sábado, 16 de enero de 2016

El fin y los medios

*Por Ángel Rico
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Si usted, respetado lector, es uno de los seguidores de mis “Off the records” sabrá que, durante la pasada legislatura, me caractericé por ser crítico con el gobierno de Rajoy. Un gobierno que defraudó a propios y a ajenos. Un gobierno que acabó contagiándose por la actitud, percebuna, (perdón por el palabro) del Primer Ministro y así, pudimos comprobar como, --el Ministro de Industria, Energía y Turismo, gobernó a favor de las compañías energéticas y en contra de los consumidores; --al Ministro del Interior, más preocupado por repartir estampas de Santa Teresa de Lixieus, que de que todos los miembros de la Policía y Guardia Civil dispusiesen de chalecos antibalas; --La Ministra de Fomento, más preocupada en hacer de representante comercial de empresas de construcción, para conseguir contratos en Panamá y países árabes (donde, por cierto, alcanzó –la ministra-- un grado de pérdida de dignidad que ruborizó a miles de mujeres, al aparecer disfrazada de mujer inferior a los hombres) en lugar de democratizar el, antidemocrático y no representativo de la realidad, “Comité Nacional del Transporte”; --los ministros de Justicia, que consiguieron que la Justicia fuese la menos independiente de toda la historia democrática; --el Ministro de Hacienda, con la actuación más voraz (e ineficaz) que se recuerda, al llevar la deuda pública de España al 100 por 100 del PIB nacional, cada español debíamos en diciembre de 2015, 22.994 euros; --el Ministro de Exteriores y Cooperación, que salvo fomentar su ego, y su coqueteo con países poco ejemplares, hizo perder a España prestigio internacional; Y, así, con todos y cada uno de los anodinos miembros del gabinete. Es decir, un servidor, fue el mensajero de las críticas de la ciudadanía. Críticas que se tradujeron en una pérdida de 3.651.036 votos, respecto a las elecciones generales del año 2011.
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Datos, indiscutibles, que supuso que el PP pasase de una, absolutísima, mayoría absoluta a contar con, solo, el 29 por ciento de los apoyos, insuficiente para poder gobernar; y en caso de llegar a hacerlo, con un gobierno totalmente inestable. Hecho que habría producido dimisiones, la misma noche electoral, en países occidentales serios y donde se respeta la voz de los electores.
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Pero una vez dicho lo anterior, habrá que coincidir que, el principal partido de la oposición, --el PSOE--, perdió 1.472.818 votos, respecto de los ya mediocres resultados de 2011 (que hicieron dimitir a Rubalcaba), consiguiendo el 22 por ciento de los apoyos. Lo que también le imposibilita para gobernar en solitario, e incluso, con el apoyo de los partidos instalados en el sistema democrático.
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En otro país serio, visto lo visto, se habría concluido que lo mejor para la ciudadanía sería construir un gobierno de concentración nacional, con varios partidos democráticos, --como en Alemania en la actualidad--, haciendo desaparecer de la escena política, a los causantes de las derrotas respectivas (Pedro Sánchez y Mariano Rajoy) para hacerlo posible. Pero en España falta seriedad y sobra soberbia en la clase política; de ahí que ambos perdedores se empeñen en seguir –yo, mi, me, conmigo mismo—pretendiendo encabezar un, hipotético, gobierno.
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Rajoy, repitiendo, como un mantra, el: --hemos ganado las elecciones--, lo que es un sofisma, porque “ganar unas elecciones, supone poder formar gobierno” lo que no es el caso. Y Sánchez, repitiendo que: --los electores han votado cambio e izquierda— no queriendo ver que a él  le han “botado” (con b) 1,5 millones de anteriores simpatizantes. Y que en la circunscripción en la que, el propio Sánchez,  encabezaba la lista, Madrid, obtuvo el cuarto resultado, 560.679 votos menos que el primero (PP);  y 33.231 votos menos que el tercero (Ciudadanos). Datos que son suficientes para que, admita, que él (Sánchez) forma parte del problema.
