sábado, 18 de enero de 2014

Lo que los genes no dan, la política no presta

*Por Ángel Rico
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En mi último viaje a Estados Unidos, cuando recorrimos lo que, antaño, fue la “Lousiana Española (*)” –territorio equivalente a la tercera parte de los actuales Estados Unidos de América--, en compañía de un amigo americano, descendiente de conquistadores hispanos, mi amigo no conseguía entender: --como España había ido perdiendo todas las posesiones en el continente americano, más Filipinas, Guinea, el Sahara y, en Europa, Austria, Estiria, Carintia, Canijola Tirol y Alsacia meridional,  Flandes, Países Bajos, Brabante, Luxemburgo, Artois y el Franco Condado, Sicilia, Cerdeña y Nápoles.
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Aunque, un servidor, trataba de hacerle ver que: --cada pérdida de territorio, y de dignidad, estaba motivada por la flaqueza del gobierno en la Península--, al hispano-americano le costaba aceptar tal apatía general. Y desde entonces, hemos mantenido una relación epistolar, en la que ambos tratábamos de hacer ver, a la otra parte, el por qué de una Historia española que es incomprensible.
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En el último de sus escritos, y –tras las noticias de lo acontecido en la ciudad de Burgos; la aportación del Gobierno de España a Cataluña, de un tercio del fondo de rescate autonómico para 2014 (un tercio para Cataluña y dos tercios para las dieciséis comunidades restantes), el mismo día que el Parlamento de Cataluña aprobaba pedir permiso para hacer lo que, legalmente, no puede hacer; y el mismo día que el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, transfería al País Vasco, en general y a la Diputación General de Guipuzcoa, en particular, (es decir, a la cara política del grupo terrorista) la “gestión de siete impuestos”—mi amigo me ha hecho llegar un escrito donde, entre otras cosas, me comenta: --Es evidente que, para muchos políticos españoles, la valentía que los genes no les han dado, la política no se la ha prestado. Ya empiezo a entender lo que motivó la perdida de los territorios históricos españoles--.
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Resulta llamativo para millones de ciudadanos del mundo, esa táctica hispana de –la rendición preventiva--, ante la posibilidad de que, a la parte contraria, le molesten unos principios, se renuncia a ellos (a los principios) y se cede. Y así una y otra, y otra vez, en una carencia de objetivos y de principios.
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Es más que previsible que, --Rodrigo Díaz de Vivar, se estará retorciendo en la tumba, al ser conocedor de la cobarde actitud del gobierno popular de la ciudad de Burgos--, representado por el alcalde, Javier Lacalle. La frase de la vergüenza: “Hemos decidido paralizar las obras y apostar por la convivencia de la ciudad”— (sic), es la confesión de la impotencia, de la aprensión, de la melindréz, y la mojigatería de un equipo de gobierno municipal, que ha demostrado no estar a la altura de las circunstancias. Posiblemente, por la soledad en las que les había dejado el cobardón Gobierno de España. Lo que demuestra que: --la cobardía política tiene efectos negativos y contagiosos--.
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Que la política del “contenedor quemado” tenga más fuerza que las promesas electorales, y consigan doblegar la política municipal, con la aquiescencia del Gobierno Regional de Castilla y León, y por omisión, del Gobierno de España, es una peligrosa evidencia, que vuelve a reafirmar la –rendición preventiva— que caracteriza la política de Rajoy frente a las amenazas del grupo terrorista de las Vascongadas, que: --para que no vuelvan  a actuar les van dando lo que están pidiendo--; como diría Lacalle “Hemos decidido paralizar las obras y apostar por la convivencia de la ciudad”, sin darse cuenta que vivirán permanentemente bajo la amenaza de la espada de Damocles. Claro, que para ser consciente de ese peligro, algunos políticos deberían leer más a Horacio y a Voltaire y menos el deportivo Marca.
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El recuerdo histórico del Cid, descendiente por línea paterna de Laín Calvo, uno de los dos Jueces de Castilla, encarna el prototipo del caballero castellano con las máximas virtudes; fuerte, leal, justo, valiente, prudente, templado, guerrero y culto, deja de manifiesto que: --no es suficiente para ser bueno en la política actual, ser “hijo de juez”, ni ser de Burgos, ni haber aprobado las oposiciones a la abogacía del Estado,  para Registrador de la Propiedad, o ser profesora de fitopatología. Porque en política, de donde no hay no se puede sacar.
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Usted, respetado lector, --¿se imagina a alguno de los políticos actuales –como hizo el Cid-- obligando (al equivalente actual)  de Alfonso VI el Bravo, rey de Castilla y León, a jurar que no había tomado parte en el asesinato de su propio hermano?—Yo, tampoco.
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Así, cesión tras cesión, hasta la derrota final, es lo que está caracterizando la política de PP, cediendo ante los violentos y las compañías energéticas, e ignorando las propuestas constructivas que pueden servir para crear actividad económica y empleo. Porque, como dijo el presidente Obama, --“el desempleo es, aún, un enorme desafío”— o el presidente la Comisión Europea, Durão Barroso, “hay que acabar con el inaceptable desempleo en España”.
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Mientras unos políticos ceden ante la violencia, ignoran a quienes pretenden ayudar a la creación de empleo en las zonas más necesitadas --como las rurales de Castilla-La Mancha--; región que, de forma vergonzosa, mantiene cinco puntos más de desempleo que la media nacional, y tres veces más que la media europea.
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Este grupo de políticos, de la casta actual, no serán recordados por su valentía en el futuro, como si ocurre con el castellano, Don Rodrigo Díaz.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso
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(*) Luisiana fue el nombre de una gobernación perteneciente a la Capitanía General de Cuba, dentro del Virreinato de Nueva España entre 1764 y 1803. Este territorio estaba situado al oeste del río Misisipi. Su principal ciudad era Nueva Orleans

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