domingo, 15 de abril de 2012

A la atención de, S.A.R la Infanta Doña Leonor de Borbón Ortiz

*Por Ángel Rico
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Alteza
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El atrevimiento de dirigirme a Vos no debe considerarse una falta de respeto, sino la necesidad de dejar constancia que ciertas actitudes de la Jefatura del Estado me duelen como español. Y, al fin y al cabo, por la contradicción de la Constitución Española consigo misma, Vos sois la segunda en la línea sucesoria a la Jefatura del Estado español.
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Es probable, Alteza, que entre las atribuciones del equipo de personas que se encargan de vuestra instrucción no estén el de informaros de las cosas que ocurren en España. Pero el hecho de que no os informen de lo que ocurre, no cambia la realidad, y lo que ocurre, está ocurriendo. La multisituación geográfica de vuestra Familia, en estos últimos días, demuestra el conjunto de síntomas de que algo va mal en esa Casa.
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Los estudiosos nos enseñaron que la tendencia a defender la República o la Monarquía es una cuestión de “estado de ánimo”. En el supuesto que eso fuese así, tengo que comunicaros que, a mi juicio, vuestro augusto Abuelo esta haciendo más por el advenimiento de la III República, --ergo, que Vos no ocupéis nunca las responsabilidades para la que Os estáis preparando-- que el Partido Comunista y Esquerra Republicana de Catalunya, juntos.
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Al mismo tiempo que el Gobierno de España se esfuerza en justificar los Presupuestos Generales del Estado para 2012, caracterizados por la austeridad y un recorte medio del 16%, respecto del año anterior, y para conseguir el apoyo de los contribuyentes, esgrime que el presupuesto de la Casa Real, tendrá un recorte del 2%, cuantificado en 170.000 euros, nos llega la noticia de que el Jefe de la Casa Real, participa en una cacería de elefantes que tiene un coste (por toda la parafernalia que conlleva) de casi esa cantidad. Es decir, si una cacería de paquidermos fuese una magnitud presupuestaria, el recorte efectuado por el Gobierno en relación a la Casa Real es de, solo, una cacería.
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Esos hechos, Alteza, no son comprendidos por la ciudadanía, creándose un malestar general, que acabará repercutiendo negativamente en el Príncipe de Asturias, que está siendo perjudicado por la sombra del, evidente, síndrome del “perro del hortelano” que caracteriza las últimas actuaciones de Vuestro augusto Abuelo. Y, como autodefensa, no sé si acertada o no, el Príncipe de Asturias se escuda en una melancólica sonrisa.
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Vos que Os están preparando, Alteza, para ser la máxima representante del Estado en la España que protagonizarán mis biznietos, con este tipo de actuaciones de Vuestra familia, cada día es más improbable que consigáis ese objetivo. Y es que los españoles siempre reaccionan de igual manera, ante iguales provocaciones.
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Aprended que las frases que no van acompañadas de hechos, sobre todo si las pronuncia el Jefe del Estado, se acaban avinagrando tras los malos ejemplos. Las innecesarias palabras, a saber: “--hablando se entiende la gente”, y sobre Zapatero: “--Es un hombre muy honesto. Muy recto. Él sabe muy bien hacia qué dirección va, y por qué y para qué hace las cosas”, “--La Justicia es igual para todos”, o las pronunciadas en la reunión mensual del Consejo Empresarial para la Competitividad, formado por las 16 empresas más importantes del país: “--Hay que arrimar el hombro”, resultan insultantes tras el caso de la cacería de paquidermos en Botsuana. Y el escenario quedará completo cuando nos informen del apellido y nombre que faltan por conocer.
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Somos conocedores de ejemplos de honrosas dimisiones de Presidentes de República, los casos de Alemania o Hungría, por cuestiones mucho más nimias que las conocidas en la Jefatura del Estado en España. Lo que inclina la opinión de la ciudadanía hacia la República, en detrimento de la manifiestamente mejorable Monarquía española.
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Mientras tanto debéis seguir, Alteza, el ejemplo y los consejos de la Princesa de Asturias, que está demostrando mayor categoría y responsabilidad que gran parte de esa familia, donde la dignidad. el decoro y la decencia no la aporta la sangre, por muy azul que esta pretenda ser.
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Si en el devenir de la Historia, se escribiese que Vos, Alteza, llegaseis a alcanzar la gran responsabilidad para la que estáis siendo instruida, dejaré estipulado en mi testamento que el mayor de mis biznietos, Os dirija una nota como esta, donde se Os ofrezca el respeto de la familia y, en mi nombre, se Os pida perdón por esta opinión mía.
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Sin otro particular deseando. Alteza, que con plena salud y máxima sabiduría, Dios Os guarde.
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Atentamente
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…He Dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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