sábado, 4 de enero de 2014

Empezamos el 2014 hablando del Gobierno

*Por Ángel Rico
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Resulta definitorio que iniciemos el año nuevo, hablando de los vicios de un Gobierno que empezó su mandato, dándole un puntapié a su propio programa electoral, para gobernar haciendo todo lo contrario, sorprendiéndonos cada día  con alguna actuación incomprensible para el común de los mortales.
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El contencioso entre una empresa privada, Sacyr Vallehermoso, en el contrato de obra pública con un gobierno concreto, el de Panamá, y la inmediata puesta en movimiento del Gobierno de España para mediar, resulta claramente insultante, si comparamos esa diligencia gubernamental con otros casos donde se está actuando con clara apatía, como el del Transporte de mercancías por carretera.
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Sin querer entrar al fondo del asunto que ha llevado a una situación de crisis a la empresa privada, Sacyr, en relación al desarrollo del  contrato para la ampliación del Canal de Panamá, lo que hay que dejar claro es que: --ese tipo de desacuerdos deben aclararse en los tribunales de arbitraje que, en el propio contrato de adjudicación, se establecieron para este tipo de supuestos--. Que hablen los tribunales y callen los intereses y los ministros.
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Por ello resulta sorprendente que, la ministra de Fomento, del Gobierno de España, Ana Pastor, viaje de forma urgente a Panamá con la intención de entrevistarse con el presidente panameño, Ricardo Matinelli, para encontrar una solución que desbloquee el proyecto. ¿Qué solución? Porque, en su caso, los tribunales le darán la razón a la parte que la tenga, luego entonces ¿Qué pinta la ministra de Fomento intermediando en el contrato de una empresa privada?
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También resulta elocuente que un  expresidente de Sacyr, como informó el diario “El País”, vendiese un total de 2,87 millones de acciones del grupo de construcción y servicios, representativas del 0,597 por ciento del capital de la compañía, el pasado 23 de diciembre, según consta en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Días antes del anuncio del ultimátum a las autoridades del Canal de Panamá de paralizar las obras hasta que no reciba un compromiso de que se le pagarán los sobrecostes, en una operación que tuvo un valor de mercado de más de 11 millones de euros. No viéndose perjudicado por –la caída del 8,95 por ciento en bolsa de las acciones de Sacyr, protagonizado en la primera sesión bursátil del año la mayor caída del selectivo español Ibex 35 como reacción al anuncio el día anterior de la suspensión de las obras de ampliación del Canal de Panamá.
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Las triquiñuelas que utilizan las empresas constructoras, para ser adjudicatarias, en España, de obras públicas son conocidas. Y en aquellos casos donde, por ejemplo, se tuviese que presupuestar el movimiento de tierras de 250 hectómetros cúbicos, la Administración Pública le otorgaba la obra a aquella constructora que presentaba un presupuesto por el coste de mover 150 hectómetros cúbicos. Y una vez que, la empresa constructora, disponía de la adjudicación obligaba a los transportistas a mover 250 hectómetros cúbicos por el coste de 150 hectómetros cúbicos. Obviamente, para conseguir tal “milagro” los transportistas deberían bordear la ley.
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¿Cómo una Administración Pública, --en algunos casos obras licitadas por el propio ministerio de Fomento—adjudica una obra a un presupuesto que, utilizando los costes del Ministerio de Fomento, resulta imposible? ¿Cuándo se pedirá perdón por tan clara complicidad a favor de las constructoras y en contra de los profesionales del Transporte de mercancías por carretera? ¿Por qué se es tan, descaradamente, parcial a favor de los grandes y en contra de los pequeños?
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Hablar de una “cuestión de Estado” en relación a la crisis del Canal de Panamá, es mentira. La ministra de Fomento, entre sus competencias tiene las del Transporte de mercancías por carretera, a saber: -- Corresponde al Ministerio de Fomento la propuesta y ejecución de la política del Gobierno en los ámbitos de las infraestructuras de transporte terrestre, aéreo y marítimo, de competencia estatal; de control, ordenación y regulación administrativa de los servicios de transporte correspondientes--. Es decir, en España que más del 80 por ciento de las mercancías se mueven por carretera, el Transporte sí es una “cuestión de Estado” así como garantizar la Seguridad Alimentaria, que gracias al Transporte de mercancías por carretera, los ciudadanos pueden tener alimentos de calidad y a precios razonables en la tienda de la esquina. También es “cuestión de Estado” conseguir que los profesionales del Transporte dispongan de un combustible, nacional, renovable y barato, que les permita mantener su actividad.
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La presidenta de Transportistas por su Futuro “TRANSFUTURO” –Blanca Salmón-- ha comunicado la redacción de un escrito oficial, para entregárselo a la ministra Pastor, a su vuelta de Panamá, pidiéndole que: --Interceda en todos aquellos casos donde las empresas, incluidas las constructoras, contraten con los transportistas servicios por debajo de los costes establecidos por el propio Ministerio de Fomento--. De esa forma el Gobierno de España, demostrará que le importa tanto los intereses de las grandes compañías, como el de un gran colectivo, el del Transporte de mercancías por carretera, compuestos por muchos miles de profesionales autónomos, que no piden subvenciones como los sectores “agrario” o del “carbón”, sino que se les permita trabajan dentro de la Ley.
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Y para terminar una pregunta: --¿Los costes del avión ministerial a Panamá quién lo pagará la empresa privada, Sacyr, o los contribuyentes españoles?
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…He dicho!
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*Es Presidente del GEA & GEA

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