viernes, 2 de noviembre de 2012

Las botaratadas de Artur Más y de quienes se las consienten

*Por Ángel Rico
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Estamos inmersos en una sucesión de acontecimientos en España de los que somos –protagonistas forzados--, por una economía nacional en bancarrota, a la que se llegó por querer mantener la estructura de un carísimo estado elefantiásico, y al que la casta política no quiere renunciar. Esa falta de renuncia obliga a cientos de miles de familias a vivir en una economía de guerra, mientras por aquí y por allá, llegan a los ciudadanos noticias de gastos políticos, sencillamente impresentables. Ellos (la casta política) justifican esos gastos como “el chocolate del loro”,  --de millones de loros—que son el vicio y la excusa  de una inmensa masa de “hidalgos empobrecidos” que actúan sin querer aceptar la realidad actual.
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Los ciudadanos se enfrentan cada mañana a una, exasperante, sucesión de  impuestos, tasas y subidas de precios, que merman la economía, la esperanza y la fe en un gobierno carente de ideas, para activar la economía nacional y, poner sobre la mesa, la creación de empleo, mediante el desarrollo de ideas creativas, innovadoras y productivas. En España todos, absolutamente todos, son conscientes de esa realidad; todos, salvo el Gobierno de España, y los gobiernos autonómicos.
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Los ciudadanos empiezan a dejar su, atávica actitud política, empezando a proliferar los comentarios, las críticas y las preguntas. Preguntas que no solo están relacionadas con – ¿el por qué de los gastos del Estado?--, sino también, por ejemplo, sobre: --la capacidad intelectual del Ministro de Industria, Energía y Turismo, para dirigir y liderar un ministerio tan importante, en una España tan necesitada del funcionamiento de la industria, para un crecimiento económico, disponiendo de energía a bajo precio.
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 Ó la del Ministro de Justicia, al no darse por enterado que, el representante del Estado en Cataluña se jacta de no cumplir las sentencias del Tribunal Supremo, señalado como su camino político a seguir, --el del incumplimiento de la Ley-- por la que ese, desleal, representante del Estado, llegó a ser quién represente al propio Estado. Esos ejemplos de un Estado de segunda mano, mantienen a los ciudadanos perplejos, y observan de mala gana, como unos y otros, desde las máximas instancias del Estado, no saben ganarse, cada día,  el respeto de los ciudadanos a quienes deben su cargo y su soldada.
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La inexistente respuesta del Gobierno de España a la “botaratada” de Artur Mas, supone –aunque el Gobierno no lo quiera ver—la pérdida del respeto que los ciudadanos deben a sus gobernantes, porque estos (los ciudadanos) se preguntan ¿por qué el Gobierno permite, en Cataluña,  que el representado del Estado incumpla la Ley y a ellos no les den ni un respiro administrativo?
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¿Donde está aquel –la Patria no se negocia— de Cánovas del Castillo? Ahora tenemos delante a un gobierno transigente y mediocre que, mientras desde Cataluña se gastan el dinero de la caja única del Estado, nos ridiculizan y amenazan con romper el propio Estado, acepta que el partido político de la mayoría en el Congreso de los Diputados –el PP-- haya elegido Presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de España, y  también como Vicepresidente Cuarto de la Mesa del Congreso, a los  nazional – separatistas, Josep Antoni Duran i Lleida y Jordi Jané i Guasch. Nadie entiende que, mientras la tragicómica obra de teatro político se desarrolla, no dejen de jugar a la ruleta rusa, buscando el apoyo de un posibilismo político inexistente, que oculte las deficiencias estructurales del propio Estado.
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Las “botaratadas” no solo son las de Artur Más, sino también las de aquellos que, con similares, actitudes botarates se las permiten. En política “una imposibilidad probable, es más plausible que una posibilidad improbable”, algo que tras más de treinta años de un diálogo de sordos, entre los sucesivos Gobiernos de España y los partidos nazional-separatistas, nos han llevado a donde estamos: --arruinados y al borde del precipicio--, con unos partidos nazionalistas que dicen: --el último que apague la luz--.
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Los partidos nacionales (¿nacionales?) comprobarán en las próximas elecciones autonómicas en Cataluña que: --Los no nacionalistas, no les votarán; tampoco lo harán los nazionalistas que no les votaron nunca; y los indiferentes, como todos los indiferentes, al sentirse huérfanos de líderes nacionales que les motiven, tampoco les darán sus votos--.
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Cuando no se pueden controlar las expectativas, --en política--, solo hay una cosa por hacer, ¡cumplirlas! Y para ello, hay que trabajar más, apoyándose en el mejor equipo político posible. ¿Usted, respetado lector, cree que el Gobierno de España está compuesto por el mejor equipo posible? –Yo tampoco.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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