martes, 29 de diciembre de 2015

Puedo renunciar y renuncio, le dirá Pablo a Pedro

*Por Ángel Rico
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Tras las pasadas elecciones legislativas, en España, el único candidato que –pase lo que pase— siempre ganará es Pablo Iglesias; porque, al mismo tiempo, es el personaje y su autor. Y con la misma falta de rubor, dice una cosa y pone en práctica la contraria. La estrategia consiste en hacer o decir lo que haga falta en cada momento, para ir acercándose al poder. La prueba más evidente del estalinismo “iglesiasno” se pudo apreciar en la teórica democracia interna de los “círculos podemitas” donde, a la hora de la verdad, si los “círculos” no acordaban lo que tenían que acordar, sencillamente, se ignoraban los acuerdos y se imponía –la centralización de las decisiones—es decir, lo que convenía al líder; mediante un descarado culto a la personalidad infalible de Pablo.
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Iglesias es consciente que precisa dos partidas (dos legislaturas) para llegar al poder; y que la primera la necesita para quemar al rival directo, es decir, al PSOE, en general, y a Pedro Sánchez, en particular. A tal fin, como en el ajedrez, utilizará un “gambito” que, como es sabido, consiste en sacrificar una pieza al principio de la partida para conseguir una ventaja. La pieza que sacrificará Iglesias será “renunciar al referéndum de Cataluña” lo que en el futuro se denominará en política “gambito de Pablo”. De esta forma, el ambicioso Sánchez, podrá justificar ante los barones y baronesa del PSOE que –con la renuncia al referéndum no habrá obstáculos para constituir un gobierno apoyado por Podemos; que para Sánchez será “frente populista” y para Iglesias, será “provisional”. De otros asuntos como, la entrega de Ceuta y Melilla a Marruecos, y de la suelta de los presos asesinos de ETA, que defiende el podemita, aún no sabemos la opinión de Sánchez.
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El iletrado Sánchez, en ese momento, se habrá metido en la boca del lobo, al desconocer que: --el guión de los movimientos de una partida similar, estaba escrito en 1917 y el autor se llamaba, Vladimir Ilich Uliánov “Lenin”, y la obra “Las Tesis de abril”--. Salvando las diferencias existentes, un siglo después, las justificaciones políticas y sociales, el enemigo común, y la necesidad de creación del “Gobierno provisional” son idénticas. Algo que Pedro, --quien no necesita recibir lecciones de nadie, ¡de nadie!—  desconoce.
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Una vez que el “gambito de Pablo” se lleve a cabo, y Pedro Sánchez, sea elegido Primer Ministro del mencionado “Gobierno Provisional”, con el apoyo de los 90 diputados del PSOE, los 69 de las diferentes marcas de Podemos, los 9 de ERC,  los 2 de IU y los 2 de EH Bildu (total 172), incluso, con la complicidad pasiva de, --Ciudadanos no descarta abstenerse ante un pacto PSOE-Podemos si renuncian al referéndum catalán—(Aguado dixit), porque a Rivera, le gustará que García Ferreras y Pastor García, le pasen la mano por el ego; en ese momento se pondrá en funcionamiento la tercera parte del guión: --las protestas callejeras--.
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La desordenada realidad constatará que, el Primer Ministro Sánchez, no sabrá como frenar los altercados que irán  “in crescendo” y el socio Iglesias, tendrá el argumento de que: --después de haber renunciado al referéndum en Cataluña, no puede pedirle más dejaciones al populacho podemita--, que, con violencia, solicitará se lleven a cabo las (imposibles) promesas de la   "Ley 25 de Emergencia Social" prometida por Pablo, que, entre otras cosas, contempla la ocupación de viviendas vacías o desocupadas; por miembros podemitas que reivindicarían “la expropiación de las viviendas no ocupadas y la legalización de la okupación” --adiós a la propiedad privada—. Se presentará una situación en la que la ley será un instrumento de la arbitrariedad y la arbitrariedad será la ley.
