Danzad, danzad, malditos

*Por Ángel Rico

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La situación en la que la España civil se encuentra actualmente me trajo a la mente la moraleja de la película dirigida por Sydney Pollack, --“Danzad, danzad, malditos”-- que narra la realidad del alma de los protagonistas durante la Gran Depresión en los Estados Unidos, que se conocen en uno de esos concursos de baile, y deciden formar pareja porque están desesperados al no tener recursos siquiera para comer. Mientras bailan al menos reciben comida y, si ganan, podrán sobrevivir con el dinero del premio. Mientras los concursantes fuerzan los límites de su resistencia física y psíquica, una multitud morbosa se divierte contemplando su sufrimiento durante días.

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Los observadores morbosos, que en la actualidad pasan los días contemplando el sufrimiento de los españoles son: Alemania, el conjunto de mandamases de la Unión Europea y el numerosísimo grupo de políticos españoles: --350 diputados nacionales, 266 senadores, 1.206 parlamentarios autonómicos, (un parlamentario por cada 39.000 ciudadanos) además hay 1.031 diputados en las Diputaciones provinciales (un diputado provincial por cada 46.000 ciudadanos). Más 8.112 alcaldes y 65.896 concejales--. Donde los unos, no quieren actuar, en la UE, como el gobierno real de los “Estados Unidos de Europa” y los otros, se limitan a mantener la música permanentemente sonando, para que los españoles no dejemos de danzar y ellos sigan recibiendo sus emolumentos que, aunque lo hayan olvidado, salen del bolsillo de los contribuyentes.

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Mientras los españoles “danzamos y danzamos, como malditos” el numerosísimo grupo que componen, lo que se ha dado en llamar la “clase política” –compuesta por 76.861 políticos privilegiados, además de sus asesores, rectores de universidad, consejeros en cajas de ahorros y sindicalistas liberados--, siguen cometiendo los mismos vicios y equivocaciones que llevaron a España al borde del precipicio.

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Como a la clase privilegiada les va bien, no se han planteado la reforma de la “Organización Territorial del Estado” que, como tal, supone un carísimo mantenimiento. Tenemos el último ejemplo, donde el PP de Castilla-La Mancha aprobó la adecuación de la Ley Electoral de esta comunidad autónoma, donde ese ajuste ha supuesto el aumento de 49 a 53 el número de parlamentarios. Sin entrar al fondo del asunto, la proporción se habría mantenido de igual forma disminuyendo de 49 a 45 el número de parlamentarios. El acuerdo de disminuir el número de parlamentarios regionales en Castilla-La Mancha, habría servido como ejemplo moralizador institucional, de que el esfuerzo que piden al Pueblo, mientras nos gritan: --“Danzad, danzad, malditos”--, lo predican con el ejemplo.

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Cuando el Estado no tiene dinero para mantenerse a sí mismo, vemos las discrepancias de mensajes dentro del mismo PP. Mientras Rajoy, en el Círculo de Economía, dijo: --No estamos en un camino de rosas, pero tampoco estamos en vísperas del Apocalipsis--, el portavoz del PP en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, José María Beneyto, ha afirmado que: --La eventual intervención económica de España es un escenario que no hay que excluir y que, aunque supondría un cierto varapalo para la proyección exterior, no sería el Apocalipsis para el país—(sic). Para los que viven y vivirán del sistema, estemos o no intervenidos económicamente, puede no significar un cataclismo, pero para el resto de ciudadanos que componemos la clase contribuyente, la situación será cuasi apocalíptica. Y llegados a esta conclusión viene al caso recordarles a la clase política el proverbio alemán que dice: --¿Qué sentido tiene correr cuando estamos en la carretera equivocada?--.

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La lectura de “La doctrina del shock” nos llama la atención sobre la relación entre las políticas de shock neoliberal de las últimas décadas, comparadas con los verdaderos shocks eléctricos aplicados a prisioneros y enfermos como modo de doblegarlos, domesticarlos, e imprimir sobre ellos una nueva personalidad. Con las sociedades (con todos nosotros) está ocurriendo lo mismo, dice su autora, Naomi Klein, quien sostiene que el principal recurso contra este modo de dominación es la información. Y estoy de acuerdo, porque no debemos seguir actuando como si las interesadas palabras de los políticos que se nutren del sistema, fuesen la verdad indiscutible. Estamos acostumbrados a escucharles decir una cosa y su contraria, dependiendo de lo que les convenga en cada momento. Por tanto, se hace imprescindible una dosis de reflexión, análisis y conclusión por parte de todos aquellos con quienes juega permanentemente el sistema.

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"Nadie ama a su patria porque es grande, sino porque es suya" (Séneca) Lo que nos obliga a tener opinión propia, ante los asuntos que nos afectan y a que nuestra opinión sea escuchada, de forma que los que viven y, como principal objetivo político, pretenden seguir viviendo del sistema, sepan que estamos en disposición de bajarles del privilegiado puesto que, incomprensiblemente, están ocupando, mientras nos gritan: --¡Danzad, danzad, malditos!-- bajo la atenta mirada del Apocalipsis.

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…He dicho!

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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso