viernes, 13 de julio de 2012

Algunos políticos buenos


*Por Ángel Rico
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La actuación de los parlamentarios en la sesión plenaria del Congreso de los Diputados, tras la histórica intervención de Mariano Rajoy, me hizo recordar la película dirigida por, Rob Reiner: --“Algunos hombres buenos” (A Fed Good Men)--. Interpretada, entre otros, por: Tom Cruise, Demi Moor y Jack Nicholson, donde el teniente Daniel Kaffee, debe interrogar al Coronel Nathan R. Jessup, Comandante en Jefe de la base de Guantánamo, hasta quedar demostrado que ordenó un “Código Rojo”. El deber de los marines es luchar por los hombres que no pueden defenderse, como el deber de los políticos españoles es defender a los ciudadanos que no pueden defenderse solos, ante la injusta maquinaria del actual sistema político.
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A la hora de la verdad, los diputados de unos u otros intereses, actúan de acuerdo con un guión preestablecido, donde lo que menos importa es el interés de la mayoría de los ciudadanos. De ahí esa sonrojante imagen de los diputados aplaudiendo, tras haber reseñado Rajoy, el mayor recorte social de la Democracia. Es entendible, que los diputados demuestren respeto al líder de su grupo político, lo que no es entendible es que el rendibú al líder, pase por encima del respeto a los ciudadanos, con insultantes aplausos y jaleos.
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En la película referenciada el teniente, Daniel Kaffee, dice: --El honor no es solo una pegatina en el brazo--. Como en la política, el respeto al legislativo, no es una cuestión escrita en una tarjeta de visita. Ese status es el que debemos conseguir. El desprestigio de la casta política, no se consigue solo por aplausos a destiempo, sino en actuaciones como las de, por ejemplo, José Eugenio Azpiroz, diputado del PP por Guipúzcoa, que tiene la desfachatez de responder a una solicitud de reunión de trabajo, por parte de la Agrupación Nacional de Transporte-Plataforma con un: --Conscientes de las enormes dificultades de muchos sectores de nuestra economía, entre otros el transporte, y la difícil situación general, no renunciamos a poder ir solucionando los grandes problemas que padecemos—(sic)
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Sin que se informe del “como”, del “donde” ni del  “cuando”, pero ¡qué más da! La España real va por un sitio y la España oficial, que vive de la Hacienda Pública, por otro. Lo peor del momento, no es que la situación sea crítica ¡que lo es! Lo peor es que el equipo de responsables públicos, dispuestos a implicarse en la solución del problema, con iniciativas, y propuestas referidas a sus competencias, negociados o comisiones es mínimo. Ya sean directores generales, parlamentarios de las Cortes Generales, o de parlamentos regionales, tienen solo un objetivo, --pasar desapercibidos— esperando que llegue la siguiente mensualidad. Y cuando esta les sea ingresada, repetir la misma actividad (es decir, ninguna) hasta el mes siguiente y así,  van consumiendo esta legislatura, como consumieron la anterior. Con tanta fidelidad, aplausos y mansedumbre, demuestran (la mayoría) que su mayor aspiración es ser merecedores de volver a ser colocados, por la gracia de los que controlan el aparato del partido, en un lugar selecto en las próximas candidaturas. Estos políticos no aspiran a ser líderes en sus respectivas provincias, se conforman con  disfrutar, a cambio de un notable estipendio, del vasallaje que les otorgan los burócratas de cada partido. Esta máxima se repite en todos los partidos políticos.
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Ese talante hipócrita es el que debilita a un país. Y cuando Mariano Rajoy, se encuentra, como el boxeador noqueado en el centro del ring, salvo los aplausos, no conseguirá nada positivo del conjunto de su colmena donde escasean las “obreras” y abundan las “aplaudidoras”.
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Los diputados se adscriben a esta o a aquella comisión parlamentaria, no tanto porque estén dispuestos o dispuestas, a dejarse la piel trabajando para sacar al país del agujero donde la apatía política ha llevado a España, sino para pasar desapercibidos, mensualidad a mensualidad, aplauso a aplauso. Y le pido, respetado lector, que no haga caso de mis palabras, compruébelo por usted mismo, visite la web oficial del Congreso (congreso.es) y con una gran dosis de paciencia, dispóngase a leer los diarios de “sesiones” y de “comisiones” donde podrá comprobar la actitud, iniciativas y, sobre todo, la capacidad de permanecer invisibles, de los diputados de su jurisdicción.
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Los que somos optimistas, queremos creer que, a pesar de todo, hay “algunos políticos buenos” incluso, algunos directores generales, con responsabilidades en gobiernos autonómicos, dispuestos a poner toda su creatividad, al servicio de las atribuciones que están asignadas a su cargo. Y su labor no se dedicará, en exclusiva, a recordarnos que estamos en una época de austeridad, sino que alentará, apoyará y ayudará a que tengan éxito aquellos proyectos emprendedores que sean potencialmente creadores de empleo, y de actividad económica. Porque de no ser así, como contribuyente, sugiero que: --se eliminen todas esas direcciones generales, para ahorrarnos todos los gastos generales que conlleva su mantenimiento, y así se pueda predicar la austeridad, con el ejemplo.
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Para poder mantener mi optimismo le pregunto: --¿Usted tiene conocimiento de algún político con estas características? ¿Qué anteponga el interés general, al suyo propio? --Yo, tampoco.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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