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Lo que está en el guión “revolucionario” de Iglesias, es: --provocar la paralización de la circulación por carretera y ferrocarril en todo el territorio nacional y la inactividad de las industrias, grandes y pequeñas,  mediante los (engañados) miembros de “Podemos Transporte” que harían de ariete. Un servidor, ya escribió sobre este asunto, el pasado 20 de agosto,  y ahora lo reitero, sencillamente –porque en reuniones de trabajo-- así me lo han contado diversos miembros de los círculos de “Podemos Transporte”-- ¡Quien avisa, no es traidor!
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Ante esa situación, Sánchez no tendrá la astucia política, ni los apoyos suficientes para combatir los desordenes generalizados; dejará hacer al populacho que se escudará en “la gran cantidad de ofensas y rencores acumulados desde la aprobación de la Constitución del 78”. Además, en aquellas comunidades autónomas y  ayuntamientos que, en la actualidad, el PSOE gobierna con el apoyo de Podemos, el soporte político será retirado, creándose la excusa para que Pablo Iglesias, a lomos de Podemos, ejecute su particular revolución hispana. –El Estado soy yo--, repetirá una y otra vez, mientras dirigirá la creación de una “asamblea constituyente” por y para los suyos.
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En estos meses se ha podido comprobar que a Pablo Iglesias, le da igual ocho que ochenta; con la misma cara dura dice que –renunciará a un Plan de Pensiones del Congreso de los Diputados que, en realidad, no existe desde el año 2012--, como que –Andalucía realizó un referéndum de independencia en 1977— algo que nunca sucedió (en realidad se votó cómo acceder a la autonomía, si aplicando el artículo 143 ó, el 151 de la Constitución), o que –la Venezuela de Maduro es una democracia--, o que –el referéndum en Cataluña es irrenunciable--, sus peroratas en Francia serían calificadas como –le hin-han d’un áne—(el rebuzno de un asno) y las repite con increíble petulancia. El público objetivo de Iglesias no es demasiado exigente, en cuanto a la pureza, coherencia  y  legalidad de los argumentos. A sus seguidores, lo que les pone es lo de –leña al mono (burguesía),  que es de goma— y lo de menos es la calidad científica y legal de las promesas, que son meros detalles sin importancia; por ello existe el peligro de que, llegado el caso: --el podemismo defienda que “el fin justifica los medios”—y si para conseguir lo que se les prometió, hay que vulnerar lo que los españoles manifestemos en las urnas, sencillamente se quebranta la democracia y se instala de “dictadura del podemo-riado”.
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“Los hechos son los hechos” y es obvio que Pablo Iglesias, no podría estar desarrollando,  su “Plan de Acción” sin la miope complicidad del resto de fuerzas políticas y sociales, donde predomina más el interés particular, de quienes flotan en el aparato de los partidos, que el interés general de los españoles. Además de que, los ignorantes, que llevarán las andas de Pablo Iglesias, desconozcan que: --una vez constituida la dictadura, la larga sombra de la represión también les alcanzaría a ellos--  Porque ya lo dijo, Mark Twain: --“Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados”--. Y, como parte del engaño,  Pablo le dirá a Pedro: --si tú me lo pides  “puedo renunciar y renuncio”--.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

domingo, 27 de diciembre de 2015

El “Sanch-ismo” de Pedro el Derrotado

*Por Ángel Rico
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Soy de la opinión que, al igual que en ciertas profesiones hace falta un examen de ingreso, y otros posteriores de convalidación, para ser líder de un partido político debería ser necesario demostrar que se tiene un mínimo de cultura histórica de la política, para evitar tener que padecer aquellos acontecimientos que, con similares precedentes, ocurrieron en otros momentos de la Historia. Esta introducción viene a cuento, primero,  por los derroteros que está mostrando Pedro Sánchez, líder momentáneo del PSOE y, segundo, porque “el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”.
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Cuando, en el pasado mes de mayo, en Gijón, en relación a las elecciones en el Reino Unido, Pedro Sánchez dijo: --“En el Reino Unido quien pierde las elecciones dimite”— (sic), refiriéndose al ejemplo del laborista, Ed Miliband, que al día siguiente de haber perdido las elecciones, frente a David Cameron, presentó su dimisión, por cierto, como también hicieron –el liberal-demócrata, Nick Clegg y el euroescéptico, Nigel Farage--; los socialistas españoles intuyeron que: --Sánchez estaría muy seguro de su victoria en las Generales porque, en caso contrario, imitaría a Ed Miliban, y presentaría su dimisión al día siguiente de su, hipotética, derrota--.
