*Por Ángel Rico
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Isabel de la Fuente , la madre de Cristina,
una de las cinco jóvenes muertas en la tragedia del Madrid Arena, ha facilitado el título para esta nota; porque esa
reflexión sobre la desgracia de su hija, es la pauta que se repite en
demasiadas ocasiones en la vida pública española. La negligencia de los
departamentos gubernamentales permite que los avariciosos campen a sus anchas
en la vida pública nacional, en unos casos con resultados mortales, como los
que conocemos en el Madrid Arena, y
en otras ocasiones, con la ruina de varias generaciones, que estarán
“condenadas” a pagar los desmanes de unos avariciosos, a quienes unos políticos
negligentes le permiten un enriquecimiento, arbitrario e injusto.
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Las
evidencias de favores, desde el Ayuntamiento
de Madrid, para la empresa “Diviertt” son demoledoras; con,
presuntas, vinculaciones entre concejales --con rango de “vicealcaldes”-- y los
responsables de esta elegida empresa de espectáculos. La mezcla de codicia y desidia, ha causado unas
terribles pérdidas, que han provocado en la ciudadanía la evidente pregunta:
--¿Por qué?
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Esa
pregunta, se puede repetir en numerosos casos de relaciones entre los que se
enriquecen, y entre quienes permiten ese enriquecimiento. En todos los casos,
son los ciudadanos quienes pagan las consecuencias. Porque, tendremos que ser
los que amorticemos, por ejemplo, --el déficit público del Estado—Los políticos, politiquean, pero somos los ciudadanos
quienes ponemos el dinero y sufrimos las consecuencias de los recortes.
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Otro
caso tipo de –avaricia y desidia--,
es el de Caja de Extremadura
(integrada hoy en Liberbank) que ha
tolerado que se pierdan 9.232.947,50 euros, al permitir que ese dinero sea imposible recuperarlo,
al no hacer efectiva las cláusulas del contrato del préstamo que concedió a dos
importantes empresas del IBEX-35, y permitir que la deuda se traspasase
a una empresa incapaz de hacer frente a la deuda indicada y, por tanto, insolvente.
Pérdida, entre otras, de entidades como CCM, que obligarán a Liberbank
a pedir ayudas públicas para cubrir su déficit de capital, y tener que forzar
recortes salariales y suspensiones temporales de contratos, para el 60% de la
plantilla. Tantas perdidas no son pura coincidencia, sino el resultado de una
gestión viciada y cómplice de unos gestores, que contaron con la desidia del
regulador oficial.
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La conjunción --de avaricia y desidia.--, la estamos pagando los
consumidores, en materia de energía, donde el mediocre ministro de Industria,
Energía y Turismo, mantiene el monopolio energético, que como resultado
obliga a los consumidores, a pagar la energía eléctrica y los combustibles de
automoción, a los precios más caros de la Unión Europea.
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Más desidia y avaricia, aparecen en el sector agrario, al mantener
en España 3,5 millones de hectáreas de improductivo, pero subvencionado,
barbecho. Donde unos pocos reciben, año tras año, desde 1986, 7.500 millones de
euros, para que nada cambie. Cuando se les sugiere que: --deberán hacer algo
distinto para introducir I+D+i en el subvencionado agro— El “Plan B” que
proponen es: --que nada cambie y seguir beneficiándose de los 7.500 millones de
euros--. Y al tratar de razonar, indicando que: --la UE no considera
razonable ayudar indefinidamente a un sector que no adecua sus estructuras a la
realidad del mercado—se obtiene como respuesta: --Cortaremos las carreteras
para que los 7.500 millones de euros se sigan recibiendo--. Una amenaza
favorecida por la desidia de los responsables de las administraciones
autonómicas.
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Además de las pérdidas de vidas, en España, el exceso de avaricia
y desidia, mantiene a una sociedad empobrecida, con seis millones de
ciudadanos sin trabajo y la pregunta que se repite es: --¿Por qué?
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Mientras la ciudadanía se enfrenta a uno de las mayores crisis de la Historia , Rajoy
ha dicho, hoy: --El PP es el partido de referencia de los españoles, es el partido que
eligieron de modo muy mayoritario para poner freno a la crisis y para retomar
un rumbo nuevo de crecimiento económico y de creación de empleo. La
responsabilidad nos exige mirar cara a cara a los ciudadanos y decirles la
verdad, porque nosotros los problemas los eliminamos y no los escondemos. No hay soluciones fáciles para situaciones
difíciles, no lo hay, y no existen chisteras anticrisis. Las reformas hoy no
son una opción, no lo son. Las reformas son una obligación para preservar lo
mejor de nuestro país y prepararnos para el futuro que está por llegar. Y aquí,
como en tantos otros ámbitos, es capital la labor del Partido Popular. Nuestro compromiso es que España vuelva a funcionar, no se pude pedir a nadie que enderece
una situación sin hacer nada. (sic)
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Los
ciudadanos quieren creer esas palabras, pero es difícil porque siguen viendo,
demasiados mediocres, al cargo de los negociados que deben solucionar los
problemas de una España que va a la
deriva por: --La avaricia de unos y la
desidia de muchos--.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano
Luso
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