*Por Ángel Rico
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Le
contaré a usted, respetado lector, que han sido numerosos (¡numerosísimos!) los
mensajes y e-mails, de ciudadanos que han afeado mi anterior “Off the record” sobre el Islamismo. Mensajes que, por los
inhibidores de frecuencias telefónicas que se utilizaron en París durante la “Marcha por la
República ” y el, posterior, regreso a casa, me han
impedido responder a esas consideraciones, con buena intención, pero de un
inmenso y preocupante desconocimiento de la realidad del Islam.
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El común denominador de las observaciones recriminadoras sobre el
fondo de mi artículo es: –que debe haber varios tipos de islamistas, porque en
televisión han salido algunos y algunas portavoces de asociaciones y colectivos
de musulmanes, denunciando los actos terroristas de París, indicando que “son unos asesinos locos que no tienen anda
que ver con mi religión, y que matan en su nombre”, “su total condena a los
atentados de París”, “Este
terrorismo se ha convertido además en un instrumento generador de islamofobia
en manos de todos aquellos que buscan difundir el odio contra el Islam y los musulmanes”,
“Representantes de diferentes asociaciones islámicas de España se manifestaron para condenar los atentados perpetrados en Francia, y aseguraron que esas acciones
son contrarias al Islam”, “No más
muertes en nombre del Islam y no a
la islamofobia”, “Que sepa el mundo que el Islam
no tiene nada que ver con esas personas que mataron a inocentes en Francia”, etc., porque unos islamistas
han dicho que el “Islamismo busca la paz”—
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Como
responder a cada una de esas llamadas de atención, me llevaría demasiado
tiempo, trataré de responder en conjunto a todas ellas. Empezaré afirmando que,
la Libertad
de Expresión es un derecho que ampara todas las opiniones, incluso aquellas
opiniones de, presuntos, representantes de colectivos y asociaciones de
islamistas en España, que han dicho
lo que se indica en el párrafo anterior, y otras muchas frases con ese sentido.
Y que, un servidor, y los hechos consideran que son falsas de toda falsedad.
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Y,
dicho lo dicho, le propongo a usted, respetado lector, el siguiente ejercicio
de imaginación: --Supongamos, como hipótesis de trabajo, que un servidor se
autonombrase “Portavoz de la Comisión Española de la Gravitación Universal ”
y en nombre de esa, supuesta, organización hiciese unas declaraciones públicas
del siguiente cariz “los asociados, simpatizantes y familiares, hasta el tercer
grado de consanguinidad, de esta organización, no se ven afectados por la Ley de la Gravedad ; por lo que los cuerpos de las
personas indicadas no son atraídos por la fuerza de la gravedad, teniendo la
capacidad de volar”--. Usted, sin ninguna duda, pensará que –lo dicho, es una
estupidez--. Y, tiene razón ¡Es una estupidez! --Porque una estupidez, es una
estupidez, la diga el, supuesto,
portavoz de la Comisión Española de la Gravitación Universal ,
o cualquier portavoz o representante de organizaciones de islamistas en España que han dicho lo que se refleja
en el segundo párrafo de esta nota--.
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Y
ahí es donde debo incidir hoy: --El
Islamismo, no es una religión de paz— y quien diga lo contrario, o no se ha
leído el Corán o miente
descaradamente, en un cálculo estratégico, cauteloso y disimulado. El Corán
contiene numerosos llamamientos a la yihad violenta; hay que tener presente que
el propio Dios, --Alá-- fue el autor
de todas y cada una de las palabras del Corán,
las leyes de la guerra contenidas en él tienen una importancia superior a las
elaboradas por los simples mortales, en cualquier país del planeta. La clave para la victoria, como enseñó Alá mediante las campañas militares del
profeta Mahoma, es golpear el alma
de tu enemigo. Y la mejor manera de hacerlo es a través del terror. Por ello,
cuando los Hermanos Musulmanes dicen
"El Corán es nuestra
Constitución", están, de hecho, diciendo una obviedad para todo musulmán
que siga tomando en serio los pilares mismos de su fe. El islamismo es
la única religión, entre cuyos “pilares” se encuentra la guerra como forma de
extender su influencia; encargándose de demostrar que no se trata de una
religión como las demás religiones,
hecho que no conviene olvidar.
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Respecto
del islamismo “radical” y el islamismo “moderado” hay que tener presente que,
la imagen a la ciudadanía, solo depende de lo que convenga en cada momento al
propio islamismo. Existiendo muchas posibilidades
de que ese mismo Islam, moderado
hoy, se convierta en intolerante e integrista mañana, cuando el imán que hoy
predica “integración”, mañana recuerde a sus fieles la defensa de su real “identidad
religiosa” con todos los medios que el propio Corán indica.
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Dicho lo anterior,
conviene recordar que en un Estado de
Derecho, las leyes se deben cumplir, incluso en el seno de las viviendas y
círculos religiosos. Si la autoridad competente tuviese conocimiento que en el
interior de una vivienda familiar, los miembros masculinos mantuviesen en
situación de esclavitud a otro miembro femenino, actuarían en nombre de la
Ley. Algo similar ocurriría en un,
hipotético, caso de contrato laboral contrario a las leyes laborales, aunque el
empleado y empleador estuviesen de acuerdo en cláusulas contrarias a la
Ley. Y similar actuación, deberá aplicarse
en aquellos casos donde, la mujer musulmana no tenga la consideración de igual
con el hombre. Porque hay demasiados casos, donde la mujer musulmana desconoce
sus derechos. Y esos derechos hay que reponerlos, incluso, a pesar del propio
desconocimiento de la mujer musulmana.
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La islamofilia de la
buenista sociedad occidental que por miedo escénico, se niega a admitir la realidad, es un síndrome de
sumisión preventiva, que siendo conocido por quienes mueven los hilos de
aquellos que han salido a decir que el “islamismo es una religión de paz”, es
la preparación de la ciudadanía para una islamización generalizada. En este
caso cabe recordar la fábula de “La
Rana y el Agua Caliente”. --Si echamos una rana en una olla
con agua hirviendo, esta salta inmediatamente hacia fuera y consigue escapar.
En cambio si ponemos una olla con agua fría y echamos una rana esta se queda
tan tranquila. Y si a continuación empezamos a calentar el agua poco a poco, la
rana no reacciona sino que se va acomodando a la temperatura hasta que pierde
el sentido y, finalmente, muere--. Similar estrategia está utilizando el Islam en países de Occidente, como España.
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Si el Islam,
consiguiese sus objetivos, los propios musulmanes,
no tendrían más libertad que ahora; sino que los ciudadanos (y sobre todo,
ciudadanas) no musulmanas, tendrían muchos menos derechos que en la actualidad.
Procede recordar lo que dijo, Manuel
Azaña: --La Libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente
hombres--.
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Por cierto, si usted
respetado lector, de la lectura de esta nota se convenció de que, por ser
simpatizante de la inexistente “organización Comisión Española de la Gravitación Universal ”,
usted podría volar, renuncié a esa creencia, porque se acabaría lastimando, de
igual forma que acabará lastimándose si
usted cree la retahíla de mensajes falsos de asociaciones de musulmanes,
respecto al Islamismo y la paz. Porque las cosas son como son.
.
…He dicho!
.
*Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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