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La Historia política recogerá que: --Pedro Sánchez, obtuvo los peores (¡los peores!) resultados del PSOE en toda la Democracia, y además de no dimitir (como había dejado entrever) intentaría formar gobierno con el apoyo de partidos contrarios al sistema social y democrático, que el propio PSOE había construido desde 1977. Poniendo de manifiesto que, a Pedro, en realidad, no solo no le importaba España y los españoles; sino que tampoco, le importaba el partido del que es secretario general, y a cuyo cargo se aferra al negarse a dimitir tras su clara e histórica derrota electoral;  apareciendo el “Sanch-ismo” en su más fosca realidad. El “Sanch-ismo” de Pedro, se intuyó con la confección de la lista electoral del PSOE de Madrid, donde no se contó con la participación de la Federación Socialista Madrileña (FSM) en la propuesta de nombres con opción de ser elegidos diputados, tan es así que, como número dos por Madrid, designó a una política catalana, con querencia hacia la autodeterminación de Cataluña; la situación es tan kafkiana que –salvo Pedro, y Rafael Simancas, ningún otro socialista madrileño salió elegido en esa circunscripción--
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A diferencia de lo acontecido con Felipe González, en el XXVIII Congreso del PSOE, (mayo de 1979) donde defendió que: --“Hay que ser socialista antes que marxista”— Pedro, está defendiendo,  por activa y por pasiva,  que: --“Hay que ser Sanch-ista antes que socialista”—Si el lema de Felipe, en 1979,  suponía mirar adelante, en lugar de al pasado; el de Pedro, actualmente, supone el “yo, mi, me, conmigo mismo”.
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En esa “hoguera de las vanidades” donde se está cociendo, Pedro Sánchez, a fuego lento, quien está moviendo los hilos y las ascuas, es Pablo Iglesias, que en su “Plan de Acción” tiene diseñado los diferentes capítulos que tienen que teatralizarse, para conseguir el fin perseguido: --“Obtener el poder para no soltarlo”--. Y si para ello, Iglesias, tiene que renunciar a algunos de sus –irrenunciables— postulados, renunciará, con tal de que Sánchez, se convierta en el Primer Ministro de un Gobierno Provisional y débil, tal y como, mutatis mutandis,  ocurrió en 1917 en Rusia. El plan es el mismo, los instrumentos similares, la incultura política, y falta de ilustración,  de Sánchez para no verlo venir, es infinita.
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Ahora,  como entonces, es necesario disponer de un “Gobierno Provisional” con Sánchez como débil  “Primer Ministro” (como le ocurrió a Kerensky)  –con la suma de todo el espectro político del Congreso, en un tótum revolútum, salvo el PP y Ciudadanos,  con la excusa de: --Echar a la derecha burguesa del gobierno para darle todo el poder al pueblo (entonces a los Soviets)--, se promoverá en la calle,  un permanente estado de agitación social y propaganda,  utilizando Atresmedia, Mediaset y la mentira generalizada, como instrumentos revolucionarios;  donde el “Sanch-ismo” no tendrá ni la capacidad de liderazgo, ni la determinación política para frenar las agresiones, fomentadas por el “podemismo” a la legislación vigente--. Incluso, los apoyos prestados por el “podemismo” al PSOE en Castilla-La Mancha, Extremadura, Aragón, Baleares y Comunidad Valenciana; además de en varias diputaciones provinciales y ayuntamientos, se difuminarán, haciendo ingobernable la mayoría del territorio español, propiciando el ascenso al poder del descontento revolucionario.
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En ese momento, se habrá cumplido el guión (las Tesis de Abril) de Iglesias y, se provocará el golpe de estado revolucionario podemita y, Pablo sustituirá a Pedro en el gobierno, prometiendo crear una sociedad distinta a la burguesa. Para ello se suprimirá el régimen parlamentario actual; se nacionalizarán servicios estratégicos, entre ellos, los medios de comunicación privados; se pondrá en entredicho la propiedad privada (Art. 33 de la CE), permitiéndose la ocupación de viviendas y fábricas; y la Monarquía parlamentaria (Art. 1.3 de la CE), será sustituida de facto por la república podemita. Y, Pedro Sánchez sin enterarse; --porque Pedro no necesita “lecciones de nadie”--, mientras tanto va de “pelonería política en parvedad social”. Sánchez, nunca podrá llegar más alto, y el histórico PSOE, nunca podrá caer tan bajo.
