sábado, 8 de enero de 2011

Democracia interna


*Por Ángel Rico
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En estos días hemos tenido conocimiento de dos casos de particular aplicación de democracia interna en los dos principales partidos políticos de la escena nacional. En un caso, con Francisco Álvarez Cascos, y en otro, con Antonio Asunción. En ambos casos, los protagonistas, se encuentran fuera de los partidos donde militaron, por reivindicar una verdadera “democracia interna”. Lo que resulta chocante en democracia, “ser expulsado por solicitar democracia”.
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Estos mismos partidos políticos aprobaron la Ley Orgánica, 6/2002, de Partidos Políticos, donde se indica expresamente en el artículo 6. “Los partidos políticos se ajustarán en su organización, funcionamiento y actividad a los principios democráticos y a lo dispuesto en la Constitución y en las leyes”. Algo que incumplen la totalidad de partidos, tanto los grandes como en los Un Poco y De momento pequeñitos”. Que funcionan bajo la premisa de “evolución negativa”, para que suban en el escalafón no precisamente los mejores, y cuando alguien discrepa de ese principio le aplican la fórmula de “más estalinismo”, es decir, silencio y la calle.
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Esa dinámica de que “quien se mueve no sale en la foto”, es lo que está agravando la enfermedad de nuestro sistema político. Donde se aprueban leyes que perjudican gravemente a los ciudadanos de las circunscripciones por las que, estos diputados, fueron elegidos. ¿Cómo es posible que unos diputados voten a favor de leyes contrarias a los intereses de sus electores? Precisamente, porque en este sistema político lo menos importante son los electores, lo importante es seguir saliendo en la foto. (En los partidos grandes, medianos y en los, Un Poco y De momento pequeñitos) Y para eso, se vota todo lo que haya que votar, y se sustenta en la dirección de los partidos políticos a aquellos que pueden hacer o no, que vuelvan a salir en la foto oficial. Aunque no sean los mejores gestores de la cosa pública.
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Aquí es de aplicación El Principio de Peter, donde “muchos suben hasta llegar (y superar con creces) su nivel de incompetencia en cargos públicos”. Tenemos los ejemplos de: Zapatero, Leire Pajin, Bibiana Aido, José Blanco, Jorge Alarte, en el PSOE. Como Isabel Pérez-Espinosa en el PP de Asturias ó Luis Orgaz en UPyD de Castilla-La Mancha. Ejemplos, en todos los casos, de personas que llegaron a cargos que les superaban, por el mero hecho de no aplicarse una verdadera democracia interna. Quien domina el aparato, tiene la capacidad de decidir hasta donde se puede (o no) aplicar la democracia interna y, por tanto, quienes suben y quienes no.
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Esa forma de colocación en cargos políticos permite que, a demasiados diputados, no les importe mucho los intereses de los electores. Lo hemos comprobado en casos de diputados que por pertenecer a la comisión de Fomento del Congreso, les han sido enviados “documentos de trabajo referidos al sector del Transporte”, documentos que fueron “eliminados sin ser leídos” (tenemos las pruebas de ello). Ó de ese diputado, portavoz por el PP de la comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, elegido en la Cursivaprovincia de Lérida (Llorens Torres, José Ignacio), que cuando tres ciudadanos, tras dejar su trabajo y viajar a Madrid al Congreso de los Diputados para una reunión con este diputado, referida a cuestiones de esa comisión, recibieron la respuesta de que: “no los podía recibir a las 18h00 porque en su agenda tenía las 19h00”. (Todos, incluyendo algún diputado más, sabemos que eso no es cierto) ¿Ese diputado era consciente de todo lo que tuvieron que hacer esos ciudadanos para ir a reunirse con él en el Congreso, por el hecho de ser portavoz de esa comisión?
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En la vida política hay demasiados casos de este tipo. Donde los políticos legislan sobre vidas y haciendas de los ciudadanos que los eligieron, con actitudes despóticas, demostradoras de un “abuso de superioridad, en el trato hacía quienes les votaron y tendrán (o no) que volverles a votar”. A mi juicio, eso se debe acabar y hay que empezar a enumerar quienes son dignos de nuestros votos. Llorens, obviamente no. Lo diré y lo repetiré, hasta quedarme sin voz, a todos aquellos profesionales a quienes agravió con la referida actitud, y a los que volverá a solicitar su voto.
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Los ciudadanos no tenemos la capacidad de legislar. El sistema solo nos deja la capacidad de (mediante un voto) elegir a quienes deben ser legisladores y quienes no. ¡Hagámoslo! Es sencillo, quienes no se interesan por los asuntos que nos preocupan, eliminando sin leer los documentos enviados por el sector del Transporte por Carretera, quienes despóticamente no nos reciben a la hora fijada, y quienes no modifican las leyes solicitadas, por ejemplo, no merecen nuestra papeleta de voto.
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Así es el sistema y así actuaremos. Que se hagan merecedores de nuestra confianza y nuestro apoyo, tanto en las comunidades autónomas, como en el Congreso y Senado.
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…. He dicho!
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Mientras tanto el precio del petróleo está a 88,48 dólares por barril (el brent a 93,70) y el gasóleo nos cuesta 1,215 euros por litro. Y en España, más de 3,5 millones de hectáreas de barbecho. Que se enteren los legisladores y actúen ya.
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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