*Por Ángel Rico
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Hoy
hemos conocido los datos de la
Encuesta de Población Activa (EPA) del primer
trimestre del 2014, unos datos que son inadmisibles en una Europa medianamente ilustrada y que se respete a sí misma. --5.933.300 desempleados en España (25,93 por ciento), 306.600 en
Castilla-La Mancha (30,30 por ciento) y
160.700 en Extremadura (32,14 por ciento)— datos que muestran la
inaceptable realidad de un sistema político y social enfermo.
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Como
culpables, muchas personas señalan con el dedo índice a los gobernantes de ahora,
como otros hicieron antes con el gobierno anterior. Yo coincido con ellos,
“aquellos y estos son culpables de la situación que está gangrenando a la
sociedad”. Pero dicho, lo dicho, pregunto: --¿La culpa solo es de los
gobernantes o esta, la culpa, habría que repartirla entre otros protagonistas?--.
Un servidor es de la opinión que: --También tienen culpa los representantes
sindicales, empresariales y sectoriales de un sistema endogámico, que ha creado
una casta de representantes que se realimenta a sí misma, impidiendo la entrada
de otras formas de pensar; algo de culpa también tienen los propios componentes
del sector que lo permiten--.
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Estamos
conociendo estos días las, presuntas, corrupciones en relación a los programas
de formación para desempleados. Siendo necesario hacer constar que, es la
propia fijación de las reglas del sistema lo que permite las desviaciones y
corruptelas, cuando el poder político, asumido por todos los gobiernos,
determinó que los asuntos de formación, a desempleados o a empleados en riesgo
de quedar en paro, se delegase en la “Fundación Tripartita”. Si un
empresario, o grupo de trabajadores querían llevar a cabo un proyecto formativo
para garantizar su actividad, no podían realizarlo salvo que se pusiesen en
manos de la “Fundación Tripartita” que,
es necesario recordar está compuesta por las organizaciones empresariales, CEOE y CEPYME, y las organizaciones sindicales, UGT, CC.OO y CIG y el Gobierno. Y aunque cueste creerlo, muchas empresas y trabajadores,
no quisieron ser colaboradores necesarios en el mantenimiento de una estructura
tan tóxica y, por tanto, nunca se pudieron beneficiar de las ayudas a la
formación que realimentaba a partidos políticos y organizaciones sociales, es
decir, a la casta.
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La
estructura tóxica general se exportó a sectores especializados, como el Agrario y el del Transporte, donde solo los que forman parte del gangrenado sistema
pueden formar a los suyos. Así las asociaciones ASAJA, COAG, UPA y Cooperativas, son las que tienen acceso a las
ayudas para la formación agraria porque “son interlocutoras del Gobierno”. Y lo
peor de la infectada situación es que, el propio sistema mantiene un estatus quo para que los mismos sean siempre
los “interlocutores del Gobierno”. ¿Y eso cómo se consigue? Respuesta: --No
haciendo elecciones--. Imagínese, respetado lector, el ayuntamiento de su
localidad donde los partidos políticos elegidos en las pasadas elecciones,
acordasen no volver a realizar elecciones y que la “representatividad política
municipal” se mantuviese siempre en la misma proporción, con el comentario sottovoce, de: --yo no te cuestiono a
ti, y tú no me cuestionas a mí--. Y de esta forma nos repartimos las ayudas en
proporción a la representatividad que hemos decidido mantener de forma
permanente.
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Ese
inadmisible oligopolio, produce como resultado que exista en el sector agrario
unas tasas de desempleo en marzo de: --En
España, 230.937; en Castilla-La
Mancha 28.200 y en Extremadura 14.442--.
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En
el importantísimo sector del Transporte de mercancías por carretera,
ocurre algo similar: --Los que están dentro del sistema, desde que se inventó
la rueda, son los encargados de administrar y controlar la renovación del Comité Nacional del Transporte por
Carretera, asesorando al Ministerio de Fomento, donde según
establece la normativa vigente, el Comité
Nacional del Transporte por Carretera es una entidad corporativa de base
privada, integrada por las asociaciones representativas de transportistas y de
actividades auxiliares y complementarias del transporte por carretera, cuyo
principal objetivo es servir de cauce para la participación integrada del
sector del transporte por carretera en aquellas actuaciones publicas que les
afecten. Es decir, --ellos se lo guisan y ellos se lo comen--, mediante un
injusto y desordenado sistema de medición de la “representatividad”. Quien más
fotocopias de tarjetas de transporte aporta, a más profesionales representa.
