Por Ángel Rico*
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Es inadmisible que las sociedades civilizadas permitan, por omisión, que se aplique la “pena de muerte por lapidación” a Sakineh Ashtianí, la mujer de 43 años condenada en Irán por un presunto adulterio. No podemos mantenernos distantes de esa situación injusta. Tenemos que implicarnos para no acabar siendo cómplices de la transgresión de los Derechos Humanos en Irán.
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Hablar de Derechos Humanos y de mujeres en Irán es algo contradictorio, imposible e impensable. De ahí que tenga tanta importancia la implicación directa de la sociedad occidental y civilizada, que superamos los vicios de la Edad Media hace quinientos años.
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Quien sí se ha implicado de forma modélica y directa es Carla Bruni Sarkozy, quien ha solicitado “la liberación de Sakineh Mohammandi Ashtiani, en prisión desde el año 2005”, además la señora Bruni-Sarkozy, ha solicitado a los 27 países de la UE la realización de una acción conjunta contra Teherán para salvar a la mujer iraní, en una carta publicada en la página web 'La regle du jeu' del filósofo y escritor francés Bernard-Henri Levy: "Mi marido la defenderá, Francia no la abandonará".
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Ante esa implicación directa y ejemplar de Carla Bruni, para que se apliquen los Derechos Humanos en Irán, el régimen de los ayatolás ha respondido atacando directamente a Carla Bruni, como persona. De una forma que también es inadmisible por los ciudadanos occidentales, con capacidad de utilizar la razón y el libre albedrío. Y aquí es donde clama el silencio, por una parte, de las organizaciones “feministas” que tienen (teóricamente) su razón de ser en la defensa de la mujer. Porque aquí tienen dos casos de mujeres que merecen ser defendidas de los sátrapas islámicos (Sakinen Ashtiani y Carla Bruni). Por otra parte, las esposas de aquellos líderes políticos que han hecho de la “mujer” uno de los principales reclamos de su política progresista ¿Dónde está su voz? ¿Donde están los de la "alianza de civilizaciones"? Y, finalmente, la responsable diplomática de la UE, Catherine Ashton, que no se ha implicado (ni como mujer, ni como responsable de la política exterior) ni ha propuesto, en nombre de la Unión, un proyecto de sanciones a las autoridades de Teherán
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Por ello, me permito utilizar hoy mis palabras a favor de Carla Bruni Sarkozy, y, no solo porque Carla forme parte de mis amigos en facebook. (Hace unas semanas en mi artículo “El alma de las piedras” ya mostré mi opinión a favor de los derechos de Sakineh Mohammandi Ashtiani) Sino que mis palabras a favor de Carla Bruni son por una cuestión de justicia y de principios. Además de que siempre defenderé a mis amigos.
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Estamos viendo como el miedo impide que aquellas que deberían levantar su voz, lo hagan. Es más fácil atacar a la Iglesia, que a los ayatolás. Y “los principios” deben ser siempre “los principios”, especialmente cuando podamos tener un coste personal en la defensa de los mismos.
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Bruni se ha desmarcado de la miedosa hipocresía occidental, marcando la diferencia entre las actitudes de occidente y oriente medio. Ejemplos que diferencia a unos y a otros. En occidente la mujer goza de igualdad con el resto de ciudadanos y tiene libertad de expresión, incluso, para criticar la dictadura de los ayatolás de Irán. En oriente medio, la mujer vale menos que una cabra, no tiene derecho a una defensa justa y en igualdad de condiciones con el hombre. Por eso necesita que occidente levante la voz en su defensa. Carla Bruni junto a la actriz Isabelle Adjani, lo han hecho. No así otras mujeres que viven en el falso escenario “del progresismo femenino”.
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El GEES, defiende la idea, que yo comparto, que “El islam no ha extendido sus fronteras nunca de forma pacífica, sino a sangre y fuego. Es la única religión que bendice el exterminio de los infieles y que predica la esclavitud o la muerte para quienes no se rindan ante su ley” y “que el islam construye sus mezquitas allí donde ha vencido. El minarete no es un símbolo de cercanía al altísimo, es la pica de la victoria”. Por eso hay que valorar de forma importante a aquellas personas que con su voz, despiertan a los occidentales de su letargo cobarde, frente a los desmanes en nombre del islam.
