*Por Ángel Rico
Les contaré a ustedes que una de las aventuras más interesantes de los últimos tiempos es “conducir en Portugal”. Les ilustraré con algunos ejemplos que, sin duda podrán servir de ayuda, si tienen la suerte de viajar por este maravilloso y gran país.
Todo lo que les contaré a continuación, debe estar motivado por alguna mutación genética especial que hace de los portugueses unos conductores particulares, que hay que tener en cuenta.
Lo primero que debe usted saber, respetado lector, es que un conductor portugués nunca permitirá que otro automóvil (carro en portugués) vaya delante de ellos. Dará igual que usted circule con un “carro” de alta, o de muy alta gama, por Portugal, en todos los casos llegará un “carro” pequeño, o muy pequeño, que hará lo imposible por ponerse delante del suyo. Esa maniobra automovilística arriesgada, les aseguro, no estará motivada por la necesidad de ir a sofocar un incendio, o de atender alguna urgencia médica. En absoluto, se trata de la llamada de la sangre “ningún carro debe ir delante del portugués”. Por eso comprobará que una vez que usted ha sido adelantado, el “carro” portugués se queda delante del suyo. En el momento de usted ser adelantado vera un gesto de satisfacción en el conductor adelantador.
Da igual a la velocidad que usted vaya. Siempre habrá un “carro” portugués que haga lo imposible por ponerse delante. Por eso no le extrañe que un “peugeotcito” o similar, ponga todo su empeño en adelantarle. Solo la rotura de la junta de culata, convencerá al portugués para parar ese absurdo propósito. Cuanto más pequeño sea el “carro” portugués, más interés evidenciará por ponerse delante de usted.
Si usted circula por una vía principal, y delante a su derecha, hay una incorporación con el preceptivo “ceda el paso” para el otro vehículo, tenga cuidado, ¡mucho cuidado!, porque en caso de coincidir en ese punto con un “carro” portugués, el portugués nunca, pero nunca, nunca, cederá el paso. Y si después de la imprescindible maniobra, para no chocar, usted le hace algún gesto para llamar la atención, el portugués le devolverá otro gesto con un: “que de qué”. Esto también es de aplicación en la rotondas.
En ese caso, y después del susto, usted tiene varias posibilidades. Una bajarse del coche y darle dos hostias al portugués. Lo cual no resulta recomendable, porque somos vecinos desde hace mucho tiempo. Otra posibilidad es bajarse del coche, acercarse a la ventanilla del “carro” portugués y mostrarle un ejemplar del código de circulación, al ser posible, en portugués, por la página afectada y hacerle que se trague dicha página para que no se vuelva a repetir. Esta posibilidad resulta más eficaz.
A mi me hicieron un barato, porque compré un millar de códigos de circulación, y me deben quedar alguno más de doscientos.
Otro ejemplo que debe tener presente es el siguiente: Si usted pretende abandonar una vía principal por la que circula, tomando la próxima salida a la derecha, primero se encontrará la vía de salida, señalada con líneas discontinuas, después estas líneas discontinuas estarán más juntas y, después esa línea se convierte en continua. Pues bien, en ese momento (cuando la línea ya sea continua) se incorporarán a toda velocidad, primero un “carro” e inmediatamente “otro carro”. No hay excepciones, en todos los casos, aparecen dos carros que saltándose la línea continua se colocan delante de usted.
También resulta positivo que sepa que “en Portugal no se aplica la distancia de seguridad”. Si usted circula por una “estrada” (carretera en portugués) detrás de un “carro” y mantiene la distancia de seguridad, en todos, repito, en todos los casos, habrá un “carro” que se colocará en ese hueco inverosímil, que le obligará –una vez que las gónadas, vuelvan a su sitio desde la garganta—a seguir circulando tras el “carro” que le precede. Cuando usted vuelva a dejar la distancia de seguridad, por mínima que sea, habrá otro “carro” que se colocará en ese espacio imposible. Solo hay una formula para que eso no ocurra, que vaya tan pegado al “carro” anterior, que se pueda mantener una conversación entre ambos conductores.
Conduciendo en Portugal, usted tendrá, al menos, seis accidentes por “alcance” durante su vida. De los “carros portugueses” implicados, el 33% carecerán de seguro.
Luego entonces, para subir la adrenalina no es necesario ir de safari a recónditos lugares de África. Es suficiente con viajar a Portugal durante un puente festivo, pero procure no olvidar mis vivencias, para no tener que repetirlas usted.
