*Por Ángel Rico
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En
estos últimos tiempos ha sido posible comprobar los distintos especímenes
políticos que han ido tomando carta de naturaleza, en la teatralidad de la
política diaria. Así nos hemos habituado a que: --políticos que aspiran a
romper España, por el procedimiento
de incumplir la Constitución, las
leyes y las sentencias de los tribunales, recurran al Tribunal Constitucional para seguir recibiendo sus notables ayudas
del mismo Estado que quieren
romper--. También hemos visto aparecer a políticos que aspiran a gobernar una España, de la que no les gusta: --ni el
nombre, ni la bandera, ni el himno, ni la historia, ni los españoles--.
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Y
ahora hemos conocido al “Pedro del
hortelaNo” que como en el refranero “ni gobierna ni deja gobernar”. No
gobierna porque los, hipotéticos, simpatizantes (¡los suyos!) le han dado la
espalda, disponiendo del dudoso honor de haber conseguido en dos ocasiones (y
esperemos a las terceras elecciones) los peores resultados del PSOE en Democracia. Y, aferrado a un permanente retortijón intestinal –“no,
no y no”-- pretende impedir que España
empiece a ser gobernada. Sánchez, el
hombre a ferrado a dos sílabas “n-o”,
ha demostrado desconocer lo que dijo, Napoleón
III: --En política hay que sanar los males, jamás vengarlos--.
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Un
servidor, no es sospechoso de estar seducido por la política de Rajoy,--a mi opinión al respecto,
publicada en numerosos “Off the record”
me remito--, pero confieso que frente a mi único voto, el PP ha obtenido 7.906.185 votos (y el PSOE 5.424.709) ergo, esos resultados necesitan ser analizados,
tenidos en cuenta y, sobre todo, España
necesita un gobierno para resolver las cuestiones que necesitan ser resueltas.
--¿Estoy insinuando que hay que favorecer un gobierno del PP a toda costa?—Respuesta -¡no!-.
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Pero
imitando lo que, en situaciones similares, se ha llevado a la práctica en otras
democracias occidentales, sugiero que, previo pacto de una serie de cuestiones
a llevar a cabo, se permita la constitución de un gobierno. Lo razonable sería
“un gobierno de amplio espectro” donde se elaborase un programa consensuado con
varios partidos políticos. En caso contrario habrá demostrado el “Pedro del hortelaNo” que tenía razón, Groucho Marx, cuando dijo: --La
política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico
falso y aplicar después los remedios equivocados--. No es razonable que con esa
actitud trivial e infantil, se mantenga como rehenes a toda la ciudadanía
española, en general, y a sus votantes y partidarios, en particular.
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Justificar
el no apoyo al gobierno de “la corrupción” y del “empleo en precario” provoca,
de forma inmediata, pensar en lo de “la paja en el ojo ajeno” y, respecto al
empleo precario --empresas de ‘empleo
basura’: 400 euros al mes por 8 horas al día— el “Pedro del hortelaNo” debería
solicitar información concreta, al respecto, a Begoña Gómez. Porque,
en caso contrario, estaría nadando en un mar de, mal oliente, hipocresía.
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Llegados a este punto de la cuestión cabe
preguntarse, si el resto de miembros del Comité Federal del PSOE están
dispuestos a ser cómplices de que, algunas de sus propuestas programáticas
sigan esperando, al no poder aplicarse por la infantil soberbia de su (todavía)
Secretario General, aferrado al “yo o el caos”. Porque, como los resultados
electorales (en el Congreso y en los parlamentos regionales) demuestran, los
potenciales votantes socialistas están optando por el caos, en lugar de por
(este) PSOE. –Hay que ser “sanchista” antes que “socialista”-- Y, los
datos no se discuten, los datos se contrastan; ahí están.
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Sería
un error darle la razón a, Nietzsche:
--Un político divide a las personas en dos grupos: en primer lugar,
instrumentos; en segundo, enemigos—Por tanto apoyar, con condiciones, un
programa de gobierno sería lo que harían los políticos (de Estado) a quienes
les importase más el interés general que el propio ego; y para quienes los
españoles no fuésemos meros instrumentos para alcanzar lo inalcanzable, o sus
enemigos, por no habérselo permitido alcanzar.
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Cada
vez que el “Pedro del hortelaNo”
abre la boca, manifiesta que está dominado por el “efecto Dunning-Kruger”; a saber: --esa relación entre estupidez y vanidad,
del líder (¿líder?) con escaso nivel que tiende, sistemáticamente, a pensar que
sabe más de lo que sabe y a considerarse más inteligente de lo que, Sánchez, es— Demostrando, como dijo, Abraham Lincoln: --hay momentos en la
vida de todo político, en que lo mejor que puede hacer es no despegar los
labios--.
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Aun
es tiempo de que, el “Pedro del
hortelaNo” tenga algo de protagonismo en el escenario de la política
nacional, aportando propuestas a los diferentes problemas que, como una espada
de Damocles, penden sobre los
españoles; ayudando bien desde un gobierno de concentración, bien desde una
oposición estructurada, a dar seguridad al timón de la gobernabilidad del Estado. De no hacerlo, solo ocupará un
lugar en el montón de los juguetes rotos, y sus lamentos solo servirán para
mantener despierta a Begoña; y ya es sabido lo que acaba ocurriendo con el
montón de las cosas rotas. –Al roto, patadas y porotos— (Anónimo) ¡Pues eso!
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…He dicho!
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*Es
Presidente del Instituto Hispano Luso
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