sábado, 20 de noviembre de 2010

Y van cien

* Por Ángel Rico
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Empecé a escribir estas columnas de una forma no meditada, solo como desahogo para ejercer una, a mi juicio, necesaria reivindicación política. Y así, tacita a tacita, he llegado a las “cien” columnas, casi todas políticas. Confieso que he recibido numerosas críticas sobre algunos asuntos, pero como atenuante diré que no me dieron argumentos, de peso, en contra.
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El cien es una cantidad redonda, El cien o ciento (100) es el número natural que sigue al 99 y precede al 101. En romanos sería “C”, en griegos sería “H”. Es la fundación del sistema de porcentajes. 100 es el número atómico del fermio, un actínido, que fue hallado en los residuos de la primera bomba termonuclear. Es la temperatura en grados centígrados a la cual el agua hierve a nivel del mar. El número de años en un siglo. El número de divisiones de la mayoría de las divisas del mundo. Está presente en el refrán "Quien hace un cesto hace ciento" y en “Mas vale pájaro en mano, que ciento volando”, o en “No hay mal que cien años dure” (ni cuerpo que lo soporte). También podríamos utilizarlo en “cien eran cien las hijas de Elena, cien eran cien y ninguna era buena”, pero sería pasarse y, en los “cuentos de las cien y una noches” sería no llegar.
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Por sugerencia de mi hija, me quedaré con aquella pregunta de Friedrich W. Nietzsche: ¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos? Por eso me comprometo a continuar escribiendo para criticar, modestamente, las actuaciones políticas y sociales con las que nos encontramos cada día.
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Resulta imposible escribir sobre la realidad de hoy y no referirnos a la política de Zapatero (el peor gobierno de la Democracia) en numerosas cuestiones que nos afectan como ciudadanos y como contribuyentes. Y, en este momento, a la vergonzosa actuación de España en el Sahara Occidental, tragándose todos los desplantes del dictatorial gobierno de Marruecos. Que van desde despreocuparse del ciudadano español muerto en el conflicto, hasta callarse cuando Marruecos impide que la prensa libre haga su trabajo, cien minutos después de haber autorizado la presencia seleccionada de los medios. Todo esto después de las, cien y la madre, provocaciones en referencia a Ceuta y Melilla. En esta cuestión la Ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez (alias “Penélope Glamour”), ha dicho que "España no tiene responsabilidades en el Sahara Occidental". Obviamente Jiménez o es una ignorante o miente. Yo prefiero pensar que miente, porque España, De iure, es la potencia administradora del Sahara Occidental. España es responsable legal del territorio y de sus ciudadanos. Y precisamente por eso, España debe exigir un referéndum de autodeterminación del territorio; y exigir el mantenimiento de los Derechos Humanos, condenando todos los movimientos que atenten contra la Carta de las Naciones Unidas. Porque como dijo Cesaré Cantú: “Cuantas menos necesidades tengáis más libres seréis”. Aplicable a quienes viven en el Sahara Occidental.
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Ya en régimen interno nos encontramos las declaraciones de la Vicepresidenta Segunda, Elena Salgado, al culpar de la enorme cantidad de parados, (faltan cien para llegar a la cifra de cinco millones) a “que ahora hay más gente que quiere trabajar”. Es decir, la culpa no es del gobierno por su responsabilidad en la crisis, sino de los ciudadanos que quieren trabajar. Si los ciudadanos admitimos esa tesis, acabaremos admitiendo que “una solución para acabar con el paro sea la de matar a los parados”.
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Todos tenemos la obligación de implicarnos en política. Recordemos lo que decía el Coronel Aureliano Buendía a Ursula “no me hables de política, nuestro asunto es vender pescaditos”. En Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Este gobierno se empeña en mantener una política indigna y es sabido que “dignidad sin mérito se hace acreedora a cumplidos sin estimación”.
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Llegados a este punto nos queda la esperanza en el futuro que construiremos entre todos, pero recordando siempre lo que, al respecto, dijo Camilo José Cela: “Es grave confundir la anestesia con la esperanza; también lo es tomar el noble rábano de la paciencia por las ruines hojas –lacias, ajadas, trémulas—de la renunciación”
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Esperanza de poder ver otros cien años más de República en Portugal. O que disminuya el número de políticos en España, de cien en cien. Para que nosotros, el Pueblo, dispongamos de, cien veces cien, más oportunidades para defendernos del despotismo de quienes se consideran estar por encima de los demás. “Bajo ninguna tiranía desearía vivir, pero puestos a escoger detestaría menos la de uno solo que la de muchos: un déspota tiene siempre algún momento bueno; una asamblea o conjunto de déspotas no lo tienen jamás”. Voltaire ya nos preparaba en 1736 sobre “el Estado de las Autonomías” y el conjunto de políticos que viven del régimen, endeudando a los españoles hasta la nausea.
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…. He dicho!
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* Es Presidente del Instituto Hispano-Luso-Argentino-Brasileño

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