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Con los resultados electorales presentes, lo más razonable sería estudiar un gobierno de gran coalición, similar a la formada en Alemania,  donde la Unión Cristianodemócrata (CDU), la Unión Socialcristiana (CSU) y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) gobiernan con un programa conjunto. Esa hipótesis en España, contaría con 253 diputados y, salvo mejor opinión, se podría planificar los pasos a seguir para construir la España del año 2050;  sin arriesgarse a los peligros de una demagoga revolución podemita y a que, como en Venezuela, llegue a escasear, entre otros bienes de consumo, el papel higiénico y, por supuesto, la Libertad. Porque lo que defiende Podemos, mediante promesas de “emergencia social” no ha funcionado nunca en ningún lugar, en ninguna época histórica y, con ningún dirigente marxisto-estalinista.
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Para que pueda ser posible en España, lo que ha sido posible en Alemania, es imprescindible que el PSOE sustituya el “Sanch-ismo” de Pedro, por la democracia política del sentido común mayoritario del Comité Federal de un partido con una gran historia que, como en 1979, debe mirar más al futuro, que a los intereses propios de Pedro y de María Begoña Gómez, su, fotogénica, mujer. El Socialismo del Siglo XXI no tiene que ser confundido con el paupérrimo “Sanch-ismo” de solo 90 diputados.
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…He dicho!
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En la próxima ocasión, hablaremos del partido Ciudadanos, que quiso debutar en primera división, con los defectos, la falta de banquillo y las carencias de la división segunda.
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

sábado, 26 de diciembre de 2015

La particular concepción de “Gobierno” de Rajoy

*Por Ángel Rico
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Una de las cantinelas más repetidas durante la campaña electoral fue la de que “debe gobernar el partido más votado”; una cansina repetición que vaticinaba lo que “como era previsible que ocurriera, acabó ocurriendo”: --que el PP no dispondría de mayoría absoluta para gobernar--. Los hechos demostraron que Rajoy involucionó --de una, absolutísima, mayoría absoluta, a disponer solo de 123 diputados (el 35 por ciento del Congreso)— Con una pérdida de 3.651.036 votos  respecto de 2011, es decir, uno de cada tres antiguos votantes le dio la espalda a las propuestas de Rajoy. Pero aún así, el 20D, Mariano apareció en el balcón de Génova 13 para decir “hemos ganado las elecciones”. Vamos, como si el presidente de un equipo de fútbol tras el segundo partido de una final dijese “hemos ganado el partido”,  olvidando que en la suma de los dos partidos celebrados obtuvo menos puntos que el rival. Pero, ya se sabe “quien no se conforma, es porque no quiere”.
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Pero en esa, rajoyana, declaración de principios es posible descubrir el ADN político del personaje; donde se demuestra que a la hora de gobernar, para Mariano, tanto monta, disponer de 186 diputados, (X Legislatura) como de 123 (Legislatura XI),  su escenario mental es el mismo, es decir, “plano”. Quien no fue capaz de legislar, cuando podía hacerlo, sobre, por ejemplo: --El Plan Hidrológico Nacional; --La separación de poderes, con especial atención al Judicial; --La unidad de la Nación Española; --Dejar claro que los representantes del Estado, ya sean locales, provinciales, regionales o nacionales, tienen la obligación, ineludible, de cumplir las sentencias de los tribunales; --Que todos los españoles somos iguales ante la Ley, ante los impuestos y ante el FLA (Fondo de Liquidez Autonómica, a saber: línea de crédito, es decir, un tipo de préstamo,  concebido para que el Estado le preste dinero a las Comunidades Autónomas de modo que no sean ellas las que tengan que ir a los mercados para financiar su deuda de modo que, en lugar de ellas, lo hace el Estado); --y que el legislador (ningún legislador) puede saltarse la Constitución, --Etc., ahora quiere seguir presidiendo un gobierno con el apoyo de, solo, 123 diputados. ¿Para qué?
