*Por Ángel Rico
Ayer me permití el atrevimiento de afearle –con todo el respeto-- su “abstencionismo electoral recalcitrante” a una tertuliana de esRadio, a quien me honro en contar entre mis amistades de facebook. La amiga tertuliana en cuestión, respondió a mis observaciones alegando que: ”no participa en un sistema que está (presuntamente) corrompido en si mismo y que nos ha llevado a un bipartidismo que cubre todo tipo de corruptelas. El sistema es regresivo, no incentiva las virtudes en las que cree (no me confió la relación de esas virtudes) sino que reactiva los peores vicios de la ciudadanía” (sic)
Esa respuesta, tan políticamente distante, me ha impulsado a emitir las observaciones siguientes, que centraré en el término “bipartidismo” al que el DRAE le atribuye la acepción: “Sistema político con predominio de dos partidos que compiten por el poder o se turnan en él”. Lo que a mi juicio no es intrínsicamente malo para la Democracia, como se puede deducir de los sistemas políticos bipartidistas existentes en Estados Unidos, Alemania, Francia, Portugal o el Reino Unido. La experiencia propia nos demuestra que las peores etapas de gobierno en España fueron aquellas donde el partido aspirante a gobernar, tuvo que apoyarse para obtener la mayoría necesaria para gobernar, en los votos de los nacional-separatistas, o de los partidos minoritarios, a quienes el bien de la mayoría, era lo que menos les importaba a la hora de otorgar el voto al partido sin mayoría suficiente.
En mis escritos públicos se evidencia que soy de la opinión que cada cual puede hacer u opinar lo que quiera. Pero, a los opinantes, se les requiere un tanto de coherencia, en el conjunto de los argumentos que se utilizan. Por ejemplo, mi respetada amiga alega en su respuesta “que el sistema está corrompido en sí mismo”. Lo que provoca unas preguntas ¿Qué datos sirven para emitir tal veredicto? ó ¿Qué haría falta para que –a su juicio-- el sistema dejase de estar corrompido? Y lo fundamental ¿Qué hacen los abstencionistas recalcitrantes para mejorar este sistema corrompido? Y no sirve la respuesta de: “—que no votan, pero si dedican mucho tiempo y energía en darle muchas vueltas al tema” (sic) Porque en algún momento habrá que parar de dar vueltas, para pasar de las musas al teatro.
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El “bipartidismo” se alcanza cuando dos partidos obtienen más (muchísimos más) votos que el resto de los contendientes en cada elección. Lo que les permite aspirar a gobernar. Si recurrimos a la Wikipedia, nos indica que: “Democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo. En sentido estricto la democracia o gobierno del Pueblo, es una forma de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el Pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que les confieren legitimidad a los representantes. En el sentido amplio, democracia, es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales (Constitución y Ley Electoral).
A mí, de la Constitución Española, no me gusta el artículo 57, ni el Título VIII (de la organización territorial del Estado), la Disposición adicional primera, la transitoria cuarta. Tampoco me gusta la Ley Electoral, yo defiendo la circunscripción nacional (como en las elecciones al Parlamento Europeo) para que todos los votos tengan igual valor. Pero como soy consciente que estos asuntos no se modificarán por osmosis inversa, es por lo que procuro implicarme políticamente, hacer proselitismo, criticar y, votar a aquellos partidos políticos que puedan hacer posible mis aspiraciones de cambio, para mejorar la sociedad.
Solo hay una forma de romper un bipartidismo, y es que un tercer o cuarto partido, formen parte de ese club, al obtener muchos más votos que los anteriores, y por tanto, disponer de la posibilidad de gobernar. Lo contrario, solo es el derecho al pataleo. Cuando Aristóteles dijo que la Democracia es el gobierno de los más, estaba pensando en los partidos que más votos obtienen en unas elecciones, no en aquellos a los que el pueblo, les otorgó menos confianza y, solo aspiran a reunirse en la Puerta del Sol de Madrid, provocar e impedir la actividad política pacífica y razonada.
Ayer me permití el atrevimiento de afearle –con todo el respeto-- su “abstencionismo electoral recalcitrante” a una tertuliana de esRadio, a quien me honro en contar entre mis amistades de facebook. La amiga tertuliana en cuestión, respondió a mis observaciones alegando que: ”no participa en un sistema que está (presuntamente) corrompido en si mismo y que nos ha llevado a un bipartidismo que cubre todo tipo de corruptelas. El sistema es regresivo, no incentiva las virtudes en las que cree (no me confió la relación de esas virtudes) sino que reactiva los peores vicios de la ciudadanía” (sic)
Esa respuesta, tan políticamente distante, me ha impulsado a emitir las observaciones siguientes, que centraré en el término “bipartidismo” al que el DRAE le atribuye la acepción: “Sistema político con predominio de dos partidos que compiten por el poder o se turnan en él”. Lo que a mi juicio no es intrínsicamente malo para la Democracia, como se puede deducir de los sistemas políticos bipartidistas existentes en Estados Unidos, Alemania, Francia, Portugal o el Reino Unido. La experiencia propia nos demuestra que las peores etapas de gobierno en España fueron aquellas donde el partido aspirante a gobernar, tuvo que apoyarse para obtener la mayoría necesaria para gobernar, en los votos de los nacional-separatistas, o de los partidos minoritarios, a quienes el bien de la mayoría, era lo que menos les importaba a la hora de otorgar el voto al partido sin mayoría suficiente.
