*Por Ángel Rico
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Señor Rajoy
usted tiene la responsabilidad de gobernar España, pero recuerde lo que
dijo Confucio: --Resulta totalmente imposible gobernar un pueblo si
éste ha perdido la confianza en sus gobernantes--. En el poco tiempo que
lleva dirigiendo el Gobierno de España tiene el triste record de haberse
quedado solo –únicamente le apoyan los palmeros de su bancada, que de forma
cobarde aspiran a volver a ser colocados, en una candidatura y lugar, que les
permita vivir otra legislatura a base de aplausos y olés, como recurrentes
argumentos políticos--. Porque el sol sale cada mañana, y nadie puede
sustituirle, señor Rajoy, en sus responsabilidades de gobierno, debe
reconquistar la confianza de este pueblo que necesita creer. Hay voces críticas
que piden que usted dimita por haber cometido “fraude electoral”, a las que yo
me opongo porque si, hipotéticamente, usted dimitiese ¿Quién asumiría,
legalmente, las responsabilidades de gobierno?
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Lo primero,
lo más urgente es que cambie la totalidad de los miembros de su equipo de
comunicación. ¡Cámbielos a todos! Y a los nuevos encárgueles que
informen al pueblo, del “por qué” de cada una de las decisiones que
tiene que tomar el gobierno.
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Al
mantener las ayudas a los sindicatos y patronal, da la sensación de que usted
pretende atravesar el desierto en un vehículo con una rueda pinchada. Una situación y travesía tan difícil como la
actual, requiere quitar lastre, por ello es absurdo, estéril, ilógico e incoherente
que mantenga las ayudas a estas ineficaces burocracias parasitarias que, son
culpables de la situación actual. Por tanto, si aspira a tener éxito lo segundo que ha de hacer es,
decretar la eliminación total de las subvenciones a sindicatos y patronal.
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Este
pueblo nuestro no admite el nepotismo (la Historia así nos
lo demuestra). Y, créame, en su partido, y los distintos gobiernos
populares, no están exentos de los hábitos de Julius Nepote, --dar empleos públicos a familiares sin
tomar en cuenta la competencia de los mismos para esa labor— y eso es negativo
para usted. Por ello,
en tercer lugar, no permita que esa mala práctica se extienda.
Prohíbala, solo así tendrá la fuerza moral que requiere un Presidente de
Gobierno, que sin madera de líder, tiene la obligación (y quiero creer que
el compromiso) de sacar a España del desastre donde nos encontramos.
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En cuarto
lugar, --haga lo que tenga que hacer—y nunca (¡nunca!) falte a su palabra. Y
cuando tenga que hacer algo distinto de lo prometido, salga en la televisión
pública y dedique el tiempo que sea necesario para hablarle al pueblo. Solo
así, este, le seguirá, solo así será posible conquistar los retos conjuntos que
España necesita. Contrate a varios ciudadanos normales para que se
mezclen con el pueblo y le transmitan a usted lo que el pueblo piensa, siente,
teme y aspira. Y después, actué en consecuencia.
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Los
impuestos deben ser sagrados, pero no para mantener la elefantiásica estructura
del Estado, y recuerde, el Estado es una España única. No
una suma de incoherentes estaditos, que contaminados por un político “complejo
de Edipo—solo aspiran a matar al padre. Con el conflicto edípico de los
gobiernos nacional separatistas, hay que tener claro que: --cualquier apoyo
para una necesidad de hoy, será costosísimo para una, previsible, necesidad de
mañana. Lo quinto que tiene que tener claro es, que usted tiene mayoría
absoluta para gobernar, por tanto gobierne sin pretender buscar la aquiescencia
de unos gobiernos autónomos que, gratis, no le darán ni los buenos días.
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De
poco le serviría al pueblo, sufrir las consecuencias de la terrible situación
actual si, tras las próximas elecciones, usted consigue que vuelvan al gobierno
las actuaciones que llevaron a España a la bancarrota. Por tanto, el sexto
argumento a tener en cuenta, es que el cambio estructural iniciado debe
terminarse, no dejarse a medias,
debiendo acabarse ese mensaje, que solo es, recurso de perdedores, de:
--pensamos en lo que hay que hacer y no en ganar las próximas elecciones--. La
responsabilidad del cambio debe llegar hasta el final de la obra.
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Con el
soporte jurídico legal actual, no se puede terminar con la avidez de los
gobiernos autonómicos, los vicios, y el
enorme gasto, que conllevan, por lo que urge una reforma constitucional,
reforma que solo puede hacerse con el apoyo del pueblo. Para reformar el Título
VIII de la Constitución ,
--De la Organización
Territorial del Estado--, se necesitan, tres
quintos de ambas cámaras. Para conseguirlo y, en séptimo, lugar urge la
reforma de la Ley
Orgánica General Electoral, reduciendo el número
de diputados en el Congreso al mínimo constitucional, --300--,
para aminorar el número de senadores, es necesario reformar el Artículo 69
de la Constitución. Y ya puestos en la reforma de la Ley Electoral ,
yo sugeriría, si se me permite el atrevimiento, que para las elección al Congreso
de los Diputados la circunscripción electoral fuese única, es decir,
“circunscripción única para todo el España”, eliminando las
circunscripciones provinciales.
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Otra
cuestión a tener presente, recordando el artículo 2 de la Constitución
de 1812, es que: --La Nación Española es libre e independiente, y
no es, ni puede ser patrimonio de ninguna familia, ni persona— (sic) ¡Que
así sea!
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Los
intereses de los españoles, están por encima de los intereses de la casta
nacionalista, de los financieros y de las petroleras, recuerde a James
Freeman Clarke, cuando dijo: --Un político piensa en las próximas
elecciones, un estadista en las próximas generaciones--. ¿Usted como qué quiere que le recuerden?
Concluya qué es lo que tiene que hacerse y hágalo. Pero para lograrlo: --¿cree
usted que su actual gobierno es el mejor de los posibles?--. Si pide mi
opinión, tendré que responderle: --No, su gobierno es manifiestamente mejorable--.
En octavo lugar, reestructure al gobierno y ponga a los mejores
posibles, estén donde estén. Cuando, por ejemplo, la Delegada del
Gobierno en Madrid, o el Director General de la Policía , han
demostrado ser mucho mejores que el Ministro del Interior, indica que su
primera elección no fue la más acertada. Y ahora que lo sabe, urge rectificar.
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Y en noveno lugar, y no por ello menos
importante, la Justicia ,
tiene que devolver la confianza al pueblo en la Justicia , que
tiene que volver a ser “igual para todos”, sean ministros, duquesas, consejeros
de cajas de ahorro, Molt Honorable Senyor (que se jacta de incumplir las sentencias
del Tribunal Supremo), expresidentes autonómicos, etc. Si es verdad que
hicieron todo lo que usted dice que hicieron ¿qué hace el Fiscal General del
Estado que no está denunciando ante los tribunales todos esos ejemplos de
mal gobierno? Procúrese la confianza que ahora no tiene, haciendo lo que el
pueblo espera que se haga.
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…He
dicho!
.
*Es
Presidente del Instituto Hispano Luso
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