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En lugar de aceptar la realidad, insiste en un camino que, cada día, supone una pérdida de dignidad política, respecto a la dignidad que ya se había perdido en el día anterior, en su camino para encabezar (a cualquier precio) un gobierno macedonia. Así, supuestos que había descartado en el pasado, como “pactar con populistas, o con secesionistas” ahora los considera admisibles. Camino hacia el precipicio que tiene, desconcertados a numerosos miembros del Comité Federal del PSOE, donde uno de ellos me llegó a comentar que: --están en desventaja quienes tratan de hacerle ver el error, porque no hay nada más insistente que “una mujer que se fue a dormir soñando con ser la mujer del primer ministro de la república” y Begoña Fernández, lo hizo en varias ocasiones. De ahí que, como la gota malaya, insista en que Pedro debe ser (como sea) Presidente del Gobierno de España.  Porque como enseña el refranero español, “hay elementos que tiran más que dos carretas”.
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La cesión (mediante alquiler) de cuatro senadores del PSOE (de Lugo, Santander, Castellón y Baleares) a los partidos secesionistas, ERC y DiL (antigua Convergencia) demuestra que Sánchez, está abierto a recibir el apoyo de quien sea, --hoy por ti, mañana por mí--.  Desconozco qué pensarán los 43.067 electores que votaron al senador por Lugo, Ricardo Jacinto Varela; o los 76.450 que votaron a Miguel Ángel González Vega, senador por Cantabria; o los 68.269 que votaron a Josep Lluis Grau, como senador por Castellón, sobre el hecho de que: --con su voto, se de protagonismo, dinero y capacidad de romper España a quienes ese es su principal objetivo político--. (El cuarto senador, participante en la vergüenza,  es el ex presidente del Gobierno de Baleares, Francesc Antich).
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Sánchez, en su loco y ciego camino hacia el abismo, le ha comunicado al, secesionista, Presidente del Gobierno de Cataluña --“su voluntad por una reforma federal de la Constitución”-- desconociendo Sánchez que el artículo 167.1, de la Constitución dice: --Los proyectos de reforma constitucional deberán ser aprobados por una mayoría de tres quintos de cada una de las Cámaras. Si no hubiera acuerdo entre ambas, se intentará obtenerlo mediante la creación de una Comisión de composición paritaria de Diputados y Senadores, que presentará un texto que será votado por el Congreso y el Senado— (sic) Es decir, sin el apoyo del PP, nunca (repito, ¡nunca!), podrá Sánchez realizar ninguna modificación constitucional. Luego, entonces, ¿por qué se empeña en considerar posible, lo que sin el PP es imposible? 
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Los ciudadanos debemos hacer ver, en nuestros respectivos ámbitos de actividad, que “el fin no justifica los medios”. Porque en el momento que se admita, para llegar al gobierno, utilizar cualquier medio; se utilizará cualquier otro medio, para mantenerse en el gobierno. Por eso, los miembros, sensatos, del Comité Federal del PSOE deben hacer algo más que “escandalizarse” por la deriva hacia el precipicio al que Sánchez está llevando al partido.
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Para aclarar esta enrevesada situación, los electores deben volver a manifestarse en otras elecciones generales en la próxima primavera. Además de los protagonistas perdedores, Rajoy y Sánchez, --porque no tienen garantizado que sus respectivos partidos les otorguen la responsabilidad-- otras que están en contra de que el Pueblo hable son: --María Dolores Cospedal (PP), porque volverá a quedar demostrada su pérdida de afecto en Toledo, al perder apoyo, respecto de los 71.200 votos perdidos en relación a las elecciones de 2011. Irene Lozano (PSOE) porque el compromiso con Sánchez, no alcanza a otra legislatura, y con toda probabilidad no repetiría en la lista por Madrid. Incluso, Celia Villalobos, que no tendría garantizado repetir como Vicepresidenta Primera del Congreso ¡Gracias Mariano! Como ella misma reconoció, al haber sido premiada con un cargo para el que no está, ni estará capacitada, aunque lo repitiese en diez legislaturas.
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Si el adagio anónimo dice que: --cada pueblo tiene el gobierno que se merece--, habrá que implicar más a la ciudadanía, para que, Georg Wilhelm Friedrich Hegel, se equivoque, por aquello de: --El pueblo es aquella parte del Estado que no sabe lo que quiere—
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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