lunes, 24 de enero de 2011

En Portugal, Vox populi vox Dei

*Por Ángel Rico
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Al Excmo. Señor Aníbal Cavaco Silva, Presidente de la República de Portugal.
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Señor Presidente, vaya por delante mi felicitación por su reelección para seguir presidiendo la República durante cinco años más. Deseando todo el bien para ese país que amamos tanto, Portugal.
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Ya lo dijo San Ignacio de Loyola (fundador de la Compañía de Jesús), “En tiempos de tribulación, no hacer mudanza”. Y así han actuado los ciudadanos de Portugal, dejando las cosas como estaban. Pero tiene que ser obligatorio analizar lo que ha dicho el Pueblo, a saber:
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Primero.- A usted señor Presidente, los portugueses le han otorgado el segundo resultado en las elecciones Presidenciales. Solo 2.371.000 votos, frente a los más de 5.116.000 que fueron a la abstención.
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Ya sé que se podrá argumentar que el romanticismo poético y desfasado del socialista, Manuel Alegre, candidato del Partido Socialista Portugués solo obtuvo 877.000 sufragios. Pero era impensable una mayor confianza para el representante del partido que ha llevado a Portugal a la situación, de falta de rumbo, en la que se encuentra.
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Segundo.- La desconfianza de su Pueblo, señor Presidente, viene motivada por la incomprensión por lo que está pasando. Señor Presidente, usted pudo disolver la Asamblea de la República en el pasado mes de septiembre y convocar elecciones Legislativas y, no lo hizo –con argumentos increíbles y absurdos-- porque dio más importancia a su reelección como Presidente, que a la urgente solución del amortizado desgobierno del Primer Ministro, Sócrates.
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Actitud que critiqué entonces y que, con el debido respeto, me permito recordarle ahora.
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Tercero.- En este momento lo procedente es admitir lo evidente, lo que han visto la mayoría de los hermanos portugueses, “El gobierno de Sócrates llevará a Portugal, cada día que pase, a un desastre mayor”. Usted, señor Presidente, ha debido enterarse de este sentimiento en sus últimos viajes motivados por la campaña electoral. Por tanto deberá actuar en consecuencia.
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Cuarto.- Su campaña Presidencial se centró en el mensaje: “Portugal vive tiempos difíciles, agarrotado por el endeudamiento y el desempleo y, sobre todo, por la desconfianza de los mercados”. De tanto repetir el mensaje, usted señor Presidente, se lo acabó creyendo, pero en realidad, las dificultades de Portugal están motivadas por el desgobierno “Socratista”. Y lo que hace falta es ponerse serio. Convocar una reunión ad hoc, con Sócrates y el presidente del PSD, Pedro Passos Coelho, para fijar el tratamiento urgente para la enfermedad de Portugal. Porque no se solucionará nada manteniendo, sine die, con sedación a la población.
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Quinto.- Y si Sócrates no se muestra con capacidad (que no lo hará), deberá señor Presidente, disolver la Asamblea y convocar elecciones. Los médicos nos dicen que hay algo peor que tener una enfermedad, no quererlo admitir. Y en ese punto crítico se encuentra Portugal.
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Sexto.- En este segundo y último mandato suyo como Presidente (la biología es insobornable) tiene usted la obligación histórica de hacer lo que procede. Provocar el cambio de legisladores, mediante urgente elecciones, elegir a un Primer Ministro que devuelva la esperanza a su Pueblo y ponga a todos los sectores portugueses a trabajar.
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Séptimo.- Con la melancolía, de un repetitivo fado, sobre el mal que nos aqueja, no solucionaremos nada. Es difícil luchar por aquello en lo que no se creé. ¡Ahí está su desafío! No debe seguir, señor Presidente, colocándose en una equidistancia cómplice, entre el desgobierno del presente y la esperanza del futuro. Es hora de mover ficha.
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Octavo.- Si, Vox populi vox Dei (la voz del pueblo es la voz de Dios), tiene delante, señor Presidente, el indiscutible diagnóstico de su Pueblo, ahora solo hace falta quererlo admitir y ponerse manos a la obra. En esa lucha le ofrezco mi colaboración y mi esfuerzo. En caso contrario, tendrá en mí uno de los más pertinaces críticos a su gestión. Porque, por encima del Presidente, está el Pueblo que es presidido. Y ese Pueblo necesita que pare la música, (pasó el tiempo de la pompa, boato y circunstancia, de 2011) para quitarnos la melancolía, impregnarnos de la confianza de que, juntos, seremos capaces de conquistar el futuro. Y ponernos a realizar la tarea que a cada uno, en este reto, nos corresponda.
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Atentamente, quedo a su disposición.
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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