Donde ni el requisito mínimo de que la delegación de la representatividad
estuviese, al menos, compulsada notarialmente es exigible.
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Luego
entonces: --¿Para qué vamos a cambiar el sistema, si con este sistema estamos
bien?— piensan quienes controlan, con la complicidad del Gobierno de España, todo lo que afecta directa o indirectamente al Transporte. De igual forma que, las
asociaciones agrarias, controlan lo que afecta al sector agropecuario. Que los
autónomos del Transporte, colectivo
mayoritario en este importantísimo sector para la economía nacional, tengan que
realizar su actividad bajo el síndrome de la esclavitud, o cobrando por sus
servicios un cuarenta por ciento por debajo de los costes recomendados por el Ministerio de Fomento, no es una
cuestión que preocupe a la “casta” del Comité
Nacional, porque a ellos les va bien. Como tampoco es un problema que, en
millones de hectáreas de secano, se desarrolle una agricultura Medieval, mientras los “interlocutores” manejan
subvenciones, prebendas, canonjías y “representatividad”.
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Los
“representantes” que controlan los oligopolios de la “Agricultura” y del “Transporte”
se mantienen en la “casta” porque conocen la idiosincrasia de unos colectivos
que, salvo quejarse, aportan muy poco para que la estructura cambie.
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Por
ejemplo, hace unos días fui convocado, por una persona perteneciente a uno de
estos colectivos, a participar el próximo 1 de Mayo en Madrid en una protesta a favor de la mejora del sector. Cuando
pregunté: ¿Cuál es la tabla reivindicativa?, se me respondió: --no tenemos
tabla concreta, pero las camisetas de los chicos serán negras con letras
fucsias, y las camisetas de las chicas serán fucsias con letras negras--. Volví
a preguntar: ¿Y la reivindicación donde se hará, en el Ministerio de Fomento, el de Economía,
en La Moncloa ? Y se me
respondió: --No está acordado, pero tenemos una (1) pancarta donde se pide “Un sector, digno, seguro y rentable”--.
Y ¿Cuántos seremos? –Nos mezclaremos con el resto de colectivos que protesten,
junto a CC.OO y UGT--.
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Cuando
traté de asimilar toda la información disponible llegué a la siguiente
conclusión: --Los propios afectados, para reivindicar “dignidad, seguridad y rentabilidad” de su sector, no elaboran una
tabla reivindicativa pero tienen “camisetas fucsias para las chicas, y negras
para los chicos”. No definen ante
quiénes presentar las –necesarias— reivindicaciones, pero tienen una (1)
pancarta que mezclarán entre el resto de pancartas el 1º de Mayo, y con esos
argumentos, pretenden: --Soluciones para el sector--. Un sector al que no
nombro, por el inmenso respeto que me merece; pero sentí una profunda tristeza
cuando imaginé como, de grande, sería el puro que se estarían fumando los
componentes del oligopolio que mantiene esclavizado y al borde de la pérdida de
dignidad de los profesionales que permiten que España siga funcionando. ¿Cómo pretenden que los demás hagan lo que
los propios afectados no son conscientes del “qué”, “como”, “cuando” y
“quiénes” tienen que hacer, lo que debe ser hecho? Para obtener los derechos
que se piden hacen falta tres cosas: --La primera, “tener razón”; la segunda, “saberla
pedir” y, la tercera, “que nos la
den”--. ¿Solo con camisetas fucsias y negras, queremos que nos den la razón?
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Este
tipo de personas deben recordar aquello que dijeron los clásicos: --Quienes no
forman parte de la solución, forman parte del problema—
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…He dicho!
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*Es Presidente del GEA & GEA
*Es Secretario General de Transfuturo