*Por Ángel Rico
La fiebre “verde” está en todos los aspectos de la vida. Hoy si no tienes una actitud “verde” eres sospechoso de involución. Un servidor de ustedes, está libre de esas posibles sospechas. No solo por estar en el equipo que lidera el mayor proyecto europeo de producción y utilización de biodiesel en el Transporte de mercancías por carretera (tras las grandes petroleras, nosotros somos quienes más biocombustibles utilizamos. Siendo los primeros en el fomento de su producción, sino porque, además, estamos coordinando el proyecto denominado: “Plan medioambiental de lucha contra la erosión, el cambio climático y la pobreza” en el África subsahariana). Por ello estamos en condiciones de afirmar lo que sigue:
Ángela Merkel, se ha visto obligada a aceptar las políticas de los verdes más ulta-ortodoxos, para poder seguir gobernando en Alemania. Radicalismo político que consiguió que Merkel anunciase que Alemania renuncia a la –energía nuclear- para fomentar una economía verde (… que te quiero verde) y, teóricamente, más segura para los alemanes.
Cuando los alemanes se encontraban en ese “verde” estado de mantra (pensamiento) sagrado, porque su vida ya se había convertido en “verde-todo verde” (alle grün grün). Energía “verde”, alimentación “verde”, futuro “verde”. Miles de “verdes” alemanes, empezaron a visitar insistentemente los WC y los hospitales, la preocupación institucional de la “verde Alemania” llegó a tal grado que la senadora de Hamburgo, Cornelia Prüfer-Storcks, (miembro del mismo club intelectual que Leire Pajín) acusó directa e injustamente al pepino español como causante de la diarrea general alemana, de los miles de infectados y de los más de treinta fallecidos.
Tras las enormes pérdidas para la economía horto-frutícola española, se concluyó que la enfermedad provenía de la bacteria “E. coli” y con muchas probabilidades de una “granja ecológica” productora de brotes de soja, situada en la Baja Sajonia (Alemania). Y llegados aquí, procede hacer unas aclaraciones necesarias.
Primero: Con el dato agravante, de que son más de ocho los antibióticos que no consiguen combatir esta estirpe verde de “E. coli”, por lo que el bicho contaminador va unos cuantos pasos por delante de la medicina curativa. ¿No queríais verde? ¡Ahí tenéis verde!
Segundo: Es un principio indiscutible en agronomía que las producciones agrícolas intensivas, necesitan aportaciones de: “nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (k)" para su perfecto desarrollo y productividad. La demagogia “verde” es enemiga de estos componentes químicos. Defendiendo la agricultura “verde” y “natural” donde el estiércol (basura, porquería, excremento, etc.) sean la base de aportes nutritivos a las plantas. Algo que evidentemente no puede ser, porque –de donde no hay no se puede sacar--. El estiércol, por muy alemán que sea, aporta a las plantas principalmente nitrógeno (N) pero en muy pequeñas proporciones fósforo (P) y potasio (K). Lo que fuerza a los agricultores “verdes” alemanes a echar a sus cultivos más estiércol. Lo que supone un exceso de nitrógeno y nada de fósforo, ni potasio. Provocando enfermedades tan conocidas en los frutos como el “bufado” de los cítricos, caracterizado por una piel muy gruesa. Cuando usted, respetado lector, se encuentre un limón así, sabrá que esa planta tuvo un exceso de nitrógeno, es decir, de estiércol.
Las plantas necesitan los componentes que necesitan, para su perfecto desarrollo productivo. Y una aportación exclusiva de productos “ecológicos” como el estiércol, si además no está curado (dejado secar), supone una aportación de desechos orgánicos animales, junto con las bacterias que habitan en el tránsito intestinal de esos animales, como la “Escherichia coli” (E. coli). Descrita por primera vez en 1885, por el bacteriólogo alemán (precisamente alemán) Theodore von Escherich. Bacterias que pueden contaminar todo lo que sea susceptible de ser contaminado, por ejemplo, los verdes brotes de soja alemanes.
La moda de la alimentación “verde” puede estar bien como reclamo para las “favelas Puerta del Sol” pero es un riesgo innecesario, cuando en ese reclamo “verde” se apunta a una gran parte de los consumidores europeos. Abonando con estiércol, no se tiene la seguridad de no aportar bacterias contaminantes al terreno y, por tanto, potencialmente a las producciones hortícolas allí cultivadas. Solo cuando se fertiliza un terreno, como mandan los cánones de la agronomía y del sentido común, se tiene esa seguridad alimentaria.
En la crisis de la E. coli se echan en falta la voz de los “verdes pacifistas” que tendrán que asumir (por ser un dato empírico) que, en Europa, su agricultura “verde” ha causado más muertes que toda la energía nuclear. Estos ultra-ortodoxos verdes, tendrán que decirles ahora a los familiares de los fallecidos, que los muertos lo fueron por la defensa del futuro verde. Porque como decían los clásicos: “una estupidez, es una estupidez, aunque se pinte de verde”
…He dicho!