Les contaré a ustedes que una de las aventuras más interesantes de los últimos tiempos es “conducir en Portugal”. Les ilustraré con algunos ejemplos que, sin duda podrán servir de ayuda, si tienen la suerte de viajar por este maravilloso y gran país.
Todo lo que les contaré a continuación, debe estar motivado por alguna mutación genética especial que hace de los portugueses unos conductores particulares, que hay que tener en cuenta.
Lo primero que debe usted saber, respetado lector, es que un conductor portugués nunca permitirá que otro automóvil (carro en portugués) vaya delante de ellos. Dará igual que usted circule con un “carro” de alta, o de muy alta gama, por Portugal, en todos los casos llegará un “carro” pequeño, o muy pequeño, que hará lo imposible por ponerse delante del suyo. Esa maniobra automovilística arriesgada, les aseguro, no estará motivada por la necesidad de ir a sofocar un incendio, o de atender alguna urgencia médica. En absoluto, se trata de la llamada de la sangre “ningún carro debe ir delante del portugués”. Por eso comprobará que una vez que usted ha sido adelantado, el “carro” portugués se queda delante del suyo. En el momento de usted ser adelantado vera un gesto de satisfacción en el conductor adelantador.
Da igual a la velocidad que usted vaya. Siempre habrá un “carro” portugués que haga lo imposible por ponerse delante. Por eso no le extrañe que un “peugeotcito” o similar, ponga todo su empeño en adelantarle. Solo la rotura de la junta de culata, convencerá al portugués para parar ese absurdo propósito. Cuanto más pequeño sea el “carro” portugués, más interés evidenciará por ponerse delante de usted.
Si usted circula por una vía principal, y delante a su derecha, hay una incorporación con el preceptivo “ceda el paso” para el otro vehículo, tenga cuidado, ¡mucho cuidado!, porque en caso de coincidir en ese punto con un “carro” portugués, el portugués nunca, pero nunca, nunca, cederá el paso. Y si después de la imprescindible maniobra, para no chocar, usted le hace algún gesto para llamar la atención, el portugués le devolverá otro gesto con un: “que de qué”. Esto también es de aplicación en la rotondas.
En ese caso, y después del susto, usted tiene varias posibilidades. Una bajarse del coche y darle dos hostias al portugués. Lo cual no resulta recomendable, porque somos vecinos desde hace mucho tiempo. Otra posibilidad es bajarse del coche, acercarse a la ventanilla del “carro” portugués y mostrarle un ejemplar del código de circulación, al ser posible, en portugués, por la página afectada y hacerle que se trague dicha página para que no se vuelva a repetir. Esta posibilidad resulta más eficaz.
A mi me hicieron un barato, porque compré un millar de códigos de circulación, y me deben quedar alguno más de doscientos.
Otro ejemplo que debe tener presente es el siguiente: Si usted pretende abandonar una vía principal por la que circula, tomando la próxima salida a la derecha, primero se encontrará la vía de salida, señalada con líneas discontinuas, después estas líneas discontinuas estarán más juntas y, después esa línea se convierte en continua. Pues bien, en ese momento (cuando la línea ya sea continua) se incorporarán a toda velocidad, primero un “carro” e inmediatamente “otro carro”. No hay excepciones, en todos los casos, aparecen dos carros que saltándose la línea continua se colocan delante de usted.
También resulta positivo que sepa que “en Portugal no se aplica la distancia de seguridad”. Si usted circula por una “estrada” (carretera en portugués) detrás de un “carro” y mantiene la distancia de seguridad, en todos, repito, en todos los casos, habrá un “carro” que se colocará en ese hueco inverosímil, que le obligará –una vez que las gónadas, vuelvan a su sitio desde la garganta—a seguir circulando tras el “carro” que le precede. Cuando usted vuelva a dejar la distancia de seguridad, por mínima que sea, habrá otro “carro” que se colocará en ese espacio imposible. Solo hay una formula para que eso no ocurra, que vaya tan pegado al “carro” anterior, que se pueda mantener una conversación entre ambos conductores.
Conduciendo en Portugal, usted tendrá, al menos, seis accidentes por “alcance” durante su vida. De los “carros portugueses” implicados, el 33% carecerán de seguro.
Luego entonces, para subir la adrenalina no es necesario ir de safari a recónditos lugares de África. Es suficiente con viajar a Portugal durante un puente festivo, pero procure no olvidar mis vivencias, para no tener que repetirlas usted.
Pero una vez conocida la realidad, Portugal merece ser conocida en más de una ocasión.
…He dicho!
*Es Presidente del Instituto Hispano Luso
…He dicho!
*Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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