(*) Por Ángel Rico
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Le confesaré a usted,
respetado lector, que a una semana del día en el que la ciudadanía razonable
debe “botar” (con b) al peor presidente de la Democracia y mandarlo a la cara
oculta de la luna, sigo insistiendo que eso es lo importante, y no procede
distraerse en personalismos que resten. Porque al “increíble hombre cambiante”
(porque cambia de opinión y nunca miente)
se le ha caído la careta, dejando a las claras que su consigna diaria es
las mentiras que hagan falta, las maldades que pidan los terroristas o
separatistas y la manipulación de los medios, para que las cosas parezcan lo
que, en realidad, no son. ¡Que te Bildu-te Txapote!
Para ello hay que
cambiar el director de gobierno, y que este sea capaz de derogar el “sanchismo”
en su totalidad, para que los independentistas que están en contra de España no
tengan el maldito privilegio de conseguir todas las aberraciones jurídicas que
piden; así como derogar la Ley de la Memoria democrática, que falsea la realidad
a ciudadanos que por su incultura, son fáciles de convencer; derogar la ley
Trans, donde todos los ciudadanos tengan los mismos derechos,
independientemente del sexo que tenga cada cual, o que quieran tener; adaptar
los impuestos a la realidad socio-económica de los españoles; que la sedición,
la rebelión y la malversación vuelvan a ser delitos inhabilitantes a quienes
los cometan; volver a tener presente y poner en práctica el “Plan Hidrológico
Nacional” que fue aprobado en 2005 por mayoría en el Congreso, Senado, y
parlamentos autonómicos de Castilla-La Mancha, Andalucía y Comunidad
Valenciana, y que fue derogado por Zapatero para conseguir el voto de los
separatistas catalanes y “que el agua dulce el Ebro fuese al mar, para una vez
mezclada con el agua salada, utilizar las desaladoras para quitarle la sal al
agua que antes era dulce; que los españoles puedan estudiar en español en
cualquier lugar del territorio, incluyendo Galicia; donde los españoles que han
cotizado durante toda su vida tengan derecho a una pensión más digna, que las
ayudas que reciben quienes, de forma ilegal, se saltan las fronteras: y así un
largo etcétera.
Una vez desalojado del gobierno el dictador Sánchez, tendría que enfrentarse dentro del PSOE, a un congreso similar al de Suresnes, donde le hagan entender que “hay que ser socialista antes que sanchista” y ese partido vuelva a renacer de las cenizas, de la mentira, de la manipulación y de las falsas apariencias en las que se está apoyando el “sanchismopijomunismo” con los datos del “CIS campeador manipulador”-
En estos casos, el manual indica que: -no hay que discutir sobre verdades con adict@s a las mentiras. Por ello, pensando en el objetivo principal no se puede en ningún caso y en ningún territorio, ser el complemento del PSOE para que “dar la sensación de que queremos que todo cambie, pero en el fondo se quiere que todo siga como está”. Una aparente contradicción, pero que hay que tenerla presente como si fuera un oxímoron. Porque, en política como en la vida, la soberbia de algunos dirigentes es inmensa. El gatopardo es considerado un clásico de la literatura. Una historia que, además de fascinante, sigue estando plenamente vigente, pues esconde una verdad intemporal sobre el carácter de los que ostentan el poder o aspiran a tenerlo. El gatopardo es el relato de la pugna entre lo moral y lo amoral, entre el bien y la decadencia espiritual. Por eso hoy decimos de un político que es lampedusiano cuando finge reivindicar grandes cambios para, en el fondo, mantener su statu quo de gobierno o de oposición. Y quienes dicen “pues si hay que repetir elecciones se repiten”, en realidad están demostrando que les importa más su ego que el bien de la mayoría. En política, el todo o nada, nunca aportó nada bueno, y por ello se aplicaron las negociaciones caso a caso, ley a ley, para seguir avanzando siempre.
Procede dejar de mirarse el ombligo, avanzar hacia lo que nunca se ha sido, “un político”. Porque estar toda la vida medrando de cargo en cargo, en la política, dependiendo del partido que ahora rechazas, y tener ejemplos de apoyar seis alcaldías del PSOE, desde ese partido tan, teóricamente puro, demuestra que “La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular”. Con el debido respeto, procede tener presente: No te preguntes que puede hacer el PP por ti, sino que puedes hacer tu por tu país.
--.•. ¡…He dicho!
Y la próxima semana… hablaremos
del gobierno.
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(*) Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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