*Por Ángel Rico
.
Le
contaré a usted, respetado lector, que cuando escuché que la Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del
Consejo General del Poder Judicial, Ángeles Carmona, pedía “erradicar los
piropos porque supone una invasión de la intimidad de la propia mujer porque
nadie tiene derecho a hacer un comentario sobre el aspecto físico de la mujer”
(sic) solicité a los miembros de mi equipo que me consiguiesen “las obras
ejemplares” escritas por la señora Carmona,
para intentar comprender qué causas motivaron tal estupidez; pues bien, hasta
este momento no las he conseguido.
.
Yo
no haré ningún comentario sobre el aspecto físico de la señora Carmona, ¡lo prometo!, --porque me es
indiferente-- pero con el debido respeto, analizaré el fondo profesional de sus
declaraciones y de su trayectoria profesional. Porque un cargo público, con tan
rimbombante nombre, debe ofrecer a la comunidad a la que, teóricamente, sirve
algo más que frases de tan fútiles resultados. Porque si el listón de sus
preocupaciones institucionales se ha colocado en la impropiedad del piropo,
como requiebro a las personas guapas, frente al lisonjero silencio hacia las personas menos guapas, habrá que
preguntarse: -- ¿Y qué opina la señora Carmona
de esos millones de mujeres (903
millones) en el mundo que esclavizadas por una religión, el Islam, que les impide formarse,
aprender a leer, para poder estudiar a pensadores
como: --Erasmo, Tomás Moro,
Aristóteles, Sócrates, Nietzsche, Platón, Marx, Descartes, Confucio,
Kant, Rousseau, Voltaire, Schopenhauer, Sartre, Montesquieu, Tolstoi, Kafka, Dostoyevski, Séneca,
Foucault, Rusell, Camus, Bakunin, Tagore,
Chesterton, Arendt, Troskky,
Cicerón, Boecio, Maimónides, Averroes, Tomás de Aquino, etc.? – Porque, quien habla por asuntos tan
nimios y calla, por cuestiones tan inadmisibles, por injustas, pone de
manifiesto aquello de que “quien calla otorga”
.
Si a la señora Carmona,
le viene grande el mundo; la ubico solo en España.
--¿Qué opina de esas miles de niñas que
viven en barrios de Andalucía, Cataluña
o Madrid, convertidos en “guetos religiosos” que impiden que estas
españolas conozcan la libertad y aprendan a navegar por su propio libre
albedrío? ¿Cuándo levantará la voz, para defender que –el hombre y la mujer son
iguales, en deberes, derechos y dignidad? ¿Cuándo señalará con su índice
acusatorio a aquellos responsables que esclavizan a mujeres españolas,
obligándolas a casarse con quienes la familia ha decidido? La ley Sharia establece que las mujeres pueden casarse
a los nueve años, y esa ley sottovoce se está aplicando, de facto, en España ¿Cuándo
se implicará para enseñar a esas miles de mujeres la facultad que tienen para
obrar, de una u otra manera, para pensar como consideren oportuno, para
asimilar un derecho, que tienen y
desconocen, que se llama Libertad?
.
De no implicarse en ese desafío, la señora Carmona evidenciará la enorme miopía del Observatorio
contra la Violencia
de Género del Consejo General del Poder Judicial, y cuando un estamento institucional resulta inútil lo
que procede es eliminar la institución y cesar a quienes viven del organismo.
Porque, el observatorio que no observa lo que está pasando con miles de mujeres
en barrios musulmanes, centrando su actividad en sugerir la “erradicación del
piropo” merecerá nuestra falta de aprecio.
.
Y
si nos ponemos estupendos, y buscamos la
corrección política en España,
sugiero que la señora Carmona,
lidere un estudio constitucional que modifique, por ejemplo, el artículo 58 de la Constitución Española que hace
referencia a: --la Reina consorte o el consorte de la
Reina-- . ¿Por qué la mujer del Rey debe
denominarse “reina” y el marido de la
Reina no debe denominarse “rey”? El igual trato entre hombres y mujeres debe
incentivar a la señora Carmona, a
que haga lo que sea preciso para abolir una desigualdad tan injustificada y
medieval.
.
De
no centrarse en cosas serias, y limitarse al piropo y sus consecuencias, es
previsible que la próxima ocurrencia, de Carmona,
sea que: --quienes miremos el trasero, dentro de unos pantalones de talla
imposible, propiedad de una señora que camina ocho metros por delante del
mirón, tengamos que haber pagado un impuesto de miradas; porque de mirar sin
haber pagado la tasa se estará cometiendo una falta, cercana al delito--, porque mirar
traseros o delanteras, de personas que caminan por la vía pública, mutatis mutandis, podrá ser considerado
–como en el caso del piropo-- “una invasión de la intimidad de aquellas
personas que, voluntariamente, decidieron vestirse con prendas manifiestamente
pequeñas”
.
Mientras
la opinión pública sonríe con el asunto del “Observatorio que observa los
piropos”, este, el Observatorio, es cegato con lo que esclaviza y anula a miles
de mujeres en España, impidiendo que se conviertan en personas, quedando
relegadas al papel de reproductoras de hijos, que si tienen la desgracia de ser
femeninas, nacerán condenadas a solo su papel de reproductoras sin libertad
real y sin consciencia de no saber que no tienen, lo que no tienen.
.
Llegados a este punto, procede recordar lo que dijo, Einstein, “Hay dos cosas infinitas: el
Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”; claro que el
científico alemán había leído, previamente, a Montaigne, que escribió: --“Nadie está libre de decir estupideces,
lo malo es decirlas con énfasis"--. ¡Pues eso!
.
…He dicho!
.
*Es Presidente del Instituto
Hispano Luso
No hay comentarios:
Publicar un comentario