*Por Ángel Rico
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Dice
el refranero español que: --“La experiencia es la madre de la ciencia” y “más
sabe el diablo por viejo que por diablo”--. Haciendo uso de esa experiencia he
manifestado en numerosas ocasiones que: --para conseguir cambiar la penosa
realidad en el sector del Transporte
de mercancías por carretera, hace falta algo más que tener razón--. Porque el
hecho de tener razón, no ha servido para que los autónomos de este importante
sector para la economía nacional, --15 por ciento del PIB-- estén como están. Esa penosa situación se ha ido creando, por
una sucesión de deslealtades mantenidas en el tiempo por parte de los
representantes ante el Gobierno de
España. Representantes que se han ido perpetuando en el tiempo por la
actitud indiferente de los propios perjudicados.
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La
actitud mayoritaria de los autónomos del Transporte
está permitiendo que los representantes del sector y los distintos gobiernos
legislen contra los propios profesionales. Y como ejemplo tenemos que: --El Ministerio de Fomento indica en el Observatorio de Costes del propio
Ministerio que “el valor medio por
kilómetro en el Transporte en España deberá estar por encima de 1,306 euros”—Sin
embargo, el Gobierno de España, no
hace nada para hacer posible que los costes recomendados puedan cobrarse por
parte de los profesionales. Donde si la insultante actitud no fuese
suficientemente ofensiva, por parte de la Ministra de Fomento, vemos como hace lobby en
los países petroleros a favor de las grandes empresas del IBEX35, mientras mantiene en el olvido y el abandono la red
nacional de carreteras y a los profesionales del sector.
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Es
indiscutible que –salvo quejarse y quejarse— (y en algunas ocasiones, las
quejas se realizan con tres faltas de ortografía, de cuatro palabras
pronunciadas en la queja) no se ha hecho, hasta ahora, nada realmente efectivo.
Esa fue la realidad que motivó el nacimiento de Transportistas por su Futuro “Transfuturo” con dos objetivos
prioritarios: a) Defender
principalmente a los autónomos del Transporte
de mercancías por carretera, y b)
Utilizar para esa defensa, una Ley
General del Transporte, construida por los propios profesionales mediante la Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Y como eso había que hacerlo, un nutrido grupo
de profesionales nos pusimos a trabajar en ese objetivo desde el principio.
Para ello, se vienen manteniendo reuniones semanales en distintos lugares de España, que está sirviendo para que el
borrador de la ILP de la Ley General del Transporte vaya tomando cuerpo,
con las distintas aportaciones y sugerencias de cientos de profesionales.
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En
este asunto, como en tantos otros, están participando libremente aquellas
personas que consideran que su aportación en las reuniones semanales, o
aportando ideas por correo, puede ser positiva para el futuro del Transporte. Y aquellas otras que, en
cambio, han considerado que sus aportaciones a la solución del sector es
quejarse, esperando que, entre queja y queja, en algún momento se aparezca San Cristóbal, patrono de los profesionales
del Transporte, para arreglar de un
suspiro la enorme problemática que afecta al sector y a sus familias, lo están
haciendo. Unos y otros hacen lo que consideran que deben hacer para arreglar el
problema.
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Nosotros
consideramos que para los intereses del Transporte
será más efectivo aquello de: --A San
Cristóbal rogando, pero con el mazo dando--, y reunión a reunión seguimos
en la elaboración del anteproyecto de Ley
General del Transporte. Respetando en todo momento que otros profesionales,
y familiares del Transporte crean
más conveniente otros caminos.
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En
el anterior artículo, de forma muy respetuosa y sin dar nombres de personas ni
de colectivos del sector, comenté que a mi juicio, era más interesante la
elaboración de una “tabla reivindicativa profesional” de las necesidades del
sector, para hacerla llegar al Ministerio
de Fomento, y a las Comisiones de
Fomento del Congreso y del Senado, que la simple manifestación, el día 1 de
Mayo, mezclados entre otras muchas reivindicaciones. Este comentario, de un
servidor, tuvo críticas más o menos educadas por parte de quienes pensaban lo
contrario: --que lo que había que hacer era manifestarse con camisetas fucsias
y negras--.
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Pues
bien, la realidad ahí está. Que cada cual saque su propia conclusión. Las cosas
y los profesionales, son como son. Pero imaginemos que, en lugar de cuatro (4)
hubiesen participado cuarenta, o cuatrocientos, o cuatro mil, o incluso, cuarenta mil, la mitad con camisetas fucsias
y la otra mitad con camisetas negras ¿En qué habría cambiado hoy la realidad?
La ministra de Fomento, seguiría
ninguneando al sector y sus representantes, en el Comité Nacional del Transporte, seguirían fumándose un enorme puro
habano.
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Respetando
todas las opiniones, --y, sin insultar a quienes opinan de forman contraria— en
el equipo de Transfuturo seguimos
creyendo que, las cosas no se solucionarán, por el mero hecho de que sea
necesario que se solucionen. La “dignidad,
la seguridad y la rentabilidad del Transporte”, no se obtendrá de un día
para otro, de forma mágica o ¡porque sí! El Gobierno que no hizo nada en el pasado,
no tiene argumentos nuevos para hacer algo ahora. Salvo que se le obligue con
la “fuerza de la razón” de la
futura, Ley General del Transporte,
que unos cientos estamos elaborando, respetando a aquellos otros profesionales que
opinen que son mejores otros caminos.
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En
todo caso, no pretendemos representar nada más que a aquellos profesionales que
han decidido que Transfuturo les
represente. Y tampoco tenemos nada que ver con otros colectivos, si no han
manifestado por escrito que quieren que les representemos. Solo pretendemos
manifestar nuestra opinión, con respeto a opiniones contrarias, dejando claro
que: --De los escarmentados nacen los avisados— Y tras comprobar como actúan
los teóricos afectados, surge la pregunta: Bueno
¿Y ahora qué?
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…He dicho!
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* Es Secretario General de Transfuturo
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