En mis escritos públicos se evidencia que soy de la opinión que cada cual puede hacer u opinar lo que quiera. Pero, a los opinantes, se les requiere un tanto de coherencia, en el conjunto de los argumentos que se utilizan. Por ejemplo, mi respetada amiga alega en su respuesta “que el sistema está corrompido en sí mismo”. Lo que provoca unas preguntas ¿Qué datos sirven para emitir tal veredicto? ó ¿Qué haría falta para que –a su juicio-- el sistema dejase de estar corrompido? Y lo fundamental ¿Qué hacen los abstencionistas recalcitrantes para mejorar este sistema corrompido? Y no sirve la respuesta de: “—que no votan, pero si dedican mucho tiempo y energía en darle muchas vueltas al tema” (sic) Porque en algún momento habrá que parar de dar vueltas, para pasar de las musas al teatro.
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El “bipartidismo” se alcanza cuando dos partidos obtienen más (muchísimos más) votos que el resto de los contendientes en cada elección. Lo que les permite aspirar a gobernar. Si recurrimos a la Wikipedia, nos indica que: “Democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo. En sentido estricto la democracia o gobierno del Pueblo, es una forma de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el Pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que les confieren legitimidad a los representantes. En el sentido amplio, democracia, es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales (Constitución y Ley Electoral).
A mí, de la Constitución Española, no me gusta el artículo 57, ni el Título VIII (de la organización territorial del Estado), la Disposición adicional primera, la transitoria cuarta. Tampoco me gusta la Ley Electoral, yo defiendo la circunscripción nacional (como en las elecciones al Parlamento Europeo) para que todos los votos tengan igual valor. Pero como soy consciente que estos asuntos no se modificarán por osmosis inversa, es por lo que procuro implicarme políticamente, hacer proselitismo, criticar y, votar a aquellos partidos políticos que puedan hacer posible mis aspiraciones de cambio, para mejorar la sociedad.
Solo hay una forma de romper un bipartidismo, y es que un tercer o cuarto partido, formen parte de ese club, al obtener muchos más votos que los anteriores, y por tanto, disponer de la posibilidad de gobernar. Lo contrario, solo es el derecho al pataleo. Cuando Aristóteles dijo que la Democracia es el gobierno de los más, estaba pensando en los partidos que más votos obtienen en unas elecciones, no en aquellos a los que el pueblo, les otorgó menos confianza y, solo aspiran a reunirse en la Puerta del Sol de Madrid, provocar e impedir la actividad política pacífica y razonada.
Cuando de un censo electoral de 34.296.458 electores, el Pueblo le otorga al Partido Popular, 10.830.693 votos y al Partido Socialista 6.973.880 votos, es decir: el 72% de los votos emitidos, ¿Por qué los partidos minoritarios ó los abstencionistas (28.31%) deben tener más razón que los mayoritarios? El descontento abstencionista puede instrumentalizarse; constituyendo un partido político nuevo y distinto de los existentes, ó implicándose en los que ya hay, para que la filosofía política de los abstencionistas de hoy, obtenga la confianza de la mayoría de los votantes de mañana. Así de sencilla es la Democracia. Porque las leyes se hacen en el parlamento, no en asambleas callejeras, moderadas por perroflautas.
Si yo participase en una tertulia radiofónica opinando, por ejemplo, de física cuántica, ergo, mecánica ondulatoria, (de las que no he leído mucho, la verdad) estaría llevando a cabo una vulgar corruptela de opinión. Por aquello de, una persona sin información es una persona sin opinión. Una corruptela es una corruptela, la cometa un político, la cometa usted, respetado lector, o la cometa yo.
Soy de la opinión que, en la nueva etapa política, a los abstencionistas de ayer les corresponde un papel silente, toda vez que prefirieron seguir dándole vueltas a la cuestión, mientras que veinticinco millones de españoles, salimos a la calle a enfrentarnos con el futuro para conquistarlo. ¡Si no votas cállate!
…He dicho!
*Miembro de FAPE
Soy de la opinión que, en la nueva etapa política, a los abstencionistas de ayer les corresponde un papel silente, toda vez que prefirieron seguir dándole vueltas a la cuestión, mientras que veinticinco millones de españoles, salimos a la calle a enfrentarnos con el futuro para conquistarlo. ¡Si no votas cállate!
…He dicho!
*Miembro de FAPE
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