Epílogo (III) - Sobre “Los diez días, que a Pablo Iglesias le gustaría, que estremeciesen al mundo” en el Siglo XXI

*Por Ángel Rico

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Es seguro que bastantes de los prosélitos del actual PSOE, desconocen aquellas palabras de Felipe González en el XXVIII Congreso (mayo de 1979), bajo el lema “Construir en libertad” –“Hay que ser socialistas antes que marxistas”— Propuesta que, en principio, no fue aceptada, siendo posteriormente ratificada en el Congreso Extraordinario de septiembre de 1979. Gracias a aquel cambio de rumbo dirigido por Felipe González hacia la socialdemocracia la alternancia política fue posible en España, y los logros conseguidos con ella.

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El actual Secretario General del PSOE, con una evidente menor capacidad de liderazgo político que la de González, está proponiendo a los suyos: --“Hay que ser sanchizta antes que socialista”—lo que está incomodando a numerosos dirigentes socialistas regionales que están intuyendo que los apoyos sociales, de sus seguidores habituales, están decreciendo, porque estos, --los electores--, han apreciado que se ha pasado del interés general (eso es el socialismo) al interés particular, incluso a costa del propio partido. Lo importante no es conseguir logros grandes, lo que busca Sánchez es el dominio del aparato del partido, y por tanto, la fidelidad miope de los prosélitos, para construir un guión a las medidas de sus escasas posibilidades políticas.

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He tenido la oportunidad de debatir esta cuestión con varios miembros de una familia socialista, donde se es socialista antes que Pablo Iglesias I, (Posse) fundase el Partido Socialista, y a la hora de analizar el rumbo actual del PSOE, se les preguntó: --1º ¿A quién preferís como líder, a González o a Zapatero? Respuesta: “A González”; --2º ¿A Zapatero o a Rubalcaba? Respuesta: “A Rubalcaba”; --3º ¿A Rubalcaba o a Sánchez? Respuesta: “A Rubalcaba” y --4º ¿A Rubalcaba o a González? Respuesta: “A González”. Conclusión: --Para los socialistas “pata negra” siempre les quedará González--. Y, es un hecho y no una opinión que, a Emiliano García-Page y a Guillermo Fernández Vara, las intervenciones de Pedro Sánchez, en sus comunidades autónomas les restaron votos en las pasadas elecciones autonómicas.

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El no defender unos principios básicos, --como la igualdad de todos los españoles--, es uno de los asuntos que mantienen a los socialistas de a pié en un mar de confusión, y se preguntan: --¿Cómo se puede defender, desde la dirección del partido, un Estado federal asimétrico? ¿Cómo se puede defender que los ciudadanos de unas comunidades autónomas reciban más de los Presupuestos del Estado que los ciudadanos de otras? ¿Cómo se puede permitir que los campos del Levante, Murcia y Almería se estén secando, mientras que el agua dulce de los ríos españoles vaya al mar? ¿Cómo puede defenderse que los españoles tengan distinto tipo de sanidad, dependiendo del color de su tarjeta sanitaria?

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Sánchez no podrá esgrimir resultados electorales excelentes, los de las municipales y autonómicas de 2015, pueden considerarse “mediocres” comparados con los resultados obtenidos por el PSOE, en 2011. Los resultados en las grandes capitales de España, Madrid, Barcelona y Valencia, ponen de manifiesto las carencias de este PSOE. Por eso, a falta de resultados, Sánchez ha optado por la consecución de poder, aunque éste (el poder) sea prestado y a cualquier precio. Porque lo previsible es que, en las próximas elecciones generales el PSOE no sea el partido más votado. Y aquella frase de: --No pactaremos con Podemos ni antes, ni durante, ni después de las elecciones— será solo un mal entendido, porque el fin justificará los medios.

