jueves, 8 de febrero de 2018

El empeño en ocultar los síntomas y no combatir la enfermedad

*Por Ángel Rico
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Usted, respetado lector, conocerá otros “off the records” de un servidor donde defendía la tesis de “urge combatir con todos los medios la esclavitud que sufren muchos millones de mujeres, en diferentes lugares del planeta, donde peor que la esclavitud es el desconocimiento de las propias mujeres de que son objeto de la tiranía masculina”. Cuando una mujer nace y vive rodeada de otras mujeres, que a su vez, nacieron y viven aceptando que mujer y esclavitud son sinónimos, es difícil que se planteen salir de ese imperdonable bucle inadmisible.
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Si admitimos lo anterior, acabaremos coincidiendo que el papel de denuncia de esa inadmisible realidad corresponde al conjunto de la sociedad que tenemos el privilegio de vivir en una zona del mundo donde la Libertad y la Igualdad se aplica a mujeres y hombres. Pero, ese desafío le corresponde principalmente a aquellas organizaciones que como objetivos estatutarios tienen la defensa de la mujer. --¿De qué mujeres? Pregunto--. Porque la sombra de la incoherencia se hace visible cuando “los mismos y las mismas; los miembros y miembras, portavoces y portavozas, periodistas y periodistos, cargos públicos y cargas públicas” dedican más tiempo a defender estupideces (y estupidezas) para aparentar que les importa la igualdad de las mujeres en Occidente, dando la espalda a esos millones de mujeres, que han nacido en esos conocidos lugares del planeta y que, como los pájaros que nacieron en una jaula, piensan que volar o la Libertad, es una enfermedad.
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Esos representantes (representantas) del feminismo (feminisma) de pizarra, deberían tener presente a Manuel Azaña, cuando escribió: --La Libertad no hace ni más ni menos felices a los hombres; los hace sencillamente hombres” (y mujeres). Por tanto, en el recordatorio anual de “la mutilación genital femenina” como un desafío en el siglo XXI, que no pasa de ser una sintomatología de la enorme enfermedad que supone la falta de libertad de la mujer y su papel de sumisión a lo masculino, en zonas conocidas del planeta.
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Cuando millones de mujeres no tiene la posibilidad de utilizar su libre albedrio para hacer esto o aquello; para aprender a leer y poderlo hacer sobre asuntos que les apetezca en cada momento; que la “progred” occidental encienda un mechero durante unos minutos para hablar sobre lo negativo de la mutilación genital femenina, es un oxímoron; un insulto para esas mujeres que, estando ahí con su negruzca realidad, no tienen el apoyo real de quienes hacen demagogia con este asunto.
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Ya lo dijo Platón: --Hay que tener el valor de decir la verdad, sobre todo cuando se habla de la verdad—Y, en favor de las mujeres esclavizadas, que no saben que lo son, han hecho más, Anna Muzychuk y Sabrina Vega, campeonas del Mundo y de España de ajedrez, respectivamente, al negarse a competir en Arabia Saudí, por la discriminación que las mujeres padecen en ese país, en general y por tener que vestir, durante la competición en Arabia, el “hiyab” . Los principios de estas ejemplares mujeres han aportado más en pro de la Igualdad-Libertad de las mujeres, que las lágrimas de cocodrilo de  la Alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini o, la entonces, Ministra de Fomento, Ana Pastor, que en todos (y al decir todos, quiero decir todos) los viajes a países musulmanes, insultaron al resto de mujeres del planeta, aceptando de facto, la sumisión femenina al hombre, con el ejemplo de aceptar la inferioridad femenina, bajo el “hiyab” musulmán.
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Al feminismo imperante, en general, alguien le debe decir que en numerosos países las mujeres no pueden leer lo que escribieron otras mujeres como, por ejemplo, “Teresa de Ávila, Gabrielle Emile de Breteuil, Germaine de Staël, Concepción Arenal,  Simone Weil, Hannah Arendt, Simone de Beauvoir, María Zambrano” u otras. Lo malo que tiene leer es que se acaba motivando a seguir leyendo y cuando las personas (y los personos) leen, acaban tomando sus propias decisiones en libertad; tanto, para “ser azafatas en los eventos de velocidad”, bien “actuar como modelo (o modela) en La rueda de la fortuna en Antena 3 TV”, para ser estibadora en cualquier puerto, o incluso para emparejarse (o emparejarsa) con este o con aquella, pero no obligadas a los 9 años.
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En eso consiste la Libertad del ser humano; porque la Libertad más difícil de conservar es la de equivocarse, y en ese apartado personal nadie tiene derecho a inmiscuirse en el libre albedrío de los demás. Y quienes (o quienas) con subterfugios improductivos, se quedan con la denuncia de la (inadmisible) mutilación femenina, que es sólo el síntoma de una enfermedad mayor, a la que no se atreven a enfrentarse, la esclavitud, habrá que concluir que, con su actitud están formando parte del problema. Y, para concluir, se me permitirá que recurra a Cicerón: --La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. ¡Pues eso!
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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