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Por todo ello, y como miembro de esa sociedad que podría hacer más de lo que hacemos, doy las gracias a Carla Bruni, por estar a la vanguardia de la defensa de los más elementales derechos de la mujer. Y los derechos son los derechos, independientemente del lugar donde la mujer tuvo la desgracia de haber nacido.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso Argentino Brasileño
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Es inadmisible que las sociedades civilizadas permitan, por omisión, que se aplique la “pena de muerte por lapidación” a Sakineh Ashtianí, la mujer de 43 años condenada en Irán por un presunto adulterio. No podemos mantenernos distantes de esa situación injusta. Tenemos que implicarnos para no acabar siendo cómplices de la transgresión de los Derechos Humanos en Irán.
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Hablar de Derechos Humanos y de mujeres en Irán es algo contradictorio, imposible e impensable. De ahí que tenga tanta importancia la implicación directa de la sociedad occidental y civilizada, que superamos los vicios de la Edad Media hace quinientos años.
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Quien sí se ha implicado de forma modélica y directa es Carla Bruni Sarkozy, quien ha solicitado “la liberación de Sakineh Mohammandi Ashtiani, en prisión desde el año 2005”, además la señora Bruni-Sarkozy, ha solicitado a los 27 países de la UE la realización de una acción conjunta contra Teherán para salvar a la mujer iraní, en una carta publicada en la página web 'La regle du jeu' del filósofo y escritor francés Bernard-Henri Levy: "Mi marido la defenderá, Francia no la abandonará".
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Ante esa implicación directa y ejemplar de Carla Bruni, para que se apliquen los Derechos Humanos en Irán, el régimen de los ayatolás ha respondido atacando directamente a Carla Bruni, como persona. De una forma que también es inadmisible por los ciudadanos occidentales, con capacidad de utilizar la razón y el libre albedrío. Y aquí es donde clama el silencio, por una parte, de las organizaciones “feministas” que tienen (teóricamente) su razón de ser en la defensa de la mujer. Porque aquí tienen dos casos de mujeres que merecen ser defendidas de los sátrapas islámicos (Sakinen Ashtiani y Carla Bruni). Por otra parte, las esposas de aquellos líderes políticos que han hecho de la “mujer” uno de los principales reclamos de su política progresista ¿Dónde está su voz? ¿Donde están los de la "alianza de civilizaciones"? Y, finalmente, la responsable diplomática de la UE, Catherine Ashton, que no se ha implicado (ni como mujer, ni como responsable de la política exterior) ni ha propuesto, en nombre de la Unión, un proyecto de sanciones a las autoridades de Teherán
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Por ello, me permito utilizar hoy mis palabras a favor de Carla Bruni Sarkozy, y, no solo porque Carla forme parte de mis amigos en facebook. (Hace unas semanas en mi artículo “El alma de las piedras” ya mostré mi opinión a favor de los derechos de Sakineh Mohammandi Ashtiani) Sino que mis palabras a favor de Carla Bruni son por una cuestión de justicia y de principios. Además de que siempre defenderé a mis amigos.
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Estamos viendo como el miedo impide que aquellas que deberían levantar su voz, lo hagan. Es más fácil atacar a la Iglesia, que a los ayatolás. Y “los principios” deben ser siempre “los principios”, especialmente cuando podamos tener un coste personal en la defensa de los mismos.
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Bruni se ha desmarcado de la miedosa hipocresía occidental, marcando la diferencia entre las actitudes de occidente y oriente medio. Ejemplos que diferencia a unos y a otros. En occidente la mujer goza de igualdad con el resto de ciudadanos y tiene libertad de expresión, incluso, para criticar la dictadura de los ayatolás de Irán. En oriente medio, la mujer vale menos que una cabra, no tiene derecho a una defensa justa y en igualdad de condiciones con el hombre. Por eso necesita que occidente levante la voz en su defensa. Carla Bruni junto a la actriz Isabelle Adjani, lo han hecho. No así otras mujeres que viven en el falso escenario “del progresismo femenino”.
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El GEES, defiende la idea, que yo comparto, que “El islam no ha extendido sus fronteras nunca de forma pacífica, sino a sangre y fuego. Es la única religión que bendice el exterminio de los infieles y que predica la esclavitud o la muerte para quienes no se rindan ante su ley” y “que el islam construye sus mezquitas allí donde ha vencido. El minarete no es un símbolo de cercanía al altísimo, es la pica de la victoria”. Por eso hay que valorar de forma importante a aquellas personas que con su voz, despiertan a los occidentales de su letargo cobarde, frente a los desmanes en nombre del islam.
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Por todo ello, y como miembro de esa sociedad que podría hacer más de lo que hacemos, doy las gracias a Carla Bruni, por estar a la vanguardia de la defensa de los más elementales derechos de la mujer. Y los derechos son los derechos, independientemente del lugar donde la mujer tuvo la desgracia de haber nacido.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso Argentino Brasileño
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