domingo, 22 de marzo de 2015

Israel ha indicado que quiere seguridad

*Por Ángel Rico
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Sobre Israel ha sido posible leer, tras la celebración de sus últimas elecciones, opiniones que pretenden analizar el alma del pueblo israelí, como si del informe del psicólogo se tratase. Un servidor, es de la opinión que, los diagnósticos  políticos  realizados  desde  la  distancia del sujeto estudiado, son tan insuficientes, como  los diagnósticos médicos realizados por teléfono; en ambos casos hay cuestiones que pasan desapercibidas, por muy doctos que sean quienes emiten sus informes. Y, en este grupo incluyo la opinión de mi muy respetado, Shlomo Ben Ami, a quien tuve el privilegio de conocer personalmente en 1989, cuando, siendo el segundo embajador de  Israel  en  España,  aceptó la invitación de la Joven Cámara Económica de Ciudad Real, que yo presidía entonces, para impartir la magnífica conferencia sobre  “Israel hoy”.  Ben Ami, estuvo con nosotros dos días, en Ciudad RealAlmagro y en mi propio domicilio; donde tuvimos la oportunidad de hablar, preguntar y cuestionar distintos asuntos, relacionados con la imagen que de Israel y su gente, que conocíamos por los medios de información.
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Desde entonces, y debido a una, inteligente, provocación intelectual, realizada por Ben Ami, un servidor,  ha viajado  quince veces en diez años, a Israel, (al fin y al cabo, por herencia familiar, soy un Judío Anussim de Sefarad) al objeto de empaparme, directamente, del pensamiento, de los sueños, de la realidad y de las necesidades de quienes habitaban aquel histórico territorio. En los primeros viajes, con la excusa de ser agrónomo, mi interés estaba en conocer la realidad de los “kibutz” (comunidades colectivas agropecuarias, socialistas) que ponían en práctica las ideas inspiradas, entre otros, por Tolstoi, que defendía que: --un pueblo no puede ser libre si no produce su sustento por si mismo,empezando por la producción agrícola--. Los resultados agronómicos de aquellas comunidades israelíes, han conseguido impresionantes logros que hoy día son utilizados en las zonas agrícolas más productivas del planeta.
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En posteriores viajes, tuve la oportunidad de tener contactos, asistir a conferencias y seminarios en las universidades de Tel Aviv, Hebrea de JerusalénBen Gurion-Beer Sheva y la Abierta de Israel; Pude hablar con estudiantes, árabes y judíos, con creyentes y agnósticos,  con emigrantes recientes y, con naturales de familiares en ese territorio desde 1947, y con algunos israelíes mayores pude, incluso, conversar en “judeo-español”.
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Y, siguiendo mi objetivo de comprender, de forma directa, la realidad del Pueblo de Israel, entre otros lugares, viajé a la ciudad vieja de Jerusalén, a los Altos del Golán, recorrí la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Ramala, Hebrón, Nablus,  la “Línea verde”, Elat, la Ribera Occidental, entrando en Jordania. Mi interés era histórico, etnológico y, sobre todo, personal. Pude detectar dos cuestiones que se repetían en la mayoría de mis interlocutores: --el interés por conquistar el futuro, y el miedo--. Pude percibir miedo a los árabes, por parte de los israelíes y por parte de árabes residentes en Israel, y de los árabes residentes en los territorios “palestinos”, incluso por los “jordanos”.
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Lo paradigmático, es que la Historia de Israel es la misma Historia de Turquía, Líbano, Siria, y Jordania, y es la Historia de la caída del Imperio Otomano después de la Primera Guerra Mundial; pero en mis viajes por Israel (1989-1999) había miedo en los ciudadanos residentes en ese territorio, que por la oposición árabe –no se han podido constituir dos Estados, uno junto al otro, conviviendo en paz y armonía--, por el mero hecho de la intransigencia árabe que no aceptará nunca la existencia del Estado de Israel. Por ello el  Plan para Palestina, acordado por la ONU, nunca fue puesto en marcha, porque aunque los judíos lo aceptaron, los árabes musulmanes no. Esta amenaza de grandes dictaduras, a la única democracia de la región, estuvo siempre ayudada por la creencia general de que Israel es el único Estado que se creó de forma “artificial” en el Medio Oriente; cuando en realidad todos los países que hoy forman parte de la zona fueron creados de la misma manera por Europa a partir de 1922, respondiendo exclusivamente a los intereses comerciales de Francia y de Inglaterra, que pactaron en secreto dividirse entre ellos el territorio,para tener allí sus colonias. Del recorrido de ese territorio, se puede concluir que, quienes diseñaron las fronteras, son responsables de las dificultades de convivencia actual, porque al estar divido el territorio entres partes, para ir de una parte a otra de Israel o de Palestina Palestina, es necesario atravesar territorio de la otra parte.
