plazo, y
diseñar lo que hay que hacer y ponerse a hacerlo, pensando en el interés de
España y sus habitantes. Pregunta ¿eso puede conseguirse? Respuesta “Sí”
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Por cierto, puedo confesar y confieso, que estoy en contra de los
dictámenes obligatorios y contraproducentes de la Agenda 20-30 y sus 169 metas a
través de 232 medidas, en una política globalista dirigida por un gobierno
mundial de unas élites no elegido democráticamente. Y lo digo yo, que participé
de forma activa en las Cumbres del Clima de París, 2015, de Varsovia, 2013 y de Copenhague, 2009 y por la información adquirida soy de la
opinión que “hay muchos intereses ocultos en la enorme sucesión de sofismas que
nos obligan a comprar” que se corresponden con intereses concretos a los que
nada le importa lo que pueda perjudicar a España.
Los gobernantes nos están diciendo o enseñando y a veces obligando:
cuándo, cómo y cuantas veces debemos de lavarnos las manos; cuándo, dónde y qué
tenemos que estudiar; cuando y a dónde debemos de ir; qué, dónde, cuándo y cuantas
veces tenemos que comer o beber; dónde y cuándo podemos trabajar o no; cómo y
dónde compramos nuestros alimentos y cómo pagamos los productos con tarjeta o
en efectivo incluso cuando podemos ver y cómo saludamos a nuestros seres queridos.
Si no obedecemos estas reglas, seremos considerados antisociales peligrosos
para el bien común de la sociedad.
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Y en relación a esta cuestión los datos no se discuten, se contrastan.
¡Pues eso!
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(*)
Es Presidente del Instituto Hispano Luso, “Argentino” y “Brasileño”
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Fray Luis de León permaneció
en la cárcel cinco años – Y en su
primera clase, al quedar libre de la Inquisición, pronunció la célebre frase
«Dicebamus eterna die…» («Decíamos ayer…»). Un servidor, también ha estado
apartado de este blog de opinión cinco años, cinco. Y ya estamos aquí de nuevo
para opinar, con el debido respeto, de lo que hay ahí delante. Y a diferencia
del teólogo y religioso agustino, Fray
Luis, yo soy Judío.
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