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Solo como hipótesis de trabajo, admitamos que: --por omisión del resto de diputados, Rajoy es investido Presidente del Gobierno con el voto de sus 122 sectarios, mas el suyo propio— y tras autofelicitarse (Mariano) de lo cojonudo que resulta cuando se mira al espejo, y designar el Consejo de Ministros, donde, sin duda, estaría María Dolores Cospedal; la anti-lideresa castellano-manchega, que ha vuelto a recibir, en pleno rostro,  la opinión que los electores tienen de ella;   --Donde en las Generales de 2015 Toledo, su circunscripción,  perdió 71.200 apoyos y dos (2) diputados, respecto de las Generales de 2011; y concretamente en la ciudad de Toledo, el PP perdió 7.659 votos, respecto de 2011; eso después de haber perdido, anteriormente, en las elecciones autonómicas de 2015, en Toledo, 51.188 votos, respecto a las elecciones autonómicas de 2011--, a Cospedal la acompañarían otros ministros de clase mediocre (de calidad media, tirando a malos) como el de Industria, Energía y Turismo; el de Asuntos Exteriores; el de Interior; la de Empleo; el de la Justicia, dependiente, etc.
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El Gobierno aprobaría en Consejo de Ministros las leyes “A”, “B” y “C” que, sucesivamente, las presentaría al Congreso de Diputados, y previo el debate pertinente, 187 diputados votarían en contra, decayendo las propuestas de Ley, que deberían volver al Gobierno. Y así, con el resto de leyes propuestas, --“X”, “Y” y “Z”— Luego entonces ¿Para qué sirve que gobierne el partido más votado, si no puede aprobar leyes para hacer felices a la personas?  Ya lo dijo Solón (que alguien le explique a Mariano quien fue Solón): --“Aprenderás a gobernar, después de aprender a ser gobernado”—
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Nada actúa de un modo tan convincente sobre un pueblo como el valor de sus dirigentes. El heroísmo no lo olvida jamás un pueblo; pero menos aún la cobardía en horas decisivas de la Historia. Y los 3,7 millones de, antiguos votantes, que en esta ocasión no le dieron el apoyo a Mariano, fue porque ven a un pávido en el gobierno.
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Lo de sectarios no es un insulto, para los diputados del PP, pero es en las sectas, y no en los partidos políticos modernos, donde no hay nadie con la suficiente valentía y lealtad para decir: --Mariano, esta es la octava vez que perdemos apoyos, habrá que cambiar de actitud y de rumbo--.
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Mientras tanto, Mariano, se esconde tras su mohosa sonrisa en escabeche; tanto tras recibir un mamporro en el rostro (con la actitud poco edificante, para las personas maltratadas, de no presentar denuncia por la agresión); cuanto, tras perder 3,7 millones de votos. Rajoy es “Mariano y sus circunstancias”. Tanto en el 2011, con un programa electoral que incumplió, como en 2015, donde no hubo programa, total ¿para qué?
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Mariano lo que quiere es seguir en la cúspide, --para qué—nadie lo sabe; tal vez, para que no estén otros. Él quiere seguir estando, da igual, si es con absolutísima mayoría absoluta, o con mayoría minoritaria. Sin ser consciente, como dijo Abraham Lincoln, que: --Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otros sin su consentimiento--. Por ello, el gobierno está para hacer cosas por lo demás, y Mariano lejos de eso, insiste en que “debe gobernar el partido más votado”, sin aceptar que un gobierno que no pueda legislar, no será un gobierno, será una farsa.
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De los polvos, de no haber modificado la Ley Electoral General, cuando tuvo mayoría absoluta para modificarla y que todos los votos tuviesen igual valor, vienen estos lodos; con unas Cortes a la deriva. Así ocurrió con todos aquellos asuntos sobre los que pudiendo legislar, Mariano, opto por sonreír, porque como dice el proverbio: --el que nace barrigón es inútil que lo fajen--. De donde no hay, no se puede sacar.
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Respetado lector, la próxima ocasión, hablaremos del “Sanch-ismo” nueva doctrina política basada en poner al personaje por delante del histórico Partido Socialista Obrero Español, caiga quien caiga.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso