* Por Ángel Rico
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Este es el título del libro-ensayo que sobre la agricultura española escribió en 1977, Fernando Sanz-Pastor Mellado, entonces Presidente del Centro Nacional de Jóvenes Agricultores (CNJA). Estos días he vuelto a releer aquel ensayo (escrito hace 34 años) y, sorprendentemente, tuve la sensación de estar leyendo los titulares de hoy día en cualquier diario de provincia rural.
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Si miramos con la necesaria perspectiva temporal el título “Es urgente la Reforma Agraria” y lo comparamos con la situación de la agricultura del año 2011, tenemos que llegar a las siguientes conclusiones, a saber:
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Primero.- La sociedad, desde entonces, se ha beneficiado de una serie de avances tecnológicos, como la telefonía móvil, internet, los ordenadores personales, las predicciones meteorológicas, la cirugía láser, las energías solar y eólica, el airbag, la fibra óptica, la Unión Europea, el AVE, el euro, etc.
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Segundo.- Esa misma sociedad ha evolucionado en la igualdad. Y el papel de la mujer en las fuerzas armadas, es algo natural. En el país que lidera el mundo, hay un ciudadano negro, de abuelos musulmanes, en la Casa Blanca. El antidemocrático telón de acero, dio paso a la Unión Europea de los 27. Y en España, tenemos como Ministra de Sanidad, a una profunda indocumentada sobre la materia que gobierna y, como responsable de la cosa agropecuaria, a una Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, que no está ahí por su conocimiento del sector, rural, sino como parte de la cuota femenina, andaluza y de la “cosa rosa”.
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Tercero.- Los cambios tecnológicos y sociales, han ido formando parte de la evolución de la sociedad en casi todos los sectores, con una excepción, “la Agricultura”. Que como instrumento de autodefensa, sigue manteniendo las folclóricas movilizaciones en la calle, sobre las mismas reivindicaciones que, encabezaba yo desde el Centro Nacional de Jóvenes Agricultores, en 1979. Es decir, la evolución socio-económica brilla por su ausencia en este sector.
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Cuarto.- Desde 1986, año de la incorporación de España a, la entonces CEE, hoy Unión Europea, el sector agropecuario nacional ha venido recibiendo de los contribuyentes europeos, año tras año, la cantidad anual de 7.500 millones de euros (un billón doscientos cincuenta mil millones de pesetas). Este dato no es discutible, porque es real. Y ¿para qué recibe esos fondos el sector agrario español? (al igual que otros países de la UE) La respuesta, que está en los objetivos de las ayudas: “Para adecuar sus estructuras a la realidad de la UE, al tiempo que garantiza una seguridad alimentaria, sostenible y barata a los ciudadanos de la Unión”.
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Quinto.- ¿Esa inmensa cantidad de fondos (187.500 millones de euros en todo el periodo) se ha utilizado realmente para adecuar las estructuras agropecuarias a la realidad y necesidades de los mercados? Evidentemente, no.
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Sexto.- ¿Los contribuyentes europeos están dispuestos a seguir pagando, sine díe, los fondos anuales que todavía recibe el agro español? La única respuesta posible es ¡No!
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Séptimo.- Y ¿alguien (del Gobierno o de la agrocasta) les ha dicho a los beneficiarios que esto se va a acabar? La respuesta vuelve a ser, ¡No!
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Conclusión.- Las “medidas extraordinarias” que cada año aprueba por cuestiones electorales el gobierno español se tienen que acabar, porque son injustas y provocan numerosos agravios comparativos. Los sectores, ganadero, lácteo, vitivinícola, etc., ya no son sectores estratégicos porque, por sí solos, no garantizan la “Seguridad Alimentaria”. Sólo el Transporte garantiza que haya alimentos en los establecimientos comerciales. Y si el Gobierno aprueba dotaciones presupuestarias especiales, para una agricultura con estructuras del siglo pasado, debe aprobar con idéntica razón, ayudas para el Transporte que es el que acerca y garantiza los alimentos a los consumidores.
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Los políticos de aquellas comunidades autónomas, que con su gestión, mantienen a sus territorios por debajo de la media de riqueza de la UE, (Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, Murcia, Valencia) no tienen autoridad moral, ni política para seguir utilizando el dinero de todos los contribuyentes, para mantener un sector agrario, con estructuras del siglo pasado, y que no sabe satisfacer las necesidades de los consumidores del S. XXI. Cuando, además, en el conjunto de esos territorios se mantienen varios millones de hectáreas de improductivo barbecho de secano, que podría servir, mediante la fabricación de biodiesel nacional, para crear empleo, fijar la población al territorio, producir energía nacional y garantizar la “seguridad energética” y la “seguridad alimentaria”. El futuro no está en que los consumidores se adapten al agro español, sino que los agricultores españoles adecuen sus estructuras a las necesidades de los consumidores de un mercado globalizado. La solución no está en seguir poniendo dinero en un pozo sin fondo, que entre sus prioridades no está la de adaptar la realidad productiva a las necesidades del mercado. Por lo que es urgente la Reforma Agraria.
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…He dicho!
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Mientras los agricultores esperan seguir recolectando sus subvenciones, el petróleo, brent, se cotiza a 112,80 dólares por barril. El gasóleo lo pagamos a 1,285 euros por litro. Y han transcurrido 280 días que el Ministerio de Economía y Hacienda sigue, pese a su potencial impacto presupuestario, sin hacer nada en relación al inmenso fraude del IVA que le fue comunicado. ¡Dejando, la Hacienda Pública, de ingresar cientos de millones de euros!
