*Por Ángel
Rico
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En estos días hemos podido ver y escuchar, en relación a la
rapidísima puesta en libertad de la terrorista Inés del Río, condenada a 3.824 años de prisión por 24
asesinatos, distintas opiniones de la casta
política. Donde todos, y al decir todos –quiero decir, todos--, a mi
juicio, mostraron una inmensa hipocresía. Desde la penosa conferencia de
prensa, por colleras, de los ministros
de Justicia e Interior:
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--Fernández Díaz: «La doctrina ha sido una doctrina justa, y
muy eficaz para luchar contra el terrorismo. Y después del fallo de Estrasburgo, seguimos pensando lo mismo». ¡Farsante!
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-- Gallardón: «Lamento el fallo. Mi criterio es el que
expuso la Abogacía del Estado. Creo que quien tenía la
razón jurídica es el TS español, que
el TC acertó al avalarlo». ¡Falso,
de toda falsedad! Por no hacer, desde el Gobierno de España, nada más al respecto y delegar, en los tribunales,
todo lo que hubiera que hacerse. No recusar, por parte de la Abogacía del Estado, al --ex Secretario de Estado de Justicia con el PSOE, Luis López Guerra, como representante español en la Gran
Cámara del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, por ser –parte y juez--, pone de manifiesto que mantenerse en
el error, tiene estas consecuencias.
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Hasta la desafortunada y huidiza respuesta del Presidente Rajoy, para no hablar de la
sentencia que está en boca de todos: --“Está
lloviendo mucho”--. ¡Pusilánime!
Hoy, ante esa pregunta de la prensa, lo procedente habría sido: --quedarse bajo
la lluvia y manifestar su opinión al respecto--, cualquier respuesta, menos
escudarse en la lluvia para no responder.
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El expresidente del Gobierno José
Luis Rodríguez Zapatero pidiendo respeto para la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de
anular la doctrina Parot, aunque “comprende el dolor de las víctimas del
terrorismo”. ¡Hipócrita!
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Teresa
Jiménez-Becerril, hermana de un asesinado por ETA, y actual europarlamentaria por
el PP que: --lamenta la excarcelación
de la etarra y considera que si la
sentencia del Tribunal de Derechos
Humanos de Estrasburgo "ha
oxigenado el ambiente en el País Vasco
como dicen los abertzales, pues qué pena". (Sic) Pero se mantiene en el, bien remunerado, puesto
político, conseguido, no precisamente, por su capacidad política, sino por su
apellido. ¡Hipócrita!
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El Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha
declarado en un desayuno informativo organizado por Fórum Europa que su departamento "no pondrá ningún impedimento" a la ejecución de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
(TEDH), si bien cada caso se analizará de forma individual. ¡Hipócrita
y timorato! Porque, caso a caso, los
terroristas saldrán a la calle, mezclados para que no se note tanto, entre
asesinos y violadores en serie.
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Y así en una sucesión de declaraciones de políticos que, han
insultado a la decencia de una sociedad descolocada. Con el permiso de usted,
respetado lector, no voy a comentar las declaraciones de políticos de IU y del PSOE, porque acabaría vomitando sobre la computadora.
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A mi juicio, la declaración política más decente ha sido la del
diplomático y exministro Javier Rupérez,
que estuvo 31 días secuestrado por ETA, que ha calificado de «resultado monstruoso» la anulación de la
«Doctrina Parot» decidida por el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos. Esta situación «nos tiene que hacer reflexionar profundamente sobre el sistema», ha
dicho a la vez que ha basado justificado el calificativo de «monstruoso» en que «la noción elemental de la
Justicia choca con la aplicación de la ley» (sic)
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A la ciudadanía le queda aprender la lección, y con la lluvia de
incumplimientos a la que hizo referencia, Rajoy,
para no enfrentarse al malestar social, entender que: --el actual Gobierno de España, no solo incumple
sus promesas electorales en materia de economía, --para sacar a España de la crisis—sino que, además,
incumple las promesas sobre el Estado y la decencia.
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Es procedente recordar aquellas palabras de Rajoy dirigiéndose a Zapatero:
"Un gobernante puede perder la
confianza de los ciudadanos si comete un error grave; puede perderla igualmente
si retuerce la ley; puede perderla, en fin, por mentir. Usted ha hecho las tres
cosas". Y añadió que "se
supone que cualquier gobernante que pierde la confianza de sus
ciudadanos", que "no se sabe cuándo dice la verdad, no está
legitimado para administrar el bien común". Yo, estoy de acuerdo.
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…He dicho!
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*Es
Presidente del Instituto Hispano Luso
DE ACUERDO
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