sábado, 25 de julio de 2015

Vivir peligrosamente, pero no a cualquier precio

*Por Ángel Rico
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Le contaré a usted, respetado lector, que el 24 de agosto de 2010, (y perdón por la autocita), escribí un “Off the record” titulado “Yo acuso a mi gobierno” donde afeaba que: --el gobierno español, de entonces, hubiese pagado para conseguir  “la liberación de Albert Vilalta y Roque Pascual” de las manos de Al Qaeda del Magreb Islámico, tras la liberación en el mes de marzo anterior de la también secuestrada, Alicia Gámez, donde los tres participaban como cooperantes en una caravana de la ONG Barcelona Acció Solidaria--. Denuncié entonces que, con dinero de los contribuyentes, el gobierno estuviese engordando las arcas de los terroristas, con un caudal que serviría –sin lugar a dudas—para seguir secuestrando y asesinando. Manifestando mi postura de que: --¡Nunca! ¡en ningún caso!, los gobiernos deben pagar para liberar a personas secuestradas por terroristas--.
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En los últimos días, hemos tenido conocimiento que, tres periodistas españoles, --Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre—están desaparecidos en la ciudad de Alepo, en Siria, desde hace varias semanas y, el Gobierno de España intuye que puedan haber sido secuestrados por alguno de los grupos armados que actúan en la zona. En relación a esta cuestión, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha pedido “mucha cautela” indicando que “el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) se está encargando del asunto"--.
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Es un hecho, difícil de demostrar, pero que está en la mente de muchos que: --siempre que un secuestrado español fue  liberado, lo fue a cambio de un  dinero (de los fondos reservados) por el rescate--. Dinero, gubernamental, que servirá para que los terroristas sigan ejerciendo el terror.
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Países como Estados Unidos, Japón, Alemania y el Reino Unido, tienen establecido “no pagar para liberar rehenes nacionales” y los países del G8 (los ya citados, más Canadá, Italia, Rusia y Francia) en su cumbre de 2013, “acordaron no pagar rescate por rehenes”. Son conocidos ejemplos anteriores de Francia, que para liberar a nacionales suyos, pagaba el rescate con la particularidad de que: --el dinero entregado a los secuestradores estaba balizado y una vez que los secuestrados habían sido liberados, tropas de élite localizaban y eliminaban a los terroristas--. Ejemplos, como el de Somalia del año 2013.
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Es discutible que los familiares deban o no pagar el rescate, lo que debe estar claro es que “los gobiernos no deben pagar en ningún caso”, porque pagar rescates supondrá un efecto llamada, para que los españoles corramos más riesgos que ciudadanos de otros países donde se conoce que, en ningún caso, pagarán rescates.
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Tucídides fue el primer corresponsal que dejó registro sobre las guerras del Peloponeso, donde también participó en la lucha. Desde entonces, lo que entendemos como guerras, ha ido cambiando con el tiempo. El primer caso conocido de un “corresponsal de guerra” fue en la Guerra de Crimea, (1853-1856), donde el periódico The Times envió  al periodista irlandés Willian Howard Russel.
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La Historia nos enseñó la actividad de Whiston Churchill, corresponsal en 1895 de la Guerra de Cuba, y en 1899 en la Guerra del Morning Post, en Sudáfrica, donde fue hecho prisionero.
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De la Primera Guerra Mundial, conocemos las crónicas de John Reed, que contó, en  “The Bulletin” desde una visión, subjetiva y comunista, lo acaecido en la primera gran guerra, hasta la Revolución Rusa, con su testimonio “Diez días que estremecieron al mundo”. En esta Gran Guerra hay que tener presente los escritos del periodista español, Agustí Calvet Pascual, que firmaba con el seudónimo de “Gaziel”, publicados en La Vanguardia;  muchos de aquellos escritos se han recogidos en el libro, que recomiendo, “En las trincheras
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En la Guerra Civil Española, aparece en escena el húngaro, Ernö Andrei Friedman, más conocido como “Robert Capa” fotoperiodista que mostró la realidad de la guerra española y la Segunda Guerra Mundial, que cubrió para Life, desde los bombardeos de Londres, el conflicto en el norte de África, la invasión de Sicilia, el desembarco en Normandía, llegando junto a los aliados, a la derrota de Berlín. En 1947, fundó la legendaria Agencia Magnum, con los colegas, Henry Cartier-Bresson, George Rodger y David “Chim” Seymoyr, quien moriría a manos de los egipcios cerca de Suez, durante la Guerra de los seis días, en la Península del Sinaí, en 1967.
