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Cuando todos los españoles estamos pendientes de la marcha de la economía, esperando que las medidas del Gobierno empiecen a dar resultados, y cuando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, tras el Consejo de Política Fiscal y Financiera y el debate de presupuestos dijo que: “Aquellas comunidades autónomas y ayuntamientos que no cumpliesen la Ley de Estabilidad Financiera, para disminuir el déficit, serían intervenidas” apareció ante los medios, Alicia Sánchez-Camacho, --que es, al mismo tiempo, presidenta del Partido Popular de Cataluña, parlamentaria en el Parlament de Catalunya y Senadora--, para decir: “—he salido extremadamente complacida con la promesa de Mariano Rajoy de que Cataluña no será intervenida--. Para que tal garantía se llevase a cabo, la líder del PP catalán trasladó al presidente del Gobierno su confianza en que «el objetivo básico y primordial del Gobierno de Cataluña es cumplir el déficit». ¿Donde está escrito que la confianza de Sánchez-Camacho sea una muestra empírica de lo que va a hacer el gobierno de Artur Mas?
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Tengo que confesarle, respetado lector, que viendo por televisión a la pluriempleada política catalana me vino a la memoria la canción de Joaquín Sabina (que a este paso será adoptado como el cantante de referencia del PP del futuro) “…Con la lengua muy larga y la falda muy corta”. Sin llegar a entender el por qué de la “extrema complacencia” por una promesa. Porque Rajoy, también, prometió al resto de españoles, que haría lo que tuviera que hacer, incluso “intervenir aquellas comunidades autónomas que no cumpliesen los objetivos de estabilidad financiara” para sacar a España del pozo donde nos dejaron los socialistas. Y si Cataluña no cumple (que a mi juicio, no cumplirá) ¿Por qué no debería ser intervenida? ¿Por habérselo prometido a Sánchez-Camacho?
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--…Lo nuestro duró / Lo que duran dos peces de hielo / En un güisqui on the rocks, / En vez de fingir, / O, estrellarme una copa de celos, / Le dio por reír. … Tanto la quería, / Que, tardé, en aprender / A olvidarla, diecinueve días / Y quinientas noches. …
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Así sigue la canción de Sabina, y así es la realidad política en la que se mueve la diletante estrategia del gobierno de Rajoy. "El Estado será responsable de las comunidades que no sean responsables", afirmó Montoro, luego entonces ¿Qué valor tiene la promesa de Rajoy a Sánchez-Camacho? Ó ¿solo fue una artimaña política para ganar tiempo?
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Maquiavelo dejó escrito que: “—Los principales cimientos de todos los Estados, sean nuevos, antiguos o mixtos, son buenas leyes y buenas armas. No es posible tener buenas leyes sin buenas armas y donde existen buenas armas siguen, inevitablemente, buenas leyes”. Por ello a Rajoy no le basta con aprobar buenas leyes, en relación a déficit del Estado, sino que tiene que disponer de buenas armas para hacer que esas leyes se cumplan, incluso en Cataluña.
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Por tanto, las pueriles palabras de Sánchez-Camacho, recordaron la de ese mal padre que le comenta a su hijo: --He hablado con tu profesor de matemáticas y me ha prometido que no te suspenderá, aunque no tengas ni idea de álgebra, de ecuaciones, ni de derivadas--. Con los principios (en relación a intervenir o no) de la presidenta del PP en Cataluña no se gobiernan los Estados. Y si fuese verdad que Rajoy no interviene a Cataluña, aunque esta no cumpla lo que diga la Ley, el presidente del Gobierno no sería merecedor del cargo, porque un presidente de Gobierno además del poder, de prometer, debe transmitir liderazgo de los cumplimientos.
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«La ambición del Gobierno es salir de la crisis y por ello, lo que estamos haciendo es asentar las bases del futuro para que empiece el crecimiento en España». Son las palabras con las que el presidente Mariano Rajoy ha explicado, en el XV Congreso del PP en Madrid. Tal perogrullada (porque no es imaginable que el Gobierno ambicionase no salir de la crisis) no se consigue solo con ambicionarlo, sino que es necesario poner a los equipos (en todos los niveles de la Administración) a trabajar en la creación de empleo, mediante la puesta en marcha de aquellos sectores como, por ejemplo, el agro energético, que se mantuvieron irresponsablemente en vía muerta por los anteriores gobiernos del PSOE. Y el Gobierno debe ser consciente que cuando los emprendedores se reúnen con los responsables de los negociados con atribuciones para ello en las Comunidades Autónomas, estos (los Directores Generales) sufren un ataque de miedo, ante el desafío que se les pone delante. Porque eso supone tener que hacer algo, y al hacer algo ellos (los Directores Generales) corren el riesgo de equivocarse, prefiriendo no hacer nada, para que no se note, no se mueva y no traspase. Y así, sin complicaciones llegar al salario del mes siguiente.
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Con esa contagiosa política se consigue que: El Estado español se gastase 770 millones de euros en comprar derechos de emisión de CO2 durante la pasada legislatura, y se convirtió en el segundo país, tras Japón, que más derechos de emisión de dióxido de carbono ha comprado debido al alto consumo energético de su transporte, ciudadanos y hogares. El Gobierno debe, a los que estamos trabajando para disminuir el CO2 del Transporte en España, el reconocimiento de la fuerza moral admitiendo que mientras ellos palabrean, nosotros trabajamos, creando empleo y garantizando la Seguridad Energética nacional.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Grupo de Empresas Agrarias (GEA)
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