jueves, 23 de septiembre de 2010

Zapatero no tiene plan para el carbón nacional

Por Ángel Rico*
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Estamos viendo en las últimas semanas las ruidosas y vandálicas (espíritu de destrucción que no respeta las cosas) protestas de los mineros del carbón en las carreteras y autovías de León, Palencia y Asturias.
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El motivo de tales desmanes está motivado por la petición de los mineros de que “se siga utilizando el carbón nacional como combustible en las centrales térmicas”. Petición que choca frontalmente con los compromisos del Gobierno de España (el peor gobierno de la Democracia) de cumplir los objetivos de Kioto, que obligan a España a reducir antes del 2020, el 20% de emisiones de CO2 y, utilizar el 20% con energías renovables.
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Es necesario indicar que el carbón español (lignito y hulla) es de baja calidad, tiene un contenido en azufre alto, su combustión produce muchas cenizas y una cantidad importante de gases de efecto invernadero. Es decir, el carbón español choca frontalmente con la política energética y medio ambiental europea. Lo que un buen entendedor debería tener claro que esta dinámica es insostenible en el tiempo y en el presupuesto.
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Obviamente los mineros de León, Palencia, Asturias, Teruel y Puertollano, no quieren darse por enterados de la realidad de las cosas. Pretenden continuar con la profesión de sus padres y de sus abuelos. Porque ningún político ha tenido el valor suficiente de decirles que “lo que se daba se acabó”. Que al sector del carbón tal y como lo conocemos se le acabaron ya sus días. Según los datos del último informe de Red Eléctrica de España, la participación del carbón en la cobertura de la demanda de energía eléctrica se redujo del 24% en 2007, al 12% en 2009. Sin embargo, su extracción ha seguido un ritmo similar.
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Las empresas eléctricas dejaron de adquirir carbón nacional en 2009 porque el precio de electricidad generada con él no era competitivo en el mercado eléctrico. El almacenamiento de los excedentes de carbón en los parques de centrales se situó en 9,6 Mt a final del año 2009, porque para prolongar la situación, el Gobierno encomendó a HUNOSA la compra y almacenamiento de la producción de carbón nacional creando un «Almacenamiento estratégico temporal de carbón». El teórico valor total de estos acopios se cifra en 150 millones de euros, que por la falta de capacidad política se extraen del interior de la mina, para acabar almacenados en el exterior, sin visos de llegar a utilizarse jamás.
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Mientras tanto, los mineros solicitan que se apruebe un decreto que permita seguir “subvencionando y compensando” a las empresas eléctricas para que utilicen ese carbón español en las centrales térmicas. Pero Zapatero se encuentra imposibilitado para aprobar ese decreto sin el visto bueno de la Comisión Europea. Aprobación que sería una contradicción al saltarse los acuerdos de la propia Comisión Europea en materia energética, toda vez que supondría “aumentar el déficit tarifario”, además de un peligrosísimo precedente. Déficit que tendremos que pagar los consumidores en la factura de la electricidad.
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Esta es la reiterada forma de actuar de este Presidente del Gobierno (el peor de la Democracia) que ante cada problema les dice a los afectados los que estos (los afectados) quieren oír, aunque sea imposible cumplir lo que promete. Y cuando llega el momento nos encontramos en una situación como la que ahora están protagonizando los mineros.
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Ni la “marcha negra”, ni los encierros en el interior de las minas, ni los cortes de carretera que sufrimos y pagamos los pacíficos contribuyentes, cambiarán la realidad. El sector de la minería del carbón para producir energía eléctrica es insostenible, ha cumplido el ciclo y se acabó.
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Entonces, ¿por qué los políticos no miran cara a cara a los ojos de los afectados y les informan que ya no es posible mantener la situación?
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Mantener el engaño en política nunca solucionó los problemas. Es más, los agrava cuando las soluciones adecuadas no se aplican en el tiempo recomendado. Esa forma de “mal gobierno” la acabamos pagando los consumidores, que tenemos que soportar, por una parte, un mayor coste de la energía eléctrica, tras el abandono de la energía nuclear más barata y más limpia. Y por otra, la multa anual que tiene que pagar España por no cumplir sus objetivos de disminución de CO2. Multa que se paga con nuestros impuestos.
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La factura de la electricidad sube y sube, porque todos los ciudadanos debemos pagar la falta de rumbo de una forma de gobernar incongruente en sí misma, que por una parte cierra las centrales nucleares con el slogan de producir energía limpia y, al mismo tiempo, promete a los mineros del carbón que España seguirá utilizando carbón, más contaminante y caro, para producir electricidad. Situación "totalmente insostenible tanto desde el punto de vista económico como social".
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…He dicho!
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* Es miembro de APAE

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