Por Ángel Rico*
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Siempre fue bueno dar a las palabras el significado real que estas tienen. Nunca se consiguen buenos resultados cuando se deslegitima el sentido que realmente tienen las palabras que habitan en los diccionarios. Traigo esto a colación en relación a la respuesta oficial del Gobierno marroquí, sobre el “incidente” entre activistas españoles y la policía marroquí, en la reivindicación de “Sahara Libre”, que lo justifica alegando que “la acción despertó la cólera legítima y espontánea de la población”. Hay que hacer constar que de iure El Aaiún, no es territorio marroquí. Y esto no admite discusión alguna.
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Cuando un gobierno acepta como normal “la cólera legítima” de la población frente a los ciudadanos ajenos, está alentando el riesgo de que los ciudadanos propios puedan verse amenazados por la “la legítima cólera” de la población de países ajenos.
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Una peligrosa espiral a la que debemos dedicar una atención especial, para evitar males futuros. En política es importante saberse manejar en “las relaciones entre las grandes culturas” para evitar conflictos. Para ello es necesario hacer los esfuerzos para expresarse con corrección y no molestar a nuestros vecinos musulmanes. Cuestión que es, al mismo tiempo, exigible a nuestros vecinos musulmanes en relación a nosotros.
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Esto puede parecer una nimiedad, pero últimamente está resultando habitual que los “despistes diplomáticos” de gobiernos musulmanes tenga como consecuencia meternos el dedo en el ojo. Algo que diplomáticamente se debe hacer notar, para que no se convierta en habitual, la falta de respeto a nuestra cultura, nuestra integridad y nuestra legislación. En este caso sí es aplicable aquello de “quien calla otorga”.
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Llegados a este punto, urge solucionar las anomalías diplomáticas que supone aceptar que en documentos oficiales, como los pasaportes emitidos por Marruecos a ciudadanos marroquíes nacidos en Melilla conste: "Lugar de nacimiento: Melilla, Marruecos". Como tampoco debe admitirse que en el mapa oficial de Marruecos, Ceuta, Melilla y las Islas Canarias consten como territorio marroquí. Porque no lo son, ni lo fueron nunca.
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No hacer la queja pertinente por temor a enfadar a nuestro vecino supone ya, que AQMI, cuyo brazo propagandístico es «Al Andalus» (como los musulmanes llamaban no sólo a Andalucía, sino a toda la España conquistada por ellos) Reivindique la «recuperación por la fuerza, porque por la fuerza fueron arrebatadas» Ceuta y Melilla, y su integración en un «Magreb islámico».
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La reivindicación de Al Qaida preconiza la «Batalla del Fin de los Tiempos», para crear un estado en esa zona del mundo. El comentario se titula «Ceuta y Melilla, tesoros perdido». Ambas ciudades están, según AQMI, «bajo el imperio de la cruzada española, sin el imperio de Dios» y, por lo tanto, deben ser recuperadas por los musulmanes. «Después de decenas de años, Ceuta y Melilla están sentadas en las garras de los cruzados vengativos», agrega. Por ello, se exige su vuelta a la «Nación del Islam».
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La política miope de no querer ver las reivindicaciones que poco a poco, pero de una forma permanente, están haciendo gobiernos y movimientos islámicos es un error. El último ejemplo ha sido el de Gadafi: "El Islam debe ser la religión de toda Europa". Gadafi se congratula por la expansión del islam por los países europeos y lo hace precisamente en Roma. El dictador libio que la religión musulmana se convertirá "en la religión de toda Europa" y que el "primer paso para la islamización de Europa será la entrada de Turquía en la UE".
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Unas declaraciones realizadas ante 200 hermosas jóvenes a las que había pagado por asistir a su conferencia pública y, donde invitó a Europa a convertirse al islam, utilizando como argumento el dictador libio Gadafi que “Jesús de Nazaret no fue crucificado”.
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Es imposible imaginar una actuación similar en un país musulmán, por parte de un representante de un gobierno occidental. Como tampoco es imaginable que un gobierno europeo, hiciese públicas unos comentarios despectivos sobre las esposas de Ahmadineyad (Irán), Mohamed VI (Marruecos), Bashar al-Assad (Siria) ó Recep Tayyip Erdögan (Turquía). Como si lo hizo el gobierno de Irán con respecto a la esposa del Presidente de la República Francesa.
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Como defiende el profesor Florentino Portero: “Si queremos entendernos lo primero es exigir respeto y reciprocidad. De otra manera nos enfangaremos en un diálogo absurdo y estéril que sólo beneficiará al radicalismo”. Principio que debemos tener claro en occidente, en caso contrario las mujeres occidentales deberán empezar a preparar el burka, el niqab, el chador, que serán vestimentas obligatorias. Lo dice el Corán. Y los hombres, tendremos que ser barbados y podremos utilizar con legitimidad “la cólera.
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..He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso Argentino Brasileño
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