*Por Ángel Rico
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El DRAE nos recuerda las acepciones que tiene el término “plañidero, ra” --(De plañido). 1. adj. Lloroso y lastimero. 2. f. Mujer llamada y pagada que iba a llorar a los entierros--. La situación provocada por las autoridades argentinas en relación a la petrolera Repsol-YPF y la reacción de todos aquellos medios de información, que disfrutan de la publicidad de la mencionada petrolera, me han hecho recordar el término “plañidero” y la utilización que de estas profesionales se hacía en el pasado por las familias pudientes.
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Vaya por delante que soy de la opinión que los regímenes políticos argentinos, con tan marcada tendencia montonero-peronista, como el que actualmente preside Cristina Fernández de Kirchner, siempre crean un enemigo exterior de Argentina para, en su defensa, aglutinar a la ciudadanía apelando al patriotismo y que, estos, se olviden por un tiempo de la mísera realidad política y económica interior. Por lo que, para Fernández de Kirchner, recuperar el yacimiento petrolífero “Vacamuerta” es el objetivo populista que toca esgrimir hoy.
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Esta táctica política de manual, siempre resultó bien para aquellos que la pusieron en práctica. Como fue el caso de la Junta Militar que gobernaba Argentina en 1982 cuando provocaron la Guerra en las Malvinas, para hacer olvidar que los generales Videla, Galtieri y compañía hacían desaparecer a ciudadanos de aquel país, de mil en mil, hasta superar la cifra de 30.000 personas desaparecidas durante los más de seis años que se mantuvieron en el poder.
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En el fondo del contencioso argentino con Repsol-YPF, lo que trasciende es la necesidad que tiene el gobierno de Argentina, de que sus ciudadanos se olviden de la realidad cotidiana que les afecta, a saber: --La inflación superior al 20%, y una falta de liquidez gubernamental, que muestra a Argentina como un país de segunda mano, que se cae pieza a pieza.
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Pero dicho esto, las actuaciones político institucionales que se han aplicado desde las altas jerarquías del Estado español, han puesto de manifiesto unos precedentes que merecerán ser tenidos en cuenta en el futuro. La salida en tromba desde el Jefe del Estado, a varios ministros por una, presunta, inseguridad jurídica en Argentina que afectaría, en su caso, a los intereses de una compañía petrolífera privada, y que siempre podría resolverse acudiendo a los tribunales, crean, --repito--, un precedente del cual ni el Gobierno ni el rey podrán alegar en el futuro que ha prescrito.
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Me explico, en la vida cotidiana conocemos decenas de casos en España donde a ciudadanos normales por graciosas decisiones municipales, provinciales, autonómicas o nacionales, les expropian unos terrenos para que por ellos pase una carretera, un tramo de ferrocarril, etc. A los ciudadanos afectados por esas expropiaciones, solo les queda recurrir a los tribunales para conseguir, en el mejor de los casos, el precio justo por los terrenos expropiados. Aunque la carretera al pasar por el medio de una explotación agrícola y dejar a esta partida en dos, en muchos casos, provoca la inviabilidad económica posterior. Algo así, y salvando las distancias, es en lo que consiste el contencioso argentino con Repsol-YPF, --una expropiación--, con la diferencia que esta compañía petrolífera privada cuenta con mejores equipos jurídicos que el Juan Sintierra, a quien expropian sus terrenos las decisiones políticas de las autoridades españolas.
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Un movimiento político tan grandilocuente, para defender intereses privados ante una, presunta, falta de seguridad jurídica ha resultado sorprendente. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha advertido que: --"cualquier agresión" que viole el principio de seguridad jurídica a Repsol será considerada por parte del Gobierno español como una agresión y ha señalado que el Ejecutivo se reserva las reacciones oportunas. La Vicepresidenta del Gobierno dijo: --Que el Gobierno tiene la obligación de defender los intereses de España y, para ello, se tomarán las medidas que correspondan—enfatizando: --las medidas no se anuncian se adoptan--.
