sábado, 10 de junio de 2023

Dicebamus hesterna die

 

Por Ángel Rico

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Le contaré a usted, respetado lector, que soy de la opinión que “España está viviendo uno de los peores momentos de la Democracia”, pero esta situación no es fruto de un castigo divino sobrevenido, como si   una tormenta fuese, sino de la complicidad de una sociedad  donde la mayoría se  pregunta: ¿qué va a pasar? Y casi nadie se pregunta: ¿qué vamos a hacer? Y el 23 de julio será el día en que nos tocará a todos “actuar para que las cosas cambien de rumbo”.

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El “Sanchismopijomunismo” es la peor enfermedad que ha afectado a la sociedad y hay que eliminarla de nuestras vidas. Porque con el comunismo lo que no sea obligatorio, estará prohibido. ¿Quiero decir con esto que la alternativa es Feijóo, o Abascal? La respuesta es “No”. Ninguno de ellos me convence, Feijóo porque me recuerda,  un día sí y otro también, con su acomplejamiento ante la izquierda,  la política aplicada por “cobardoy”, y de aquellos polvos ahora tenemos estos lodos; y del otro líder no me gusta la peligrosa influencia de “la Birgoneta” que le hace atender más a las voces internas que a las inquietudes de su base social.

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Por tanto a la sociedad razonable e independiente nos queda pensar en una alternativa de centro; habiendo aprendido que “la soberbia de los soberbios ensoberbecidos que van de derrota en derrota hasta la desaparición final, sin admitir su directa responsabilidad” no es la solución, como fue el caso de Ciudadanos donde nadie admitió nunca que los desastrosos resultados eran el fruto de una mala gestión y de dejarse asesorar por unos influencers, que de política no tenían (como se ha visto) ni puta idea, eso sí, siempre le decían a l@s “líderes” lo que est@s querían oír, que era más agradable que la real realidad de la “rancia política”.

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Por tanto procede crear (y se creará) un partido  “Democrático de Centro Unido”  que esté liderado por esos políticos que se está comprobando que son buenos a pesar de la mediocritud de las cúpulas de sus (todavía) actuales partidos y planificar una estrategia político-social para darle la vuelta a la mediocre situación actual, adaptando las leyes a la realidad de un país que se ha construido a sí mismo desde 1978. Un servidor, que tiene algo de experiencia en esto, ya que como joven asesor “me fichó UCD en 1980” he ido comprobando, en todos los partidos políticos, que los que llegaban en cualquier legislatura, eran peores que los de la legislatura anterior, y así legislatura a legislatura. Y no podemos estar condenados a que nos dirijan los peores, ya sean como Primer ministro,  Interior,   Educación, Cultura y Deporte, Derechos sociales, Igualdad, Consumo, Seguridad Social, etc. En ningún país de Occidente, ¡en ninguno! se admitiría a políticos con un bagaje profesional tan mediocre dirigiendo los intereses de sus ciudadanos.

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Buscar soluciones a corto plazo, no es posible, y cuando se intentan solo se consigue la melancolía de la derrota. Hay que pensar a medio plazo, y diseñar lo que hay que hacer y ponerse a hacerlo, pensando en el interés de España y sus habitantes. Pregunta ¿eso puede conseguirse? Respuesta “Sí”

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Por cierto, puedo confesar y confieso, que estoy en contra de los dictámenes obligatorios y contraproducentes de la Agenda 20-30 y sus 169 metas a través de 232 medidas, en una política globalista dirigida por un gobierno mundial de unas élites no elegido democráticamente. Y lo digo yo, que participé de forma activa en las Cumbres del Clima de París, 2015,  de Varsovia, 2013 y de Copenhague, 2009  y por la información adquirida soy de la opinión que “hay muchos intereses ocultos en la enorme sucesión de sofismas que nos obligan a comprar” que se corresponden con intereses concretos a los que nada le importa lo que pueda perjudicar a España.

Los gobernantes nos están diciendo o enseñando y a veces obligando: cuándo, cómo y cuantas veces debemos de lavarnos las manos; cuándo, dónde y qué tenemos que estudiar; cuando y a dónde debemos de ir; qué, dónde, cuándo y cuantas veces tenemos que comer o beber; dónde y cuándo podemos trabajar o no; cómo y dónde compramos nuestros alimentos y cómo pagamos los productos con tarjeta o en efectivo incluso cuando podemos ver y cómo saludamos a nuestros seres queridos. Si no obedecemos estas reglas, seremos considerados antisociales peligrosos para el bien común de la sociedad.

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Y en relación a esta cuestión los datos no se discuten, se contrastan. ¡Pues eso!

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(*) Es Presidente del Instituto Hispano Luso, “Argentino” y “Brasileño”

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Fray Luis de León permaneció en la cárcel cinco años –  Y en su primera clase, al quedar libre de la Inquisición, pronunció la célebre frase «Dicebamus eterna die…» («Decíamos ayer…»). Un servidor, también ha estado apartado de este blog de opinión cinco años, cinco. Y ya estamos aquí de nuevo para opinar, con el debido respeto, de lo que hay ahí delante. Y a diferencia del teólogo y religioso agustino,  Fray Luis, yo soy Judío. 

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