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En la Historia reciente, conocimos a -“un tal”- Alfonso Rojo, reportero de guerra español, que nos fue informando de la Guerra civil en Nicaragua (1979); y para el diario El Mundo, la Primera Guerra del Golfo en Irak, que junto con el enviado de la cadena de televisión CNN, Peter Arnet, en 1991, fueron los dos últimos reporteros en seguir informando desde Bagdad, de la guerra de la coalición internacional contra Sadam Husseim.
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Así, crónica a crónica, la ciudadanía fue siendo consciente de lo que ocurría en aquellos conflictivos lugares del mundo. Supimos, (entre enero de 1998 y junio de 1999)  de la Guerra de Kosovo, un enfrentamiento armado entre el “Ejército de Liberación de Kosovo(UÇK), (antigua Yugoslavia) apoyado por Albania, la OTAN y la KFORcontra  Serbia y Montenegro; periodistas europeos nos contaron, con todo detalle, lo que allí sucedía; entre ellos tengo el privilegio de ser amigo de, Isabel Lourenço, que durante el conflicto (en la actual Serbia) envió sus crónicas para la “Agência Lusa”.
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Como escribió, Robert Capa: --“La guerra es como una actriz que envejece. Cada vez menos fotogénica y más peligrosa”— Hasta que apareció el Grupo Yihadista Estado Islámico,  como protagonista en conflictos, con sus brutales tácticas, que incluyen asesinatos en masa, crucifixiones y decapitaciones difundidas por las redes sociales. Para los objetivos del Estado Islámico, cualquier circunstancia es positiva. Desde las matanzas de civiles (cristianos, ortodoxos o musulmanes) al llegar a las ciudades conquistadas, hasta las matanzas de civiles cuando estos, los civiles, pretenden quedarse en las ciudades que abandonan los yihadistas. Cualquier matanza, la utilizan para agrandar la campaña propagandística de aterrorizar a todos los demás.
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 De ahí, que haya que analizar, con objetividad, los deseos de aventura de los periodistas “freelance” que sin representar a ningún medio y haciendo uso de su libre albedrío --¡faltaría más!— deciden fomentar su libertad profesional, convirtiéndose en los (únicos) responsables de su tiempo, de su capacidad de decisión y de las posibilidades de vender, al mejor postor,  las noticias conseguidas en el autodenominado “Califato Islámico”.
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Pero ese enorme riesgo, no tiene que estar “asegurado” con la incoherente actitud de un gobierno que, sin otra alternativa prevista, siempre acaba actuando de la forma más fácil, --“pagando para la liberación de los rehenes”--. Esa hipótesis, además de ser contraria a la ley, --por colaboración con los terroristas--  supondría un, inadmisible, agravio comparativo. --¿Por qué sí pagar por liberar a unos periodistas, y no pagar por liberar del yihadismo a una española casada con, por ejemplo, un sirio? ¿Por qué centenas de muertes, a manos del irracionalismo yihadista, deben ser menos motivadoras que la desaparición (esperemos que solo sea eso) de tres periodistas?--
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Dicho lo anterior, me reafirmo en lo que escribí en 2010: -- Por ello yo acuso a mi gobierno, por su cobarde actitud política, que supondrá que aumente la inseguridad en los movimientos de los ciudadanos libres. Y también acuso a la sociedad por la actitud hipócrita, cobarde, tibia, hedionda y cómplice que permite que mi gobierno aumente las arcas de los grupos terroristas aliados para seguir realizando su actividad.
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Yo, que por mi actividad, me muevo de “aquí para allá” y de “allá para acullá”, en mi nombre y en el de mi familia, en caso de sufrir (de forma directa o cualquier miembro de mi familia) un secuestro por terroristas, solicito que en ningún caso se acepte el chantaje, ni se pague cantidad alguna por la liberación—  Lo dije en 2010 y lo reafirmo hoy.  
Porque como dijo,  Ryszard Kapuściński: --"Los cínicos no sirven para este oficio"--
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…He dicho!
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*Es Presidente del Instituto Hispano Luso, y miembro asociado de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE)

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