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Lo que resulta gratificante escuchar y, surge las preguntas y comparación obvias: --¿Por qué se aplica tan especial labor de defensa por los derechos de una compañía privada y no se actúa, con similar diligencia, cuando la comunidad autónoma de Cataluña viola el principio de seguridad jurídica de un ciudadano al impedirle estudiar en español? Cuándo una comunidad autónoma incumple las sentencias del Tribunal Supremo ¿Por qué no se moviliza el Jefe del Estado? ¿Por qué la Vicepresidenta del Gobierno no adopta, sin anunciarlas, las medidas que correspondan? ¿Por qué son más importantes los intereses de los accionistas de Repsol que los derechos de los ciudadanos españoles en España?
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Que el Gobierno de España defienda los intereses económicos de compañías privadas, está bien. Pero es necesario que antes, ¡mucho antes!, defienda los derechos de los ciudadanos españoles en aquellos territorios del Estado donde los derechos están difuminados.
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Y a los medios de información que tanto han editorializado a favor de Repsol en el contencioso con el gobierno de Argentina, derramando tantas lágrimas de cocodrilo pagadas (para seguir manteniendo la publicidad de la petrolera en ese medio) cabe preguntarles: ¿Por qué mantienen tan insultantes silencios cuando lo que está en riesgo son los derechos de los españoles en Cataluña? ¿Son conscientes, que con ese tipo de actitudes, pierden la fuerza moral para colocarse en posiciones de informar de futuras noticias de escándalos y corrupciones políticas?
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Y como aquí acostumbramos a: --darle a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar, es de justicia comunicar que después de mi anterior nota off de record, donde afeaba la conducta de la Secretaría de Estado de Energía por no haber respondido a la solicitud de reunión de trabajo que le habíamos realizado, tengo hoy que decir que: --diez horas después de la publicación de la mencionada nota, fuimos convocados a una reunión en la Secretaría de Estado de Industria--. Es posible que esa acción, reacción sea pura coincidencia. Es posible lo admito. Ó, tal vez no.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Argentino
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El DRAE nos recuerda las acepciones que tiene el término “plañidero, ra” --(De plañido). 1. adj. Lloroso y lastimero. 2. f. Mujer llamada y pagada que iba a llorar a los entierros--. La situación provocada por las autoridades argentinas en relación a la petrolera Repsol-YPF y la reacción de todos aquellos medios de información, que disfrutan de la publicidad de la mencionada petrolera, me han hecho recordar el término “plañidero” y la utilización que de estas profesionales se hacía en el pasado por las familias pudientes.
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Vaya por delante que soy de la opinión que los regímenes políticos argentinos, con tan marcada tendencia montonero-peronista, como el que actualmente preside Cristina Fernández de Kirchner, siempre crean un enemigo exterior de Argentina para, en su defensa, aglutinar a la ciudadanía apelando al patriotismo y que, estos, se olviden por un tiempo de la mísera realidad política y económica interior. Por lo que, para Fernández de Kirchner, recuperar el yacimiento petrolífero “Vacamuerta” es el objetivo populista que toca esgrimir hoy.
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Esta táctica política de manual, siempre resultó bien para aquellos que la pusieron en práctica. Como fue el caso de la Junta Militar que gobernaba Argentina en 1982 cuando provocaron la Guerra en las Malvinas, para hacer olvidar que los generales Videla, Galtieri y compañía hacían desaparecer a ciudadanos de aquel país, de mil en mil, hasta superar la cifra de 30.000 personas desaparecidas durante los más de seis años que se mantuvieron en el poder.
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En el fondo del contencioso argentino con Repsol-YPF, lo que trasciende es la necesidad que tiene el gobierno de Argentina, de que sus ciudadanos se olviden de la realidad cotidiana que les afecta, a saber: --La inflación superior al 20%, y una falta de liquidez gubernamental, que muestra a Argentina como un país de segunda mano, que se cae pieza a pieza.