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Ante ese desconcierto partidario y el, inocultable, deseo de Sánchez de pasar a la Historia como Primer Ministro, en el “cuaderno gris” de Iglesias está diseñado que: --puesto que Podemos (en 2016) no obtendrá diputados suficientes para gobernar, apoyarán la investidura de Sánchez como Primer Ministro de un Gobierno Provisional--. Este sería un gobierno de “pequeño burgueses” y de interinos, hasta que con el pretexto --que no la causa--, de las numerosas algaradas y desordenes provocados por la “inteligentsia podemita”, Iglesias culminase su particular revolución, como indiscutible solución a los problemas sociales y de convivencia previamente creados. Pasándose del romanticismo de la revolución del 15M, a la locura del “Proletkult” (acrónimo de Proletárskaya  Kultura –Cultura proletaria- en la dictadura de Iósif Dzhugasvili –Verdadero nombre de Stalin).

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Los deseos de “la masa” de hacerse dueña de los instrumentos de producción y la banca, (a los que se aludió en tantas asambleas de los “Círculos”) serán suprimidos; porque Iglesias y solo Iglesias será el propietario absoluto de todas las posibilidades de un Estado sin libertad, que Iglesias diseñó, que Iglesias construirá; y que Iglesias, que nació de la Revolución del 15M, ajustará cuentas con los revolucionarios y con la misma Revolución, porque la única (mala) sombra posible deberá ser la suya. El desconocimiento de la Historia, por parte de los seguidores del PSOE, favorecerá el camino hacia ninguna parte.

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Lo que está en el guión “revolucionario” es: --provocar la paralización de la circulación por carretera y ferrocarril en todo el territorio nacional y la inactividad de las industrias, grandes y pequeñas,  mediante los (engañados) miembros de “Podemos Transporte” que harían de ariete; junto con la ocupación de viviendas vacías o desocupadas; por miembros podemitas que reivindicarían “la expropiación de las viviendas no ocupadas y la legalización de la okupación” --adiós a la propiedad privada—. Se presentará una situación en la que la ley será un instrumento de la arbitrariedad y la arbitrariedad será la ley. Ante esa situación, Sánchez no tendría la astucia política, ni los apoyos suficientes para combatir los desordenes; dejando hacer al populacho que se escudaría en “la gran cantidad de ofensas y rencores acumulados desde la aprobación de la Constitución del 78”. Además, en aquellas comunidades autónomás y  ayuntamientos que, en la actualidad, el PSOE gobierna con el apoyo de Podemos, el soporte político será retirado (página 123 del “cuaderno gris” de Iglesias).

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Para, teóricamente,  retornar a la “normalidad” Iglesias, desbancaría a Sánchez, (en 2017) mediante la ya referida “Asamblea Constituyente” que previa aprobación de, otra, constitución a su  medida --poder conducir a España por una nueva vía--. Llegados a este punto, y convertido en el dictador que (en potencia) es, la revolución quedaría destruida por completo, porque muchas de las cosas que fueron necesarias en el proceso revolucionario se habrán vuelto inútiles.

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No está claro si, Pedro Sánchez, como Kérensky, tendrá que escapar de los bolcheviques (podemiques) y, previo paso por París, se instalará definitivamente en Estados Unidos, para impartir clases en la Universidad de Stanford.

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Pedro Sánchez,  a mi juicio, tendrá que moverse entre lo que escribió el también economista, Adam Smith: --Nunca te quejes de lo que en todo momento está en tu poder para liberarte— y lo que dijo el político, Manuel Azaña: --La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres--. Porque, por lo que estamos viendo, se está inclinando más por aquella frase de, Voltaire: --Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo--

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Como comenté en el “Epílogo I” el descontento sobre mis comentarios también se evidenció en los partidos más pequeños, que en un ansía de querer ser lo que (por el dictamen de los votos) no son, también afearon mi postura, y aunque soy consciente que: --la ocasión hay que crearla y no esperar a que llegue— en este caso mañana le contaré a usted, respetado lector, el malestar de los pequeños y, en algunos casos, de los inútiles líderes de esos partidos políticos, que desconocen el proverbio sueco que dice: --La sabiduría inútil sólo se diferencia de la tontería en que da mucho más trabajo--. ¡Pues eso!

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…He dicho!

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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso