viernes, 2 de enero de 2015

La parte contratante de la primera parte

*Por Ángel Rico
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Varios de los acontecimientos ocurridos en la última parte del pasado año, provocan que venga a la memoria aquella magistral frase de Groucho Marx: --"La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte"--. No me negará usted, respetado lector, que casos como, --“el acuerdo de retomar las relaciones diplomáticas entre la Cuba, de los Castro, y los Estados Unidos de Obama”, “la insistente retórica del Jorge Mario Bergoglio, para difuminar la cruel realidad del Islamismo” y “la estúpida insistencia de países europeos para que se considere a Palestina como un estado”-- no provocan recordar la parodia surrealista de los Hermanos Marx, en “Una noche en la ópera” cuando Groucho se proponía contratar al tenor, Ricardo Baroni (Zeppo) y negocian el texto literal del contrato.
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En todos los casos, los protagonistas políticos de la actualidad insisten en que: --la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte--. Porque en el fondo de cada cuestión, lo que predomina es una gran falsedad, que se quiere ocultar con “la parte contratante de la primera parte”. A pesar del documento suscrito entre EE.UU. y Cuba, los cubanos no tendrán libertad para elegir, para pensar, para actuar. En el caso de ese, incomprensible, proselitismo de Bergoglio por calificar al Islamismo con distintos tipos de adjetivos positivos que, en ningún caso se corresponde con la realidad que se ordena en los textos que imperan en la mencionada religión, el C’rán y la Sharía, respecto a quienes no cumplen lo que en dichos textos se ordena. Y, finalmente, en la obstinada insistencia occidental de que Palestina sea un Estado, ensoñación imposible por la realidad, toda vez que, en ese territorio no podrá existir un estado, tal y como lo entendemos en Occidente, con separación de poderes independientes, “Legislativo”, “Ejecutivo” y “Judicial”, por lo que no procede empeñarse en que las cosas sean como nunca podrán ser. Aunque el ministro de Exteriores español, García-Margallo, no tenga la necesaria capacidad política para ver, y por tanto asimilar, la realidad de esos territorios, porque la propaganda no es Derecho Internacional.
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Hay que ser consciente que, independientemente de la realidad, hay demasiados casos donde la política pretende confundir a la ciudadanía con mensajes, propuestas o acuerdos, que son falsos de toda falsedad. Aunque los interesados insistan con retóricas como “cambio de tendencia en la economía” o “ya no hay miedo a perder el empleo”, “en Cuba habrá libertad”, “el Islamismo en una religión de paz”, etc. Los ciudadanos miran confundidos, la insistencia en presentar una realidad de cartón piedra, donde detrás de los decorados dialécticos no hay absolutamente nada de lo que se predica.
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Pero el 2015 está aquí y la ciudadanía no puede limitarse a ser actores pasivos, como ocurrió en el 2014; hace falta más protagonismo, para defender los intereses de sus hijos y nietos, porque el futuro es lo suficientemente importante para dejarlo, exclusivamente,  en manos de los políticos, --de estos políticos--. Víctor Hugo, dijo: --El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad--. Usted, respetado lector, ¿es “débil”, “temeroso” o “valiente”? Es conocido que: --los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible y que los políticos se esfuerzan por hacer imposible lo posible--, de ahí que todas las opiniones razonadas cuentan, la suya ¡también!
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La vida en el 2015 deberá ser algo más que tirar los dados y esperar a ver que sale. Se necesita un poco más de esfuerzo para analizar, razonar y opinar sobre todas las cuestiones que, de una u otra forma, acabaran afectándonos. La falta de libertad en Cuba; la peligrosa realidad del Islamismo y la quimérica realidad de la Autoridad Palestina infectada por la organización terrorista Hamas, acabarán afectándole a usted, respectado lector, antes o después. Por ello, procede recordar aquella otra frase de don Groucho: --“Sólo hay una manera de saber si un hombre o mujer (o político) es honesto: preguntándoselo. Si dice que sí, no lo es”--. No deberá bastar con las propuestas o eslóganes, presuntamente, positivos porque en demasiados casos habrá un engaño subyacente que pretenderá que, en una teatralización gatopardista,  “cambiar algo, para que todo siga igual”.
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Los principios en política, como en la vida cotidiana deben mostrar el talante de cada cual. Cuando, Aristóteles, dijo: --Es necesario que haya uno o varios principios y aun, en caso de existir uno sólo, que éste sea inmóvil e inmutable--. ¡Pues eso, en 2015!
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..He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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