(*) Por Ángel Rico Escribano
La Historia de España nos enseña que, cuando el socialismo se queda sin argumentos, acaba recurriendo al atentado terrorista al adversario, y las amenazas cumplidas de Largo Caballero lo demuestran. También hay que recordar la matanza de Paracuellos acaecida en Madrid entre noviembre y diciembre de 1936 y en la que fueron asesinadas alrededor de 2.500 personas durante el denominado "Terror Rojo". El presidente del Gobierno era, en ese momento, Francisco Largo Caballero y el de la República, Manuel Azaña.
La proclamación, de facto, de la
República tercera, por parte del golpista Pedro Sánchez, es lo que hay en el
programa política del felón I de La Moncloa, quien ha confesado que “le
gustaría parecerse a Largo Caballero”, y también al diputado Pablo Iglesias
Posse, que (en 1910) y en nombre del partido socialista, pronunció un durísimo
discurso atacando a Maura y a Lacierva. Iglesias, tras anunciar que su partido
"luchará en la legalidad mientras pueda y saldrá de ella cuando deba"
añadió, "para evitar que Maura suba al poder debe llegarse hasta el
atentado personal". El escándalo fue inenarrable.
Calvo Sotelo fue la víctima de
mayor relevancia de la ola de violencia política que se desató en España tras
el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 y
que causó entre febrero y julio 384
muertos. Los autores
del eran
miembros de las fuerzas de seguridad «que llevaban como auxiliares a militantes
socialistas —uno de ellos, escolta de Indalecio Prieto— y como jefe al capitán de la Guardia Civil Condés, también ligado al PSOE». Pero lo que
probablemente causó un impacto aún mayor fue la falta de respuesta del gobierno
del Frente Popular presidido por Santiago Casares Quiroga y del
presidente de la República, Manuel Azaña. Similar falta de respuesta que, ahora,
ocurrirá por parte de Marlaska.
En el socialismo histórico, cuando
se quedan sin argumentos, acaban recurriendo al atentado terrorista. Porque en
la actualidad el PS (Partido de Sánchez) no tiene nada que ofrecer, que sea
creíble, a su teórico grupo electoral de simpatizantes. Diga lo que diga el
presiMiente, prometa lo que prometa, nadie (y el decir nadie quiero decir “absolutamente
nadie”) le cree. Y llegados a este punto, todo lo que sea necesario llevar a
cabo se hará. Usted, respetado lector, me ha leído en ocasiones que “en política,
lo que es previsible que ocurra, acabará ocurriendo”. Pues el atentado, al
contrario, también.
Del análisis de las propuestas
políticas del conjunto del consejo de ministros, o de ministr@ a ministro@, se
concluye que no trabajan para elaborar una política que beneficie a los
españoles, ni tan siquiera a los socialistas. Todo el sistema y la estructura
del gobierno, están trabajando para mantener y perpetuar “el socialpijomunismo”
para ello utilizarán las estrategias que está aplicando en Venezuela el régimen
de Maduro, reprimiendo a la oposición de María Corina Machado. ¡Pues aquí lo
aplicará el Sanchismo!. Porque es consciente que si hubiera elecciones
generales el “socialpijomunismo” perdería el gobierno, algo para lo que Sánchez
no está mentalizado, estando dispuesto a utilizar lo que haga falta, incluyendo
la inconstitucionalidad y la "arbitrariedad" en la tramitación de la ley de amnistía que no se resiste
a la más elemental idea del valor justicia, del principio de igualdad y de
separación de poderes, por lo que la inconstitucionalidad es indiscutible.
La actitud de Sánchez respecto a Isabel Ayuso, utilizando datos confidenciales y amenazas, donde el delegado del Gobierno en Madrid niega a Ayuso seguridad 24 horas en su vivienda. Mientras que se blindó la casa de Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar con una garita de la Guardia Civil permanente, la máxima responsable de la Administración regional se encuentra sin protección estática en su vivienda familiar. Se da la circunstancia de que está en el centro de la capital y, por tanto, mucho más accesible a personas que quieran provocar problemas a la dirigente regional. Nunca se ha visto este amedrentamiento en democracia, y la actitud del delegado del Gobierno, es de claro amparo al acoso político, que se aplica en las dictaduras.
Los “sorayos” del PP deberían tener un plan concreto estudiado para impedir, a toda costa, lo que si no se evita acabará ocurriendo. El caso de Calvo Sotelo, es un instrumento que el “sanchismo-golpismo” acabará utilizando. Porque no tienen otros argumentos políticos creíbles para mantenerse en el gobierno. Tiempo al tiempo.
--.•. ¡…He dicho!
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(*)
Es Presidente del Instituto Hispano Luso