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Pero dicho esto, las actuaciones político institucionales que se han aplicado desde las altas jerarquías del Estado español, han puesto de manifiesto unos precedentes que merecerán ser tenidos en cuenta en el futuro. La salida en tromba desde el Jefe del Estado, a varios ministros por una, presunta, inseguridad jurídica en Argentina que afectaría, en su caso, a los intereses de una compañía petrolífera privada, y que siempre podría resolverse acudiendo a los tribunales, crean, --repito--, un precedente del cual ni el Gobierno ni el rey podrán alegar en el futuro que ha prescrito.
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Me explico, en la vida cotidiana conocemos decenas de casos en España donde a ciudadanos normales por graciosas decisiones municipales, provinciales, autonómicas o nacionales, les expropian unos terrenos para que por ellos pase una carretera, un tramo de ferrocarril, etc. A los ciudadanos afectados por esas expropiaciones, solo les queda recurrir a los tribunales para conseguir, en el mejor de los casos, el precio justo por los terrenos expropiados. Aunque la carretera al pasar por el medio de una explotación agrícola y dejar a esta partida en dos, en muchos casos, provoca la inviabilidad económica posterior. Algo así, y salvando las distancias, es en lo que consiste el contencioso argentino con Repsol-YPF, --una expropiación--, con la diferencia que esta compañía petrolífera privada cuenta con mejores equipos jurídicos que el Juan Sintierra, a quien expropian sus terrenos las decisiones políticas de las autoridades españolas.
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Un movimiento político tan grandilocuente, para defender intereses privados ante una, presunta, falta de seguridad jurídica ha resultado sorprendente. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha advertido que: --"cualquier agresión" que viole el principio de seguridad jurídica a Repsol será considerada por parte del Gobierno español como una agresión y ha señalado que el Ejecutivo se reserva las reacciones oportunas. La Vicepresidenta del Gobierno dijo: --Que el Gobierno tiene la obligación de defender los intereses de España y, para ello, se tomarán las medidas que correspondan—enfatizando: --las medidas no se anuncian se adoptan--.
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Lo que resulta gratificante escuchar y, surge las preguntas y comparación obvias: --¿Por qué se aplica tan especial labor de defensa por los derechos de una compañía privada y no se actúa, con similar diligencia, cuando la comunidad autónoma de Cataluña viola el principio de seguridad jurídica de un ciudadano al impedirle estudiar en español? Cuándo una comunidad autónoma incumple las sentencias del Tribunal Supremo ¿Por qué no se moviliza el Jefe del Estado? ¿Por qué la Vicepresidenta del Gobierno no adopta, sin anunciarlas, las medidas que correspondan? ¿Por qué son más importantes los intereses de los accionistas de Repsol que los derechos de los ciudadanos españoles en España?
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Que el Gobierno de España defienda los intereses económicos de compañías privadas, está bien. Pero es necesario que antes, ¡mucho antes!, defienda los derechos de los ciudadanos españoles en aquellos territorios del Estado donde los derechos están difuminados.
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Y a los medios de información que tanto han editorializado a favor de Repsol en el contencioso con el gobierno de Argentina, derramando tantas lágrimas de cocodrilo pagadas (para seguir manteniendo la publicidad de la petrolera en ese medio) cabe preguntarles: ¿Por qué mantienen tan insultantes silencios cuando lo que está en riesgo son los derechos de los españoles en Cataluña? ¿Son conscientes, que con ese tipo de actitudes, pierden la fuerza moral para colocarse en posiciones de informar de futuras noticias de escándalos y corrupciones políticas?
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Y como aquí acostumbramos a: --darle a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar, es de justicia comunicar que después de mi anterior nota off de record, donde afeaba la conducta de la Secretaría de Estado de Energía por no haber respondido a la solicitud de reunión de trabajo que le habíamos realizado, tengo hoy que decir que: --diez horas después de la publicación de la mencionada nota, fuimos convocados a una reunión en la Secretaría de Estado de Industria--. Es posible que esa acción, reacción sea pura coincidencia. Es posible lo admito. Ó, tal vez no.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Argentino
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