*Por Ángel Rico
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Tuve la oportunidad de escribir, entre otros, en este espacio mi experiencia como participante en la Cumbre del clima de Copenhague, donde llegué a la conclusión de que en este tipo de carísimos foros el protagonismo es para cuatro perfiles de participantes, a saber: --“los gobiernos de países desarrollados” que van a cumplir el expediente, pronunciando discursos que no están dispuestos a cumplir; “los gobiernos de países en vías de desarrollo” que van a pedir acuerdos más radicales que supongan que los primeros les acaben comprando a estos, cuotas de CO2 pagadas a 7 dólares la tonelada; “las ONGs” que van a teatralizar sus posturas imposibles, dedicando más tiempo a ponerse de acuerdo en los hoteles que ocuparán en la siguiente cumbre, (Qatar será la próxima); y finalmente los “burócratas” de la ONU, de la UE, etc., con documentos redactados a priori y a quienes les importa poco que el acuerdo final sobre el texto se parezca mucho o poco a lo elaborado por ellos--.
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Es lógico que sea difícil llegar a acuerdos ambiciosos y consensuados con intereses tan distantes, porque se parte de un principio elemental, nadie cree en lo que representa defender. Los unos, --los hipócritas—van a discursear sobre las buenas intenciones de los países que representan; los otros –los que van a hacer hucha-- se permiten pronunciar frases como: --“Rechazamos la economía verde como un nuevo modelo, así como la privatización de la naturaleza, porque es un colonialismo de la naturaleza que mercantiliza las fuentes naturales de la vida”--, que pronunciadas por el Presidente de Bolivia, Evo Morales, que mercantiliza hasta la nausea los enormes caudales de gas existentes en su territorio, sin repartir los enormes beneficios económicos de ese mercado, manteniendo a una gran parte de su población anclada en la pobreza, no resultan demasiado edificantes al no predicarse con el ejemplo.
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Luego están los actores de reparto, como los “verdes pacifistas” que aspiran a conseguir un planeta con la mitad de la población actualmente existente, que obviamente tienen un problema al no haber voluntarios a formar parte de los 4 mil millones de habitantes que tendrían que desaparecer para que los objetivos de esta ONG, cuyos representantes viajan a lo largo del planeta gracias a la “visa oro” de la que disponen, se consigan.
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De los burócratas de la ONU que confunden al Primer Ministro de las Islas Salomón, con Rajoy, me permitirán que no les dedique nada de mi tiempo.
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Luego aparecen otros, los famosos del mundo, que aprovechan el evento para tener un protagonismo que engorde sus egos, por ejemplo: -- Famosos del mundo, unidos por el Ártico, encabezados por Paul McCartney, Richard Branson y Penélope Cruz, varias celebridades aprovecharon la cumbre de Rio+20 para lanzar una campaña a favor del medioambiente--, (diario El País) Aunque estos personajes, en su vida cotidiana no sean muy ejemplarizantes con el medio ambiente.
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Un servidor, que como ustedes han podido comprobar, no fui enviado por Dios por el camino de la diplomacia, levantó la mano en el foro: “Lisbon Innovation and Renewable Conference”, de Portugal, patrocinada por el Ministerio de Economía y por el Grupo Impresa, los días 15 y 16 de Septiembre de 2008, (en el Museo de Oriente, en Lisboa) cuando los patrocinadores distinguieron, a Richard Branson, “por su trabajo por el medio ambiente” para preguntar in voce: -- ¿Por qué es merecedora de un premio por su trabajo por el medio ambiente una persona (Branson) que en su actividad cotidiana (aviones para arriba, aviones para abajo) produce más CO2 al mes que todos los presentes en un año?—Quienes me dieron la palabra por creer que con mi intervención iría a glosar los méritos del premiado solo pudieron carraspear, y una parte del respetable aplaudió.
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Este es el famoso del mundo que ahora, se une con otros famosos para defender el Ártico. ¡Hay que joderse! Como diría Román Paladino, bastaría que viajasen menos con sus aviones privados, lo hiciesen más en aviones comerciales, para que el Ártico no se viese afectado por tanto CO2 innecesariamente producido por la actividad de estos famosos.
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Si nos centramos en lo más cercano, nos encontramos con las declaraciones en Río +20 del Presidente del Gobierno de España, Rajoy dixit: -- “Lo que en estos tres días perseguimos Gobiernos, organizaciones internacionales, sector privado y organizaciones no gubernamentales es nada menos que reducir la pobreza, avanzar en la igualdad social y proteger el medio ambiente.// en torno a las tres dimensiones de esta Conferencia: la económica, la social y la medioambiental.// Éstos son los ideales a los que aspirábamos cuando suscribimos los Objetivos de Desarrollo del Milenio, a los que España ha contribuido con casi mil millones de dólares, y que deben guiar nuestra acción hasta 2015, podemos contar con un único y conciso grupo de objetivos que guíen nuestra acción en pos del desarrollo sostenido e inclusivo.// Esta "economía verde" exige una estrecha colaboración entre Gobiernos, empresas y ciudadanos para hacer frente a los desafíos que se plantean.// La energía, por su parte, es el motor de la economía y, por tanto, del desarrollo. Debemos potenciar las energías renovables, aprovechando, además, que el avance tecnológico ha hecho a estas fuentes energéticas cada vez más eficientes y baratas.” (sic) Una sucesión de frases bonitas, que chocan frontalmente con la realidad cotidiana que, al respecto, está ocurriendo en España.
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Antes que desplazarse a Río a decir, lo que Rajoy dijo, hubiese sido más productivo que hubiese convocado en La Moncloa a los directores generales de Industria, Energía y Agricultura de las comunidades autónomas donde gobierna el Partido Popular, para motivarles a apoyar iniciativas locales de este tipo. Porque el Proyecto: Empleo, Agricultura, Biodiésel y Transporte, que es real y está sobre la mesa de los responsables de las CC.AA. de Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura, se encuentra parado porque, en esas CC.AA. no están dispuestos a financiar la jornada informativa necesaria para poner en cultivo 300.000 hectáreas de colza en España, que supondrían el ahorro para el Estado de 2,5 millones de toneladas de CO2 al año. El viaje de la comitiva española a Río tuvo un coste trescientas veces superior a lo necesario para poner en marcha el Proyecto que se encuentra parado en España por falta de implicación real de la Administración Rajoy.
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Por tanto, los que estamos desarrollando el mencionado Proyecto, --con un potencial tan grande de creación de empleo rural-- sin recibir ninguna ayuda oficial, tenemos la autoridad moral para decir que, en el gobierno de España, es necesario un poco menos de hipocresía y un poco más de colaboración real, para adaptarse a lo que se predica. Para ver la pobreza, pobreza, no hace falta irse al otro lado del mundo, basta con mirar al otro lado de la valla.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Grupo de Empresas Agrarias (GEA)
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