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*Es Presidente de “GEA”
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Este es el título del libro-ensayo que sobre la agricultura española escribió en 1977, Fernando Sanz-Pastor Mellado, entonces Presidente del Centro Nacional de Jóvenes Agricultores (CNJA). Estos días he vuelto a releer aquel ensayo (escrito hace 34 años) y, sorprendentemente, tuve la sensación de estar leyendo los titulares de hoy día en cualquier diario de provincia rural.
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Si miramos con la necesaria perspectiva temporal el título “Es urgente la Reforma Agraria” y lo comparamos con la situación de la agricultura del año 2011, tenemos que llegar a las siguientes conclusiones, a saber:
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Primero.- La sociedad, desde entonces, se ha beneficiado de una serie de avances tecnológicos, como la telefonía móvil, internet, los ordenadores personales, las predicciones meteorológicas, la cirugía láser, las energías solar y eólica, el airbag, la fibra óptica, la Unión Europea, el AVE, el euro, etc.
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Segundo.- Esa misma sociedad ha evolucionado en la igualdad. Y el papel de la mujer en las fuerzas armadas, es algo natural. En el país que lidera el mundo, hay un ciudadano negro, de abuelos musulmanes, en la Casa Blanca. El antidemocrático telón de acero, dio paso a la Unión Europea de los 27. Y en España, tenemos como Ministra de Sanidad, a una profunda indocumentada sobre la materia que gobierna y, como responsable de la cosa agropecuaria, a una Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, que no está ahí por su conocimiento del sector, rural, sino como parte de la cuota femenina, andaluza y de la “cosa rosa”.
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Tercero.- Los cambios tecnológicos y sociales, han ido formando parte de la evolución de la sociedad en casi todos los sectores, con una excepción, “la Agricultura”. Que como instrumento de autodefensa, sigue manteniendo las folclóricas movilizaciones en la calle, sobre las mismas reivindicaciones que, encabezaba yo desde el Centro Nacional de Jóvenes Agricultores, en 1979. Es decir, la evolución socio-económica brilla por su ausencia en este sector.
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Cuarto.- Desde 1986, año de la incorporación de España a, la entonces CEE, hoy Unión Europea, el sector agropecuario nacional ha venido recibiendo de los contribuyentes europeos, año tras año, la cantidad anual de 7.500 millones de euros (un billón doscientos cincuenta mil millones de pesetas). Este dato no es discutible, porque es real. Y ¿para qué recibe esos fondos el sector agrario español? (al igual que otros países de la UE) La respuesta, que está en los objetivos de las ayudas: “Para adecuar sus estructuras a la realidad de la UE, al tiempo que garantiza una seguridad alimentaria, sostenible y barata a los ciudadanos de la Unión”.
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Quinto.- ¿Esa inmensa cantidad de fondos (187.500 millones de euros en todo el periodo) se ha utilizado realmente para adecuar las estructuras agropecuarias a la realidad y necesidades de los mercados? Evidentemente, no.
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Sexto.- ¿Los contribuyentes europeos están dispuestos a seguir pagando, sine díe, los fondos anuales que todavía recibe el agro español? La única respuesta posible es ¡No!
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Séptimo.- Y ¿alguien (del Gobierno o de la agrocasta) les ha dicho a los beneficiarios que esto se va a acabar? La respuesta vuelve a ser, ¡No!
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Conclusión.- Las “medidas extraordinarias” que cada año aprueba por cuestiones electorales el gobierno español se tienen que acabar, porque son injustas y provocan numerosos agravios comparativos. Los sectores, ganadero, lácteo, vitivinícola, etc., ya no son sectores estratégicos porque, por sí solos, no garantizan la “Seguridad Alimentaria”. Sólo el Transporte garantiza que haya alimentos en los establecimientos comerciales. Y si el Gobierno aprueba dotaciones presupuestarias especiales, para una agricultura con estructuras del siglo pasado, debe aprobar con idéntica razón, ayudas para el Transporte que es el que acerca y garantiza los alimentos a los consumidores.
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Los políticos de aquellas comunidades autónomas, que con su gestión, mantienen a sus territorios por debajo de la media de riqueza de la UE, (Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha, Extremadura, Galicia, Murcia, Valencia) no tienen autoridad moral, ni política para seguir utilizando el dinero de todos los contribuyentes, para mantener un sector agrario, con estructuras del siglo pasado, y que no sabe satisfacer las necesidades de los consumidores del S. XXI. Cuando, además, en el conjunto de esos territorios se mantienen varios millones de hectáreas de improductivo barbecho de secano, que podría servir, mediante la fabricación de biodiesel nacional, para crear empleo, fijar la población al territorio, producir energía nacional y garantizar la “seguridad energética” y la “seguridad alimentaria”. El futuro no está en que los consumidores se adapten al agro español, sino que los agricultores españoles adecuen sus estructuras a las necesidades de los consumidores de un mercado globalizado. La solución no está en seguir poniendo dinero en un pozo sin fondo, que entre sus prioridades no está la de adaptar la realidad productiva a las necesidades del mercado. Por lo que es urgente la Reforma Agraria.
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…He dicho!
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Mientras los agricultores esperan seguir recolectando sus subvenciones, el petróleo, brent, se cotiza a 112,80 dólares por barril. El gasóleo lo pagamos a 1,285 euros por litro. Y han transcurrido 280 días que el Ministerio de Economía y Hacienda sigue, pese a su potencial impacto presupuestario, sin hacer nada en relación al inmenso fraude del IVA que le fue comunicado. ¡Dejando, la Hacienda Pública, de ingresar cientos de millones de euros!
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*Es Presidente de “GEA”
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