*Es Presidente del Grupo de Empresas Agrarias (GEA)
La fiebre “verde” está en todos los aspectos de la vida. Hoy si no tienes una actitud “verde” eres sospechoso de involución. Un servidor de ustedes, está libre de esas posibles sospechas. No solo por estar en el equipo que lidera el mayor proyecto europeo de producción y utilización de biodiesel en el Transporte de mercancías por carretera (tras las grandes petroleras, nosotros somos quienes más biocombustibles utilizamos. Siendo los primeros en el fomento de su producción, sino porque, además, estamos coordinando el proyecto denominado: “Plan medioambiental de lucha contra la erosión, el cambio climático y la pobreza” en el África subsahariana). Por ello estamos en condiciones de afirmar lo que sigue:
Ángela Merkel, se ha visto obligada a aceptar las políticas de los verdes más ulta-ortodoxos, para poder seguir gobernando en Alemania. Radicalismo político que consiguió que Merkel anunciase que Alemania renuncia a la –energía nuclear- para fomentar una economía verde (… que te quiero verde) y, teóricamente, más segura para los alemanes.
Cuando los alemanes se encontraban en ese “verde” estado de mantra (pensamiento) sagrado, porque su vida ya se había convertido en “verde-todo verde” (alle grün grün). Energía “verde”, alimentación “verde”, futuro “verde”. Miles de “verdes” alemanes, empezaron a visitar insistentemente los WC y los hospitales, la preocupación institucional de la “verde Alemania” llegó a tal grado que la senadora de Hamburgo, Cornelia Prüfer-Storcks, (miembro del mismo club intelectual que Leire Pajín) acusó directa e injustamente al pepino español como causante de la diarrea general alemana, de los miles de infectados y de los más de treinta fallecidos.
Tras las enormes pérdidas para la economía horto-frutícola española, se concluyó que la enfermedad provenía de la bacteria “E. coli” y con muchas probabilidades de una “granja ecológica” productora de brotes de soja, situada en la Baja Sajonia (Alemania). Y llegados aquí, procede hacer unas aclaraciones necesarias.
Primero: Con el dato agravante, de que son más de ocho los antibióticos que no consiguen combatir esta estirpe verde de “E. coli”, por lo que el bicho contaminador va unos cuantos pasos por delante de la medicina curativa. ¿No queríais verde? ¡Ahí tenéis verde!
Segundo: Es un principio indiscutible en agronomía que las producciones agrícolas intensivas, necesitan aportaciones de: “nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (k)" para su perfecto desarrollo y productividad. La demagogia “verde” es enemiga de estos componentes químicos. Defendiendo la agricultura “verde” y “natural” donde el estiércol (basura, porquería, excremento, etc.) sean la base de aportes nutritivos a las plantas. Algo que evidentemente no puede ser, porque –de donde no hay no se puede sacar--. El estiércol, por muy alemán que sea, aporta a las plantas principalmente nitrógeno (N) pero en muy pequeñas proporciones fósforo (P) y potasio (K). Lo que fuerza a los agricultores “verdes” alemanes a echar a sus cultivos más estiércol. Lo que supone un exceso de nitrógeno y nada de fósforo, ni potasio. Provocando enfermedades tan conocidas en los frutos como el “bufado” de los cítricos, caracterizado por una piel muy gruesa. Cuando usted, respetado lector, se encuentre un limón así, sabrá que esa planta tuvo un exceso de nitrógeno, es decir, de estiércol.
Las plantas necesitan los componentes que necesitan, para su perfecto desarrollo productivo. Y una aportación exclusiva de productos “ecológicos” como el estiércol, si además no está curado (dejado secar), supone una aportación de desechos orgánicos animales, junto con las bacterias que habitan en el tránsito intestinal de esos animales, como la “Escherichia coli” (E. coli). Descrita por primera vez en 1885, por el bacteriólogo alemán (precisamente alemán) Theodore von Escherich. Bacterias que pueden contaminar todo lo que sea susceptible de ser contaminado, por ejemplo, los verdes brotes de soja alemanes.
La moda de la alimentación “verde” puede estar bien como reclamo para las “favelas Puerta del Sol” pero es un riesgo innecesario, cuando en ese reclamo “verde” se apunta a una gran parte de los consumidores europeos. Abonando con estiércol, no se tiene la seguridad de no aportar bacterias contaminantes al terreno y, por tanto, potencialmente a las producciones hortícolas allí cultivadas. Solo cuando se fertiliza un terreno, como mandan los cánones de la agronomía y del sentido común, se tiene esa seguridad alimentaria.
En la crisis de la E. coli se echan en falta la voz de los “verdes pacifistas” que tendrán que asumir (por ser un dato empírico) que, en Europa, su agricultura “verde” ha causado más muertes que toda la energía nuclear. Estos ultra-ortodoxos verdes, tendrán que decirles ahora a los familiares de los fallecidos, que los muertos lo fueron por la defensa del futuro verde. Porque como decían los clásicos: “una estupidez, es una estupidez, aunque se pinte de verde”
…He dicho!
*Es Presidente del Grupo de Empresas Agrarias (GEA)
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