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Israel declaró su independencia en 1948 y ese mismo día todos los países árabes del Medio Oriente, --Líbano, Siria, Transjordania, Egipto, e Irak apoyados por Arabia Saudita, Libia y Yemen--, (siete ejércitos contra uno) le declararon la guerra a Israel. Aunque todos los estados eran nuevos y habían sido creados de la misma manera apenas 20 años antes. Conviene no olvidar que, parte de la situación geográfica actual es el resultado de una guerra que Israel no inició.
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Desde entonces, --en la cuestión israelo-palestina-- todo gira entorno a un peligroso “bucle melancólico” caracterizado por el sentimiento generalizado de Occidente que, de hecho, está distanciado de la problemática real que alimenta el conflicto, delegando el análisis y propuesta de soluciones a las llamadas ciencias sociales (la historia, la antropología, la sociología, etcétera).  Esa misma sociedad acomodaticia se alimenta de informaciones vacuas y pseudocientíficas,  aportadas por un periodismo ligero e interesado, que no favorece el, pertinente, debate intelectual, histórico y político.
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Con esa realidad, no consigo comprender los argumentos de Shlomo Ben Ami, en relación a los resultados electorales en Israel, que en un artículo titulado “La victoria del miedo en Israel”, da a entender que, se han equivocado la mayoría de los electores, ni en qué ayuda al asunto, decir que: --Benjamin Netanyahu es con toda probabilidad el peor primer ministro de la historia de Israel—(Sic). Cómo si el miedo no fuese un argumento vital en las decisiones del ser humano; o como sino hubiese quedado demostrado que, por ejemplo, Barack Hussein Obama, es el peor presidente de Estados Unidos de la Historia y, su condescendencia con Irán, no estuviese generando miedo, entre los ciudadanos de buena fe. Y visto lo visto en los países de la OCDE, tan respetables los argumentos, que hablan de “seguridad” como aquellos que hablan de “crecimiento”; aunque habrá que tener presente que: --sin seguridad no habrá crecimiento económico--. Por ello, podría ser calificado como “mojigatería” que los israelíes progresistas se escandalizasen por la advertencia de Netanyahu: --“Los árabes acuden a votar en masa, en autobuses fletados por la izquierda”--, lo que teóricamente motivó la participación de los ciudadanos para quienes “el miedo” es un argumento tan respetable como cualquier otro. Y votaron al partido de centroderecha “Likud”.
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Es indiscutible, y yo coincido con Netanyahu, que: --la retirada de Israel de Gaza y el subsiguiente ascenso de Hamás son pruebas de que cada trozo de tierra que cede Israel está destinado a ser una base de lanzamiento de misiles contra el país--; semejante peligro es un aliciente para que los israelíes quieran participar, con su voto, en la seguridad colectiva. Como también coincido con Ben Ami, cuando recuerda que: -- Los palestinos nunca han aceptado ninguna de las propuestas de paz dela izquierda en estos años, y la fragmentación actual de la política palestina—con una OLP débil e ineficaz y un Hamás obsesionado por la opción de la guerra, irracional y contraproducente— no deja mucho margen para ser optimistas.
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No existe una gestión creativa y valiente del conflicto, --salvo la rendición preventiva-- porque a las autoridades palestinas, el actual status quo les es rentable, económica y políticamente.
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No pretendo desautorizar la opinión de Shlomo Ben Ami, --parlamentario en la  Knéset (1996) por el Partido Laborista,  ministro de Seguridad Pública (1999) y, posteriormente (2001), ministro de Asuntos Exteriores; director de las negociaciones secretas,  con  Abu Alá,  en  Estocolmo, en el año 2000; lo que quiero manifestar es que, como  dijo,  Tito Livio: --El miedo  siempre  está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son--, y  para los israelíes que viven permanentemente allí,  las cosas son como son, y con sus votos  lo han manifestado.
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso

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